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Los nombres del mal

Estudios Bíblicos

Prédica de Hoy: Los nombres del mal: Lucifer, Satanás y Beelzebú

Introducción

A lo largo de las Sagradas Escrituras, la personificación del mal aparece señalada bajo diferentes nombres. De igual modo, al hablar sobre nuestro Padre Celestial, los autores emplean distintas designaciones. Encontramos, por ejemplo, nombres como Adonai, Yaveh y Jehová.

Como hijos de nuestro Señor, debemos procurar saber qué significado tienen estos nombres. Una correcta comprensión de las enseñanzas bíblicas es necesaria con miras a una práctica adecuada de nuestra espiritualidad. Bien nos dice Pablo en su segunda carta a Timoteo que la palabra de Dios nos enseña y hace sabios (Cf. 2 Timoteo 3:14-17).

Vamos a explorar, entonces, tres de los nombres usados en las Sagradas Escrituras para hablar sobre la figura que representa al mal: Lucifer, Beelzebú y Satanás.

I. Los nombres del mal: Lucifer

La historia de este nombre tiene una particularidad, ya que, inicialmente, se empleaba para designar al planeta Venus y, luego, para referirse al diablo. ‘Lucifer’ proviene del hebreo helel (hêlēl – h1966). Expresión que, traducida a nuestro idioma, significa ‘el que brilla’, ‘el que resplandece’.

En su sentido original, como se dijo, hacía referencia al planeta Venus. Sin embargo, por extensión, se emplea en la Biblia para referirse a ciertos elementos o fenómenos del cielo.

En el Antiguo Testamento, justo cuando Zofar acusa de maldad a su amigo Job, podemos encontrar una de estas acepciones de la voz helel.  Zofar, convencido de la inequidad de Job, le exhorta a enderezar su vida ante los ojos de Dios.

En su exhortación, le advierte a Job que, si abandonase el pecado, su vida brillaría como la luz de la mañana (Cf. Job 11:17). Aquí la expresión ‘luz de la mañana’ – o ‘ser como la mañana’ – es una de las traducciones de halel. De este modo, encontramos un ejemplo de cómo, en su raíz hebrea, ‘Lucifer’ guardaba relación con la idea de luz, brillo o resplandor.

El libro de Job

El mismo libro de Job nos da otra referencia que, aunque no idéntica, sí es muy semejante a la anterior.  El parecido se debe a que, una vez más, halel apuntaba a una descripción del cielo o, más exactamente, una de índole astronómica.

La mención tiene lugar en un momento en que Jehová se manifiesta ante la angustia de Job. Le pregunta, entonces, si acaso él tiene el poder para controlar las constelaciones del cielo.  Así, queda subrayado el parentesco entre halel, o sea ‘Lucifer’, y nociones relacionas con la luz o el cielo (Cf. Job 38:32).

Surge entonces la duda sobre el presunto cambio de significado que ‘Lucifer’ habría de tener para referirse después al diablo. Pues bien, aquí intervienen dos factores: por una parte, un pasaje bíblico; por otra, la decisión de un traductor.

El libro de Isaías

El versículo bíblico está en el libro de Isaías y trata sobre el escarnio del rey de Babilonia: “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!” (Isaías 14:12).

Podemos ver que ‘cielo’, ‘luz’ y ‘mañana’ son ideas que vuelven a estar presentes. La expresión ‘Lucero’ es aquí la traducción de helel y será la base para su posterior significado como nombre del diablo.

Llegados a este punto, debemos hacer una pequeña observación de carácter histórico, núcleo del segundo motivo que explicaría el mencionado cambio de significado.  Entre el siglo IV y V, San Jerónimo, como traductor de la Biblia por encargo del papa Damaso, modificó la traducción de helel vigente en su tiempo.

Para ese entonces, helel había sido traducida al griego como Eosphoros, que vendría a significar algo así como ‘el portador del alba’. La traducción resultó ambigua en su tiempo, por ello, San Jerónimo, yendo a la raíz hebrea, tradujo helel al latín como ‘Lucifer’, que significa ‘portador de luz’. A partir de entonces, la traducción de San Jerónimo se hizo oficial y se creyó que el pasaje de Isaías explicaba la procedencia del diablo.

II. Los nombres del mal: Satanás

El origen de ‘Satanás’ puede rastrearse en el hebreo “Σατανᾶς” (satanas – G4576), derivado de sâtan que, a su vez, traduce ‘albergar animosidad contra alguien’. En varias partes es presentado como enemigo de Dios y de sus hijos. Así, en el final de los tiempos, dice la Biblia, Satanás será derrotado por Miguel y sus ángeles, miembros del ejército de Dios (Cf. Apocalipsis 12:7-12).

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