Sardis – En cuidado intensivos

Es posible que la iglesia contara con una buena organización. Todo parecía marchar bien. Si alguien la juzgaba desde afuera, bajo un punto de vista congregacional, y organizacional, a lo mejor tenía los mejores elogios. Pero lo cierto era que aquella iglesia no tenía vida.

Se ha dicho que no hay cosa mejor organizada que un cementerio; sin embargo, allí no hay vida. Las características de una iglesia al estilo Sardis es que pudiera estar conformada por personas que desde el exterior profesaban a Cristo, pero no hay una vida espiritual.

El Dr. William Barclay ha dicho: “Una iglesia corre el peligro de morir cuando empieza a alabar su propio pasado, cuando le preocupan más las formas que la vida, cuando se preocupa más de los sistemas que de amar a Jesús, cuando tiene más interés en las cosas materiales que en las espirituales”. Un muerto no necesita que se le maquille su rostro, lo que él necesita es vida. Eso es lo que cambiará su estado.

II. SARDIS LA IGLESIA CON SUS NIVELES ALTERADOS

1. “Porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios” (vers. 2c)

¿Qué necesita una iglesia que se está muriendo? ¡Por supuesto que lo que necesita es vida! El Señor Jesucristo, el más interesado en la salud de su iglesia, le recomienda la medicina exacta para levantar su actual estado.

Él jamás le dirá a su iglesia como le dijo al Israel de Moisés que lo iba a raer de la tierra. El Señor llama a la iglesia moribunda a “afirma las otras cosas que están para morir”, porque “no he hallado tus obras perfectas delante de Dios”.

No hay prosperidad espiritual cuando nos conformamos sólo con ritos y ceremonias. El Señor busca verdaderos actos de piedad y poder espiritual. La iglesia de Sardis, al igual que las demás, era una iglesia del Señor. Cristo murió por ella. Es verdad que estaba a punto de morir, pero ella es pertenencia divina.

Algún apóstol la había formado. Alguien con amor desinteresado la había constituido como iglesia. Entonces había que auxiliarla, darle vida porque sus niveles estaban alterados.

La iglesia de Sardis aparece como la más necesitada de la intervención divina. Sus obras no calificaban a la mirada del Señor, pero él tampoco quiere su muerte. Él desea que ella viva. Que se levante. Que revive las obras que hizo en el pasado.

2. Vivir en la carne, es dormir en el Espíritu (vers. 2a)

Una cosa es la vista de los hombres, pero otra muy distinta es la vista divina. Dios nos ve como realmente somos. El estado moribundo de la vida espiritual debe vigilarse. En la Biblia encontramos varias veces la orden de despertarnos.

Pablo dice en la epístola a los Efesios: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo!” (Efesios 5:14). Es como si nos dijera: “afronta con seriedad tu condición, cambia tu estado, muévete en otra dirección; sal del aburrimiento y levántate para ser el hijo de Dios que él espera usar y bendecir”. Vigilar es lo contrario de dormir.

Deja un comentario