Inicio » Estudios Bíblicos » La marginación de la mujer

La marginación de la mujer

Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Predica de Hoy: La marginación de la mujer en una sociedad patriarcal

Introducción

Es evidente la marginación de la mujer en el servicio eclesial y cultural, es la razón por lo que he tomado en cuenta no a una mujer en específico de la Biblia, más bien quiero partir del contexto general, en el desempeño de la mujer en el ambiente cultural judío, y como Jesús rompe estas barreras culturales de dominación contra la mujer.

Jesús recoge a mujeres que son víctimas del sistema patriarcal judío, mujeres que viven en carne propia el desprecio de una sociedad que no ha entendido el mensaje Bíblico, que la mujer y el hombre son la imagen de Dios, “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).

Jesús que desde su experiencia de vida va corrigiendo los paradigmas de ver a la mujer como fuente de tentación y pecado para el hombre. “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28), Jesús somete al hombre a esta culpa, de seguro causo desacuerdos en los religiosos de la época al culpabilizar al hombre de esta acción.

Es sorprendente que esta actitud patriarcal, haya avanzado hasta nuestro tiempo y se utilice la Biblia como Palabra de Dios, para legitimar hechos de marginación que enmascaran la actitud patriarcal como un signo de los tiempos.

Quiero tratar de desvirtuar, con la Palabra de Dios “Biblia”, la actitud patriarcal que se ha interpretado y legitimado desde la Biblia.

La mujer en la cultura judía

En los primeros años de vida, Jesús crece y se desarrolla en un sistema de dominación patriarcal, pudo observar en sus vecinos y amigos, y aún en su propia familia, como había influenciado la tradición, que la mujer había sido creada únicamente como ayuda del varón, y había que mantenerla sometida.

Su única función en esa sociedad, era tener hijos y someterse fiel mente a la autoridad del varón, es posible que esta forma cultural no era perjudicial para la mujer, mientras estaba con su padre o esposo, creo que lo que más le aterraba y vivía en angustia, era que su esposo la repudiara, despidiéndola del seno familiar, emitiendo carta de divorcio.

El control autoritario sobre la mujer estaba bien definido en las reglas de pureza (Levítico 15:19-30)

Sobre todo durante su periodo de menstruación y el parto, quedaba impura y nadie se le podía acercar, todo lo que tocaba quedaba impuro la mujer no podía salir a la calle descubierta y sin la custodia de un varón.

Su vida religiosa estaba en un lugar de inferioridad, el único protagonista de la religión era el varón, no era necesaria la presencia de la mujer, no se le obligaba que fuera al templo.

No era necesario que la mujer estudiara la Torá y ni los escribas las aceptaban como discípulas, un dicho rabínico decía: “Quien enseña a su hija la Torá, le enseña el libertinaje, pues hará mal uso de lo aprendido”, “antes sean quemadas las palabras de la Torá, que confiadas a una mujer”.

En el templo estaba separada de los varones, la jurisdicción la tenía el padre mientras estaba en su casa, al casarse pasaba el dominio al esposo. De esta forma la mujer judía era discriminada religiosamente, socialmente y jurídicamente. ¿Es esto lo que Dios quiere?, como podemos interpretar la acción liberadora de Dios, si está ordenando la marginación de su propia imagen.

Actitud en la Biblia contra la mujer

Esta actitud en la Biblia contra la mujer, es más bien la forma como los hombres entendieron a Dios en el Antiguo Testamento, y no lo que Dios quiere para con la mujer. Esta actitud contra la mujer, llega a los tiempos de Jesús y es él quien hace la exegesis de Dios y nos presenta a un Dios diferente al que se conoció en el Antiguo Testamento.

Dios es el que se revela y su revelación es progresiva, nosotros ahora entendemos a Dios desde Jesús histórico, hasta el Cristo resucitado <<El Mesías>>. Sin Jesús no conociéramos a Dios” A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18)

Jesús rompe los esquemas de marginación sobre la mujer

Jesús es considerado como rabino, aunque no en el orden religioso de su tiempo, se hace acompañar de muchas mujeres, que de seguro eran víctimas del desprecio patriarcal; pero que encuentran en Jesús el afecto que no habían encontrado en un rabino.

Los evangelios nos muestran que Jesús escogió a mujeres entre sus discípulos sin que se sintiera obligado por las leyes de pureza o impureza legal, cuando se trataba de ayudar a una mujer necesitada. Lo mismo hizo con los leprosos y otros enfermos o muertos.

Jesús vino a proclamar la Buena Nueva a los pobres y oprimidos, entre los que se encontraban las mujeres. No tuvo prejuicios culturales en hablar con una mujer y aun Samaritana (Juan 4:27); se dejó tocar el manto por la hemorroísa, a pesar de su estado de impureza (Marcos 5:25-34); curó en día sábado a una mujer encorvada y la llamó “hija de Abraham” (Lucas 13:10-16), esto era una ofensa al sistema patriarcal judío, pero a Jesús no le importó los esquemas religiosos, pues él había venido para hacer la voluntad de su Padre y no a validar sistemas de marginación y opresión.

Impidió que una mujer adúltera fuera apedreada, como exigían las leyes religiosas, y le dirigió palabras de aliento y de confianza (Juan 8:3-11); se dejó besar los pies y ungir con perfume por una mujer que el sistema religioso la había marginado, curó a la suegra de Pedro y la tomo de la mano (Marcos 1:29-31); se dejó ungir la cabeza en Betania, en casa de Simón, con un perfume costoso y defendió a la mujer que realizó aquella acción, no muy bien vista por la religión (Marcos 14:3-9).

Por este comportamiento de Jesús que va en contra del poder religioso, es acusado de subversivo, o que subvierte del orden público y es llamado samaritano. Esta actitud de Jesús es evidencia contundente del amor de Dios que no legitima los hechos religiosos que marginan a la mujer.

Jesús rompió el esquema patriarcal, vemos el ejemplo: En el siguiente pasaje, donde él corrige a una mujer de entre la multitud que le dice: “¡Dichoso el seno que lo llevó y los pechos que lo criaron!” A esta mujer Jesús le dijo: “¡Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan!” (Lucas 11:27-28).

Es llamativo el impacto que causó entre los escribas y fariseos, la parábola de la dracma perdida, donde Jesús interpreta a Dios con una figura femenina, que es considerada inferior e impura.

Jesús desenmascara los prejuicios religiosos, coloca también la parábola del pastor, donde la mujer y el pastor no son personajes respetados, uno por su oficio y el otro por su condición de mujer. Estas dos parábolas de Jesús dejan en claro que tanto el hombre como la mujer están en igual condición.

Mujeres discípulas de Jesús

Hablar de discípulos de Jesús, es muy frecuente casi en toda confesión de fe, pero hablar de mujeres discípulas de Jesús, es un tema hasta cierto punto controversial, debido que no está muy despejado, como el tema de discípulos de Jesús.

Para hablar de discípulas de Jesús, debemos de tomar en cuenta el escenario donde surge el relato del texto, en un sistema patriarcal. Dentro del grupo de Jesús había mujeres que lo había dejado todo por seguirle, “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio” (Marcos 10:29).

Mujeres que siguieron a Jesús hasta Jerusalén y no lo abandonaron ni aun en su muerte, aprendían de Jesús al igual que los discípulos, eran discípulas en el mismo plano que los discípulos, Jesús en ningún momento las excluye de su grupo, ni las margina por razones de pureza, “Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre” (Marcos 3:35).

María de Magdala ocupa un lugar como discípula, al igual que Pedro como discípulo, hay un grupo de mujeres que parecen ser las más cercanas a Jesús, no son solamente ellas: María de Magdala, María la madre de Santiago y Salomé, lo mismo que entre los varones: Pedro, Santiago y Juan.

El evangelio de Marcos cita a otras mujeres, “quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén” (Marcos 15:41), todas tuvieron una vida significativa en la vida de Jesús, y de seguro tomaron parte en la última cena, es posible que por cuestiones culturales, no queda detallada la actividad de todas estas mujeres, no podían estar ausentes en la cena de despedida, lo más probable es que estas mujeres hicieron todos los preparativos, no se podía llevar a cabo la ultima cena, sin la ayuda de las mujeres, no es razonable excluirlas de la cena pascual.

El evangelio de Juan, no menciona solo a los doce, “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Juan13:1), las mujeres fueron parte del grupo desde los inicios en el partimiento del pan.

El protagonismo de estas mujeres que siempre anduvieron con Jesús, lo vemos en el anuncio de la resurrección, fueron ellas las primeras en experimentar a Jesús resucitado. La presencia de las mujeres discípulas en el círculo de Jesús, no es secundarias, son el modelo del verdadero discipulado.

El evangelio de Marcos, dice que las mujeres le seguían y le servían. “quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén” (Marcos 15:41).

Jesús trato con afecto a las mujeres, tuvo amigas muy queridas como Marta y María las hermanas de Lázaro, una amiga más cercana era María oriunda de Magdala, que ocupa un lugar especial en el grupo de las discípulas y los discípulos.

La experiencia de las mujeres en las misiones del evangelio

El libro de los hechos registra, la participación de las mujeres en las reuniones de los primeros cristianos para orar, y escuchar las enseñanzas de los apóstoles y partir el pan (Hechos 2:42-46), las mujeres desempeñaron sin duda un papel importante, entre otras razones, porque las reuniones se tenían con frecuencia en casa de alguna mujer de posición acomodada.

Al ser liberado Pedro de la cárcel, se dirigió a la casa de María, la madre de Marcos, donde se hallaban reunidos los fieles en oración (Hechos 2:42-46). Pablo y sus compañeros se hospedaron en casa de Lidia, la vendedora de púrpura, después de haberse bautizado ella “y los de su casa” (Hechos 16:15). Veamos algunos ejemplos: Mujer de mucha importancia que podemos tomar de referencia para profundizar sobre las características del discipulado.

Lucas nos narra a mujeres seguidoras de Jesús. “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes. (Lucas 8:1-3).

En Lucas 23:49 se habla de las mujeres que le ha seguido desde Galilea y en Lucas 24:10 agrega el nombre de “María, la de Santiago y las demás que estaban con ella”.

En Marcos 15:40-41 se habla de las mujeres que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea y de otras muchas que habían subido con Él a Jerusalén.

En los Evangelios se agrega otro nombre: Salomé. En Mateo 27:55-56 se habla de muchas mujeres: aquéllas que le habían seguido desde Galilea para servirle, y a la madre de los hijos de Zebedeo.

Priscila, mujer seguidora de Jesús de Nazaret. Junto a su esposo, Aquila, tenía el oficio de constructores de tiendas. La pareja había sufrido la expulsión de los judíos de Roma decretada por el emperador Claudio (Hechos 18:1-2).

La presencia de Priscila y Aquila se hace evidente junto a Pablo, a quien acompañaron en su viaje de vuelta hasta Éfeso (Hechos 18:18-19), donde anuncian el Evangelio de manera independiente.

A ella y a su esposo se les atribuye la formación de Apolo, un judío elocuente que dominaba las Escrituras y que “había sido instruido en el camino del Señor” y anunciaba a Jesús en las sinagogas (Hechos 18:24-26).

Febe: Pablo no tiene reparos en reconocer la autoridad del apostolado de las mujeres; en este caso lo hace con Febe, la diaconisa o presidente de la Iglesia de Cencreas: “Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas. Recibidla en el Señor de una manera digna de los santos y asistidla en cualquier cosa que necesite de vosotros, pues ella ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo.” (Romanos 16:1-2).

Podemos comprender que siendo el origen del texto Bíblico de un sistema patriarcal, aun así ha quedado la huella de mujeres sirviendo en el mismo nivel de los hombres.

La participación de la mujer en el anuncio del Evangelio, no se pudo omitir, Pablo reconoce en sus cartas la labor misionera de la mujer en el anuncio del Evangelio (Romanos 16:7), menciona a diversas mujeres colaboradoras del apóstol que trabajan con el (Filipenses 4:2-3).

Mujeres que fueron responsables de la conducción de las primeras comunidades cristianas. “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas” (1ª Corintios 1:11).

La necesidad de una Hermenéutica aplicada desde su contexto cultural histórico

La importancia de la Biblia está fuera de toda discusión. Sus libros no son solo un tesoro de información sobre el judaísmo y el cristianismo; su contenido constituye la sustancia misma de la fe cristiana y la fuente de conocimiento que ha guiado a la Iglesia en cuanto concierne a su Teología, su culto, su testimonio y sus responsabilidades de servicio.

La solidez del pensamiento cristiano y la vida misma de la Iglesia dependen del lugar otorgado en ellos a la Biblia y del modo de examinar sus textos. Puede afirmarse que las formulaciones doctrinales, la piedad y la acción del pueblo de Dios cabalgan siempre a caballo de la hermenéutica, y ello hasta el punto de que, como señala Gerhard Ebeling, la historia de la Iglesia es «la historia de la interpretación de la Sagrada Escritura».

Pero no es suficiente una aceptación formal de la autoridad de la Escritura si este concepto aparece desvaído o si el contenido bíblico llega a nosotros desfigurado por interpretaciones torcidas. De ahí la importancia de una hermenéutica correcta que nos permita recuperar su mensaje en toda su grandeza y vitalidad primigenias.

En palabras de H. J. Kraus, «todas las perspectivas de éxito de la teología y de la Iglesia se hallan en la Biblia, si se consigue que los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento vuelvan a hablar en su unidad y fuerza de expresión originales.

La Biblia por haberse escrito a grandes distancia de nuestro tiempo, y en una cultura muy diferente a la nuestra Latinoamérica, es necesaria una interpretación contextual del relato Bíblico, que no sesgue el contenido del mensaje general de la Biblia, que es la liberación en la persona de Jesús, quien definió su ministerio histórico en favor de la vida (Lucas 4:18).

Conclusión

Mediante este trabajo, he tratado de demostrar a la luz de la Biblia, que es Palabra de Dios, que su mensaje no es para marginar y oprimir a la mujer. No podemos negar que en la Biblia encontramos relatos de marginación en contra de la mujer.

Pero debemos comprender que el mensaje de Dios, está dado en un lenguaje humano y en una cultura patriarcal, es por eso que la biblia tiene impreso el lenguaje y la cultura de aquellos que participaron en la redacción del texto.

Estas personas dejaron plasmada su huella antropológica en la Biblia, utilizando su propia experiencia de vida para con Dios.

Queda entendido que Jesús defendió la humanidad y dignidad de las mujeres, es por eso que considero, que Jesús es la expresión fiel de la verdad de Dios, que nos mostró a un Dios lleno de amor y misericordia.

No debemos de interpretar que el Antiguo Testamento, no es Palabra de Dios, sí es Palabra de Dios, pero su revelación es progresiva, que alcanza en Cristo su máxima expresión.

Podemos agregar, que para interpretar el texto Bíblico necesariamente debemos despojarnos de todo esquema doctrinal religioso prefijado, para que éste no incida en sesgar el mensaje Bíblico, para que encaje en su esquema doctrinal.

La interpretación no es absoluta, pero toda interpretación que se desvía del contexto general de la Biblia puede ser dudosa, y es el lector quien lo acepta o lo rechaza.

Bibliografía.

Biblia Reina Valera, 1960
Aguirre R, Del movimiento de Jesús a la iglesia cristiana, Ensayo de exegesis sociológica del cristianismo primitivo
Richard P. El movimiento de Jesús antes de la iglesia, una interpretación liberadora de los Hechos de los apóstoles Sal tarrae
Jeremía J. Jerusalén en tiempos de Jesús, Cristiandad
Pagola J. Jesús aproximación histórica, ppc
Dominic J. Jesús vida de un campesino judío
Boff L. La iglesia que nace del pueblo, Sal Tarrae
Brown R. El evangelio según san Juan, Tomo I y II, cristiandad
Bultmann R. Teología del Nuevo Testamento
Ellacuría I, Escritos teológicos, II, UCA editores
Ruiz J. Para leer el reino en parábolas, Verbo Divino
Martinez, J. Hermenéutica bíblica, editorial Clie
Sobrino J, Jesucristo Liberador, UCA editores
F.F Bruce, Comentario del Libro de los Hechos de los apóstoles, libros desafíos

© Francisco Martinez. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones .. Estudios Bíblicos

Deja un comentario