Epístola a los Hebreos – Parte VII

Ahora el autor sigue haciendo su comparación con este sacerdote, los terrenales y Jesucristo (verss. 5-9)

Las especificaciones del trabajo de los levitas y su sostén fueron dadas por Moisés en la ley. Ellos recibían el diezmo de su propia gente. De hecho esa tribu no le fue dado algún territorio de la tierra conquistada sino casas done pudieran habitar.

El autor hace mención de que aquellos de donde sale el diezmo para la tribu de Leví, provenían también de Abraham. Sin embargo, aquel misterioso personaje que superaba a Abraham, le dio su bendición por cuanto él era el heredero de la gran promesa.

Ahora leemos:

11 “Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?” 12 “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;” 13 “Y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al altar”.

Mis amados, hay una verdad extraordinaria en el texto. El autor llega a la conclusión que el sacerdocio levítico iba a tener su fin, lo cual significaba que la ley misma había cumplido su propósito al describir este oficio; pero que no podía a través de esa orden obtener la perfección, por cuanto eran también hombres débiles, mortales, e incapaces de salvar sus propias vidas; y muchos menos podían salvar las almas de los que acudían a ellos. Por tal razón, la aparición de otra orden, la de Melquisedec, haría posible el sacerdocio de Cristo, ¡uno que jamás perecería!

El asunto mi amada gente, es que el Sumo Sacerdote de nuestra profesión, aquel que posee la vida eterna, el que no tiene principio ni término de días, permanece vivo para siempre y puede dar vida a todos los que a Él se acercan.

En virtud de todo lo acá expresado, el autor nos da esta palabra final (verss. 14-16)

Así es el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo, no viene de ninguna tribu, ya que el suyo es según la orden de Melquisedec, el tipo que representaría perfectamente su mesianismo. No fue constituido según los mandamientos que establecía la ley, sino como lo dice el autor: “según el poder de una vida indestructible”.

17 “Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” 18 ”Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.” 19 “(Pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.” 20 “Y esto no fue hecho sin juramento;” 21 “porque los otros ciertamente sin juramentos fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” 22 “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.” 23 “Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;” 24 “mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;” 25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”

Y el autor nos dice finalmente que aquel sacerdote nos convenía, por varias razones (verss. 26-28)

26 “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;” 27 “que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.” 28 “Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre”.

Bendito sea por siempre nuestro Mediador Eterno según el Orden de Melquisedec. Amén.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.

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Epístola a los Hebreos – Parte VI

1 comentario en «Epístola a los Hebreos – Parte VII»

  1. Amados en Cristo ya lo profetizo Isaías 6:9 niño nos es nacido hijo nos es dado y se llamará su nombre Dios fuerte padre eterno consejero príncipe de paz.

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