La prueba de mi comunión

Julio Ruiz

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III. EL TESTIMONIO DE MI COMUNIÓN CON LA VERDAD

1. La realidad del pecado en nosotros (vers. 8)

En este texto tenemos varios “si” condicionales, y dos de ellos están relacionados con el tema de la verdad. Uno dice: “si decimos que no hemos pecado” (vers. 8), y el otro dice: “si decimos que no hemos pecado” (vers. 10).

Cuando alguien se justifica delante de los hombres y de Dios, porque dice no tener pecados, se engaña a sí mismo. La Biblia dice: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios” (Romanos 3:10-11).

El testimonio del corazón de un convertido del Señor sabe cuán pecador es y cuánto necesita del perdón de su pecado. Cuando Juan dijo esto, a lo mejor fue para traer una seria advertencia contra la secta de los nicolaitas, quienes enseñaban que nada estaba prohibido a los hijos de Dios bajo el evangelio, por la libertad recibida.

Y esto era una verdadera deformación del evangelio, y un vil engaño; y al hacer esto, “la verdad no está en nosotros”. Esto es una evidencia de un no cristiano. A este respecto, el mismo Pedro nos dice: “como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Pedro 2:16). Mientras más reconocemos los pecados, más practicaremos la verdad.

2. La necesidad de la confesión (vers. 9)

No es suficiente saber cuán pecador soy, sino que me dispongo a confesarlos y apartarme de ellos. Cuando eso hago, mi propio corazón testificará de mi salvación. Un resumen de este texto lo podemos ver de esta manera. No hay tinieblas en Dios y tampoco debería haber en nosotros si andamos en su luz.

Los dos problemas con respecto al pecado son, por un lado, suponer que no tengo pecado; aquí entran los moralistas que viven con una justicia propia; y por otro lado, estar consciente de mis pecados, pero dándome la licencia de vivir practicándolos.

Si esto fuera el caso, es allí donde el presente versículo se constituye en el más importante para mi vida, y para el testimonio de mi corazón si soy un hijo de Dios. El perdón de nuestros pecados supone una confesión, y la confesión da por hecho un arrepentimiento. Si esto no ocurre, no hay seguridad de mi salvación.

¿Cuál es la promesa de este texto? Lo primero es la fidelidad y la justicia de Dios: “Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados”. Pero el perdón de mis pecados no es un acto de justicia, sino de misericordia, porque nadie merece ser perdonado. El segundo resultado es la limpieza de mi corazón, como si nunca hubiera pecado. Bendita gracia.

CONCLUSIÓN:

Hay una historia de los nativos de Nueva Guinea, cuando hacían sus rituales, cantos y danzas. Se vuelven frenéticos y el ritual culmina con las llamadas “canciones del asesinato”, en las que gritan ante Dios los nombres de las personas que desean matar. Cuando los indígenas se hicieron cristianos, conservaron estas costumbres y ese rito.

Sin embargo, en los cantos de asesinato ya no gritaban los nombres de las personas que odiaban, sino los nombres de los pecados que odiaban, y pedían a Dios que los destruyera. (Fuente desconocida).

¿Odiamos los pecados de nuestro corazón? ¿Son estas pruebas una certeza de mi salvación? ¿Me identifico con la prueba del testimonio de la comunión con Dios, con el mundo y con mi corazón? Si no paso estas pruebas debo seriamente revisar mi relación con Dios y la seguridad de mi salvación.

© Julio Ruiz. Todos los derechos reservados.
Iglesia Ambiente de Gracia, Fairfax, VA.

Central de Sermones .. Estudios Bíblicos

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Julio Ruiz
Autor

Julio Ruiz

Pastor en Virginia en los Estados Unidos, con 42 años de experiencia de los cuales 22 los dedicó en Venezuela, su país de origen. Otros 9 años los dedicó a pastorear en Vancouver, Canadá y los últimos 9 años en Columbia Baptist Church en su ministerio hispano, donde estuvo hasta agosto del (2015). A partir de octubre del mismo año (2015) comenzó una nueva obra que llegó a constituirse en iglesia el 22 de mayo de 2016 bajo el nombre de Iglesia Bautista Ambiente de Gracia en la ciudad de Burke, Virginia. El pastor Julio es Licenciado en Teología y ha estudiado algunas cursos para su maestría en Canadá. Además de haber sido presidente de la convención bautista venezolana en tres ocasiones, también fue profesor del seminario teológico bautista. El pastor Julio por espacio de unos 18 años publica sus sermones y artículos por estos medios. Es casado con Carmen Almera Ruiz y tiene tres hijas y una nieta: Laura, Oly, Sara e Isabella. Si usted quiere comunicarse con el pastor Julio, llámelo al (571) 251-6590.

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