Sardis – En cuidado intensivos

La tendencia es más a conformarse en la vida espiritual. La religiosidad es lo que produce un olor a muerte. La plenitud de Cristo en el creyente es la vida a la que nos llama el Señor.

Él dijo dos cosas muy importantes respecto a esto: “El que cree en mí, como dije la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior” (Juan 7:38); y además dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). La muerte no tiene nada que ver con el evangelio de Cristo, porque aún los que mueren físicamente se les promete la resurrección de los muertos.

3. “Acuérdate… guárdalo, y arrepiéntete” (vers. 3)

¿Qué es lo que ha recibido una iglesia? ¿Qué es lo que ha recibido un creyente? Ningún asunto será más importante recordar que el instrumento que Dios usó para salvarnos. Tenemos una deuda de gratitud por nuestra salvación. Conviene recordar esto para vivir el evangelio de Cristo.

Somos muy olvidadizos. El otro paso es guardar. ¿Qué asuntos debería guardar un creyente? Salomón le dijo: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, por de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Y el más importante de estos tres es cuando el Señor le dice a su iglesia “arrepiéntete”.

Esta palabra, y en especial en esta carta, apunta hacia un cambio de actitud. Nos movemos con una continua justificación de lo que hacemos que no encontramos nada dentro de nosotros de lo que debemos arrepentirnos.

En este mismo sentido el Señor le da a su iglesia una poderosa razón por la que ella debería ser vigilante y arrepentirse: “Pues sino velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a que hora vendré sobre ti”.

Hay que vigilar porque el Señor vendrá en el momento menos esperado, como lo hace un ladrón. Así, pues, el Señor le da al “paciente” la medicina correcta para que se levante de su estado moribundo.

III. SARDIS LA IGLESIA CON UNA ESPERANZA DE SEGUIR VIVIENDO

1. La esperanza de los que no han manchado sus vestiduras (vers. 4)

Lo anterior dicho nos pudiera dejar con un mal sabor respecto a la iglesia de hoy, y lo que hacemos, porque nos estamos examinando en la medida que hablamos de estas iglesias. Pero el Señor detectó una señal de vida en aquella iglesia moribunda.

Así que el presente texto será muy revelador en medio de la condición de aquella iglesia. En efecto, no todos estaban muertos en la iglesia. Había unos hermanos que mantuvieron su integridad, guardándose sin manchas en un lugar donde el pecado y la corrupción deberían ser normales.

Esta es una nota de esperanza. Siempre hay alguien en una iglesia de “cuidados intensivos” dando señales de vida, y esta era una de ellas. Mis amados, si bien es cierto que hay muchas iglesias modernas que tienen “nombre de que viven, y están muertas” como Sardis, también es cierto que ellas tienen esos hermanos “que no han manchado sus vestiduras”.

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