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Los Cuadros de Jesús – Parte VII

Estudios Bíblicos

Predica de Hoy: Los Cuadros de Jesús – Parte VII

LOS CUADROS DE JESÚS – CAPÍTULO 12

TEXTO BIBLICO:  Juan 12:12-15

JESÚS COMO REY

Sin duda que uno de los títulos con el que se puede reconocer mejor el carácter de nuestro Señor Jesucristo, es el que dio aquella multitud que le recibió el domingo, mayormente conocido como “domingo de ramos”.

Claro está que la gente de su tiempo aguardaba la esperanza de un Mesías-Rey, cuya función principal sería la de gobernar con mano dura, sobre todo para vengar a los que les oprimían en su tiempo.

Los judíos esperan el día cuando Dios levantaría a un gran rey para ponerse en su trono y pelear y destronar al gobierno de turno, para ese momento el imperio romano. Pero Jesús fue y es Rey. No es extraño que sus primeras palabras tuvieran que ver con un reinado.

Cuando comenzó su ministerio dijo: “Arrepentíos y convertíos porque el reino de los cielos se ha acercado”. Y en otra ocasión dijo: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos sufre violencia, y los valientes lo arrebatan”. Mateo 11:12.

Es un hecho que el reino del que habló Cristo, y al cual nos ha introducido, no es terrenal. Ante la pregunta de Pilato: “¿Eres tú rey?”, su respuesta fue: “Pero mi Reino no es de aquí, no es de este mundo” (Juan 18:36). Y, efectivamente, Jesús no es rey de este mundo. Los reinos de este mundo tienen marcados sus tiempos. Vea la historia. Muchos reinos vinieron y se han ido.

Casi siempre son sustituidos, pero el reino del cual Jesús hablaba es de uno que será para siempre. Aun aquellos que sostienen la idea de un reino milenial, al final saben que el reino de Cristo será por los siglos de los siglos. En este sentido él es y será el Rey.

Él no es el rey de una comarca, de un territorio, de un grupo de naciones. Él es el Rey del vasto universo, pero también es el Rey de los cielos ante quien todos se postran (Apocalipsis 4:2-6).

Por otro lado, es bueno decir que, si bien es cierto Jesús entró como entraban los monarcas reinantes, después de haber vencido en una batalla, la diferencia estuvo en que él ni entró con los trofeos de guerra y en lugar de eso entró montado en un asno en lugar de un caballo. Esa fue la diferencia.

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