Estudios Bíblicos
Estudios Bíblicos Predica de Hoy: El ministerio del sostenimiento
Estudios Bíblicos Lectura Bíblica de Hoy: Filipenses 4:10-20
Serie: La Mayordomía del Reino
INTRODUCCIÓN:
Por regla general todos nosotros sabemos cómo está distribuido el presupuesto familiar. Si la casa no está paga, ya sabemos del monto del salario que se irá a esta parte.
En el caso que sea un alquiler, de igual forma habrá una mensualidad para pagar. Felices los que ya no pagan todos los meses esto. En el campo de la comida, hay una cantidad fija a este respecto; en algunos casos, y dependiendo del grupo familiar, este monto podría subir.
Si se tienen vehículos, de igual manera habrá un pago que hacer de una manera mensual. Otros gastos estarán distribuidos para medicinas, estudios, entretenimientos; y, para los que pueden, algún ahorro mensual.
Por lo general buena parte de ese dinero, el banco y los concesionarios, lo sacan de nuestras cuentas de una manera automática; de modo que la preocupación antes que finalice el mes es si habrá dinero suficiente para cancelar los compromisos y que a su vez si alcanza para las demás necesidades.
Este gasto de la casa lo tenemos claro; pero ¿qué de la otra Casa? Sí, la Casa donde nos reunimos para alabar al Padre celestial y las tener compañerismo con nuestros hermanos.
En el caso de un creyente fiel, él sabe que parte del total de lo ganado, por lo menos una décima de eso sale de su presupuesto. Esto a lo mejor hace que las finanzas queden un poco menguadas, y a la hora de los ajustes y recortes, lo que tiene que ver con mi generosidad, llega a ser lo primero que cortamos. ¿Por qué digo esto?
Porque si yo no estoy claro que el sostenimiento de la Casa del Señor tiene tanta importancia como lo tiene el sostenimiento de mi casa, entonces mi fidelidad está puesta a prueba. ¿Cómo me sentiría si al igual como el banco o el concesionario toma todos los meses de mi cuenta lo que tengo que pagar, lo hiciera también el Señor, por cuanto a él le pertenece la décima parte de lo que tengo?
Con esto deseo ayudar a todos aquellos que aun confrontan serios problemas en su mayordomía del dinero. El apóstol Pablo en su carta a los filipenses nos habla del significado de la fiel mayordomía para sostener la obra del Señor. Veamos su significado.
I. VEMOS ACÁ EL DESEO DE COOPERAR
1. Reviviendo los cuidados del sostenimiento (vers. 10)
Con esta palabra Pablo comienza elogiando a estos hermanos respecto a la generosidad de sus corazones. El gozo de Pablo manifestado en esta carta iba más allá del trabajo hecho al usar el superlativo “en gran manera me regocijé en el Señor”.
¿Por qué esta reacción? ¿Estaba Pablo quejándose porque las iglesias donde había servido no se preocupaban por su sustento? ¡No! Cuando él dice “habéis revivido vuestro cuidado” está más pensando en ellos que en sí mismo.
Pablo nunca quiso ser gravoso, de allí que su lema era: “Para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido” (Hechos 20:34). La palabra “revivido” es la que se usa en el contexto de las estaciones.
No hay cosa más hermosa que ver los árboles y las flores revivir después de un largo y frío invierno. La primavera es la estación que nos recuerda que Dios hace nueva todas las cosas. De esta manera Pablo asienta el primer principio que debe estar presente cuando se habla de la mayordomía de nuestros bienes.
2. Pero “os faltaba la oportunidad” (vers. 10b)
Revivir sugiere la idea de algo que se había dejado de hacer o que no se ha hecho bien, aunque en el caso de los filipenses no fue por descuido, sino porque les “faltaba la oportunidad”. Y es que esos hermanos, en el asunto de dar para la obra del Señor, fueron modelos.
De ellos se dice que aun viviendo “en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad” (2 Corintios 8:2).
La palabra clave en la mayordomía del sostenimiento es “solícitos”. Uno de sus sinónimos son: atentos y considerados. Es estar preocupados y hasta preguntar con frecuencia cómo anda el sostenimiento de la Casa del Señor.
La disposición de dar para sostener la obra del Señor revela el grado de amor y lo muy pendiente que estoy por ella. ¿Nos parecemos a estos hermanos? ¿Soy tan solícito por la obra como señor como lo soy con mi casa?
II. VEMOS ACÁ LA VERDADERA PROVISIÓN
1. He aprendido a contentarme cualquier sea la situación (vers. 11)
Pablo es un abanderado en mostrarnos en qué consiste el secreto del contentamiento. Para muchas personas el estado de felicidad pareciera depender de lo bien que anden los asuntos materiales.
El rostro alegre pareciera estar sujeto a lo que tengo en el banco. Pero note esta nueva manera de enfocar la vida: “Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia…”.
El secreto de Pablo para hacerle frente a la vida estaba en la forma cómo había aprendido a vivir en cualquiera de las circunstancias. Él dice que su gozo y su paz no venían si vivía en la pobreza o en la abundancia. Es muy fácil hablar de contentamiento cuando las cosas andan bien.
Son las pruebas —y Pablo las conoció muy bien— las que ayudan a descubrir el secreto del contentamiento. Por supuesto, Pablo no está elogiando algún estado de pobreza, por ser esto mejor que vivir que en la abundancia. Lo que nos dice es que estaba enseñado sea para padecer hambre o para estar saciado. Cualquiera fuera su condición, Pablo ya había estado en la esa escuela del aprendizaje del contentamiento.