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Epístola a los Hebreos – Parte IV

Estudios Bíblicos

Estudio Bíblico de la epístola a los Hebreos 4

CAPÍTULO 4: Todavía Pendiente el Reposo

Introducción (vers. 1)

El autor no podía comenzar con una mejor palabra que esta: “Temamos”. Creo que esta palabra a veces se hace lejana en nosotros por la cotidianidad en la que nos envolvemos, pero también cuando el pecado, como fue tratado en el capítulo anterior, hace el  trabajo de endurecer el corazón.

Cuando tememos a Dios, como alguien dijo, no importa si no tememos a los hombres, pero si no tememos a Dios, da lo mismo si tememos a los hombres. ¿Por qué debemos temer de acuerdo a este contexto del pasaje?

Porque hay una promesa todavía para poder entrar en el reposo de Dios. La advertencia de por qué debemos temer, es porque pudiera haber alguno que, viviendo a espaldas de Dios, comprometa su entrada a ese lugar del reposo eterno.

El autor sigue trabajando con este asunto y nos presenta otro texto de advertencia (vers. 2)

Mis amados hermanos, el evangelio ha sido predicado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. El tema acerca del reposo al que se había invitado a Israel antes, y se invita a la iglesia de hoy, sigue aún vigente.

Su referencia es más hacia la herencia a tomar, vista en lo que sería para Israel la tierra prometida (Canaán); sin embargo, Israel no aprovechó tal promesa porque ellos tuvieron un corazón incrédulo. Era obvio que los israelitas no cultivaron la fe “una vez dada a los santos” del Antiguo Testamento, sino que se empeñaron en provocar a Dios con su actitud de incredulidad activa.

El asunto más importante de este texto es hacernos ver, que fue por la incredulidad de Israel que fallaron en no aprovechar todo lo que fue el ofrecimiento de Dios para que entraran en su reposo. Amados, nadie se perderá para siempre sin que haber tenido la oportunidad de conocer acerca de ese reposo divino. De esta manera concluimos, que es la fe la que trae el beneficio de entrar a ese reposo.

Diferencia, entre lo que hace la fe y lo que hace la incredulidad (vers. 3)

Ahora el escritor hace una separación que nos indica la diferencia, entre lo que hace la fe y lo que hace la incredulidad.

Mis amados, debemos ver lo interesante de esta Palabra para entender la posición del libro respecto al tema de entrar en el reposo. Por un lado, se afirma que lo único que nos da la seguridad de entrar en el reposo es nuestra fe. Es por eso la afirmación: “los que hemos creído entramos en el reposo”.

¿Hay alguna contradicción entonces porque el Señor juró que algunos no entrarían en su reposo? De ninguna manera, lo que está aquí de manifiesto es que la preocupación del escritor va más allá de la poca fe de los del pasado, cuya mayor característica era su incredulidad; por una fe perseverante que es la que al final triunfa. La incredulidad cierra la puerta, pero la fe la abre al reposo eterno.

Ahora necesitamos seguir viendo que lo que los israelitas no lograron, sigue estando al alcance de los hombres y mujeres de fe (verss. 4-7).

Veamos lo interesante de este pasaje. El hecho de que los israelitas hayan fallado en no entrar en la promesa, no canceló la verdad de que algunos, entre los que estamos nosotros, entraríamos en ese reposo.

Por lo tanto, la promesa de la que habla David en su Salmo 95, renueva su ofrecimiento pues la condición: “si oyereis hoy su voz” sigue vigente. Así que el asunto sigue siendo, oír su voz  y mantener una fe perseverante. Veamos mejor esto, los primeros no entraron por su desobediencia, pero las puertas para el reposo eterno siguen estando abiertas para los que no endurecen su corazón.

Ahora el escritor sigue con su argumento acerca del entrar o no al reposo, trayendo el liderazgo de Josué, quien, aunque introdujo al pueblo a la tierra, aun así ellos no entraron en el reposo.

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