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Epístola a los Hebreos – Parte XI

Estudios Bíblicos

CAPÍTULO 11: El Gran Tema de la Fe

Estudio Bíblico de la epístola a los Hebreos 11

Así comienza el esperado capítulo 11 de este inigualable libro de los Hebreos:

1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. 2 “Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos”. 3 “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. 

Cuando el autor llega a esta parte de su libro y nos ofrece todo un capítulo para hablar de la fe, es como estar en presencia del cierre de un ciclo de lo que nos ha venido hablando. Una de las palabras que más usamos en nuestro diario andar como hijos de Dios, es la “fe”.

Son apenas dos letras, las que nos ayudan a vivir y es ella, la que finalmente determina el destino que tendrá nuestra alma. La forma cómo se define la fe, pone de manifiesto que ella trabaja en el campo netamente de lo espiritual, por lo que se nos va a decir más adelante, que todo lo que no proviene de fe es pecado.

Una bendición saber lo que puede hacer la fe

Mis amados hermanos, es una bendición saber lo que puede hacer la fe. De una manera muy breve el autor nos habla de la naturaleza de la fe, el honor que va asociado con ella y cómo los hombres han podido lograr grandes cosas a través de la fe.

El último versículo del capítulo anterior nos dejó claro, de cómo la fe está basada en la promesa divina, cuando el autor nos dijo: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (vers. 39).

La certeza de la fe está basada en las promesas divinas, siendo ésta una de las más importantes. Por otro lado, la fe es “la convicción de lo que no se ve”. Hay una esperanza en la realidad de lo que no se ve, pero tenemos la convicción de que sí estará allí.

De igual manera, la fe es la manera como ella se presta para honrar a los hombres del Antiguo Testamento, cuyas vidas y ejemplos estuvieron rodeados de actos, proezas y desafíos que solo fueron posible a través de una vida de fe. La fe de ellos les hizo alcanzar buen testimonio, pero su fe siempre estuvo basada en la fidelidad de Dios. Y el autor también nos dice que es través de la fe, que podemos llegar a entender la existencia de todo lo creado.

Mis amados, los hombres que creen en esa tonta teoría de que el mundo vino de la nada a través del “big bang”, y que luego ha ido evolucionando, han tratado de poner a un lado la fe. Pero los hombres y mujeres que creemos en nuestro común Dios y salvador, damos por sentado que este mundo fue hecho por la Palabra creativa de Dios. Así que, contrario a los que sostienen que este mundo surgió de la nada y al azar, nuestra fe nos dice “que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. ¡Eso es realmente tener fe!

Ahora el autor, como alguien que quiere hacer justicia a esos héroes de la fe del A.T., nos da una lista de ellos, quienes con sus vidas y sus hechos son presentados como auténticos modelos, para imitar su fe.

Cada uno de ellos nos ofrece una faceta de la fe, de acuerdo a lo que tuvieron que enfrentar. Así tenemos:

4 “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella”.

Mi amada gente, en Abel encontramos un ejemplo de la fe que agrada a Dios. No se nos dan muchos detalles de su vida en aquellos comienzos de la historia de la humanidad, pero un solo acto de su vida lo ha marcado como el hombre que presentó un excelente sacrificio, o un mejor sacrificio, al compararlo con el que presentó su hermano Caín.

Al igual que Abel, nosotros somos llamados a lograr la aceptación de parte de nuestro Dios, sobre la base de un mejor sacrificio del nuevo pacto. Los sacrificios que Dios rechaza son aquellos que se hacen sobre la base de buscar un reconocimiento y aceptación propia, ya que lo que buscan es satisfacer un deseo de una gratificación personal. Esa es la forma cómo el incrédulo siempre ofrece a Dios, y Caín es un símbolo de ello. La sangre derramada por parte de Abel en su sacrificio, contiene la esencia de la ofrenda que agrada a Dios.

Héroe de la fe

Otro héroe de la fe que nos menciona el autor, tiene que ver con un patriarca, el que vivió menos dentro de aquellos cuyas edades estaban sobre los 900 años. Pero que al final, fue uno que vivió más que ellos porque no experimentó la muerte ¿Quién fue?

5 “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”.

En esta lista aparece Enoc como otro gran ejemplo de la fe. La de él, la podríamos llamar: “la fe que camina con Dios”. Este será el primer ejemplo de un arrebatamiento bíblico. Su vida y su caminar con el Señor fue de tal naturaleza, que mientras los demás patriarcas vivieron más años que él, finalmente todos murieron; pero sin embargo, este hombre a los 300 años de vida fue traspuesto al cielo por Dios.

Le pareció a Dios que su comunión era tan íntima y tan grande con este patriarca, que tomó la decisión de llevárselo para tenerlo más cerca. Con este hecho está confirmado, que la muerte no se iba a enseñorear sobre la vida del creyente. ¡Años después el Señor Jesucristo la vencería por completo! La fe de un hijo de Dios debiera producir esta clase de vida que también agrada a Dios. ¡Caminar con Él es el asunto más importante para todo creyente!

Ahora el autor hace una especie de paréntesis para hablar de lo que representa la fe delante de Dios. Así nos dice el pasaje:

6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

Mi querida gente, si bien hasta acá el autor nos ha hablado de lo que hace la fe, ahora nos trae un texto que se constituye en la esencia de la vida misma. Entonces, podemos afirmar que: los ateos no pueden agradar a Dios porque ellos no creen en Él.

En general, los hombres esperan que Dios les resuelva todas las cosas pero no le toman en cuenta, ni ven en la fe la importancia que ella tiene; entonces, no pueden pretender que Dios obre en sus vidas. Si no hay una fe anticipada, no podremos agradar a Dios. De esto se deduce que lo que Dios toma en cuenta para ser de su agrado, es nuestra fe.

Mis hermanos, la esencia de este texto es mostrarnos que hay dos elementos en la fe. Uno es que, hay que creer que Dios existe, y el otro es que, Él es un Dios personal que cumple con sus promesas. Cuando nuestra fe la traemos delante de Él de esta forma, entonces se nos confirmará que esa es la fe que le agrada a Dios. Por lo tanto, no hagamos nada para agradar a Dios, si no poseemos una fe capaz de levantar el gozo y la satisfacción divina.

Así, pues, frente a un mundo que cada vez más se aleja de Dios y con sus actos desagrada a Dios continuamente, como sus hijos hagamos la diferencia. ¡Nacimos para agradar a Dios y no a los hombres! Si nuestra fe no le agrada, entonces no importa a quien le agrademos. Vivamos pues, como estos héroes de la fe, agrandándole con nuestras palabras y con nuestros hechos. Este capítulo todavía no está cerrado, así que viva de tal manera que pueda ser contado también como un hombre o una mujer de fe. Amen.

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