Sin embargo, estas son realidades que batallan con nosotros en estos tiempos también. Ahora bien, en este reconocimiento hay una lección muy importante que aprender.
Por un lado necesitamos aferrarnos a su nombre, toda vez que la salvación se encuentra sólo en ese nombre (Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5); y bajo ese nombre “se doblará toda rodilla” (Filipenses 2:5-11).
Pero también debemos aferrarnos a su nombre por las continuas luchas espirituales a las que les hacemos frente todos los días. El nombre de Jesús es para el creyente la fuente de su poder, gracia, perdón y victoria. Por otra parte el Señor nos hace ver acá que Satanás está cerca del pueblo de Dios.
Que está más activo que nunca y se opone a la causa de Cristo. Mucha gente no cree en el diablo y eso a él le ha caído muy bien para seguir engañando. Pero la iglesia del Señor sabe de su existencia y de su propósito. Uno de esos hombres quien supo del ataque certero de Satanás, por no haber negado el nombre de Cristo, fue un tal Antipas.
No se sabe mucho de él. Una cierta leyenda dice que fue asado vivo dentro de un toro de metal, porque no renunció al nombre de Jesús. En este reconocimiento debemos ver la importancia de ser fiel a Su nombre y no negar su fe en él.
Lamentablemente los atractivos del mundo, junto con toda su seducción, están llevando a muchos creyentes a negar el nombre de Cristo, si no de palabra, sí con sus actos. En este sentido sería bueno recordar la exhortación de 2 Timoteo 2:12. Este es el único “si” negativo de este texto.
III. HAY SEÑOR NO TOLERA SU DOBLE VIDA (verss. 14-15)
Hemos dicho que esta iglesia había sido fiel a los ataques externos. La fuerte presión a la que era sometida no la hizo sucumbir en su fidelidad, de allí que el Señor hace uno de los más grandes elogios de todas las siete iglesias.
Sin embargo, aun cuando resistió los ataques de afuera, fue muy vulnerable a los ataques internos. Mientras combatía su fe en medio de un gran paganismo, estaba perdiendo la batalla adentro por la tolerancia del mal.
El Señor les dice que ellos habían retenido a dos representantes de errores que habían hecho desviar la fe del pueblo de Dios en el pasado, representados en la “doctrina de Balaam”, que simboliza el espíritu del mundo actuando en la iglesia; mientras que los “nicolaitas” representan a la carne con todos sus desvaríos.
La “doctrina de Balaam recuerda al profeta, quien fue contratado por Balac para que maldijera al pueblo de Dios cuando iba camino a la tierra prometida, aparece en Números 22-25. Como no logró maldecir al pueblo, pues Dios puso bendición en su boca, le aconsejó perversamente a Balac a que sedujera al pueblo de Israel mediante las mujeres madianitas (Números 31:16; 2 Pedro 2:15)
Esto llevó a una burda idolatría con la que estalló la ira de Dios, hasta matar más de 20 mil israelitas para corregir el pecado cometido. La identificación que Jesús hace de esta doctrina no solo recuerda la historia, sino que el énfasis recae en las palabras “enseñar”.
En la iglesia de Pérgamo, contrario al reconocimiento que Jesús hizo por ser fiel a su nombre, estaba viviendo una vida doble. Honraban al Señor, pero también había complacencia con el mal. Se había cedido terreno al mundo y a la carne. Una transigencia con el pecado.