El libro de Rut

El Libro de Rut Estudio # 17

Hallando gracia delante de sus ojos

“Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?” (Rut 2:10)

La versión Nueva Traducción Viviente (NTV) presenta este texto de esta manera: “Entonces Rut cayó a sus pies muy agradecida. ¿Qué he hecho para merecer tanta bondad?, le preguntó. No soy más que una extranjera”. Con esta postura y declaración, Rut se reconocía como alguien indigna de ser tratada de esta manera, porque ella sabía de su procedencia, pero, sobre todo, porque no era cualquier persona quien le estaba invitando a ser parte de las demás trabajadoras.

“Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra”. La costumbre oriental cuando se estaba en presencia de alguien superior, digno de reverencia y de respeto, era la de inclinarse delante de la persona con este tipo de saludo, hasta postrarse a sus pies como una señal clara de reconocimiento, pero también de gratitud como es el caso de Rut.

Desconocemos algunos detalles de la llegada de Rut a Belén, y cuál fue el trato que pudo recibir de los habitantes del lugar. Bien pudiera inferirse que, por ser extranjera y moabita, no fue bien recibida, si recordamos el trato hostil que recibió Israel por parte de Moab en el camino a Canaán. Es probable que, para Rut, Booz era la primera persona que la hacía sentirse acogida desde su llegada a Belén.

“¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas…?” Y es desde esa posición, postrada delante de aquel importante varón de la ciudad, que Rut hace una pregunta llena de la más humilde abnegación. Su pregunta pudo ser “¿por qué a mi señor? ¿Por qué te fijas en mí y no en una de las tantas siervas trabajadoras de tu era?”. Lo que Rut no sabía era que Booz había escuchado que ella era la nuera moabita que había acompañado a su parienta Noemí en su regreso a Belén, que se había convertido en su compañera, en su cuidadora, en su hija. A los ojos de Booz ella era una joven con muchas cualidades que había despertado su interés.

“¿Por qué he hallado gracia en tus ojos?”. Esta pregunta de Rut pudiera verse bajo otra perspectiva. ¿Qué hubieran dicho otras personas sin la actitud humilde de una Rut? Es probable que algunos de nosotros habríamos dicho: “¡Bueno, ya era hora de que alguien me tomara en cuenta después de este duro trabajo! ¿Acaso no me merezco esto de parte de Dios?” Pero la humildad de Rut la hizo reconocer en Dios la fuente de esa grande bendición.

“Siendo yo extranjera”. He aquí el constante dilema en la mente de Rut. Si bien ella previamente se había casado con un israelita, Rut sabía su origen moabita, y eso era como una sombra en su vida. Ciertamente Rut tenía un profundo amor y amistad con Noemí, pero ella no pertenecía a esta nación. Esto va a hacer que la bondad de Booz hacia ella sea aún más preciada.

La virtud de la humildad jamás pasa desapercibida, sino que haya gracia delante de los hombres.

El Libro de Rut Estudio # 18

Refugiada bajo las alas del Señor

“Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes. Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.” (Rut 2:11-12)

La presencia de Booz en su hacienda, y su cercana conversación con Rut, marca un interés más visible respecto a sus planes como hombre soltero. La muestra de su amabilidad y el reconocimiento de los méritos a esta extranjera por el cuidado y el trabajo hecho con su pariente Noemí, fueron claras señales de una deferencia especial que Booz no tuvo para las otras siervas.

“He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido”. El buen testimonio de Rut ya era parte de las conversaciones entre el pueblo. Muy pronto Booz supo la clase de mujer que era Rut, especialmente en la manera cómo ella se había entregado al cuidado de Noemí, como si fuera su propia hija. Su obra era digna de ser reconocida por la persona más indicada para calificarla. Booz está admirado y hasta sorprendido por lo que ha oído sobre Rut.

“Y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste”. Booz conocía de los sacrificios hechos por personas como Abraham y Sarah, en dejar a su tierra y su parentela y mudarse a un país extraño. Ahora ha visto a Rut hacer lo mismo, pero con la diferencia que Noemí no le ofrecía nada, sino solo su compañía. Este acto, lleno de tan alto sacrificio, despertó en Booz su mayor asombro. Ahora Booz sabe lo que todo mundo comenta de ella.

“Jehová recompense tu obra”. La obra hecha por Rut era muy grande. Su desprendimiento de sus vínculos familiares, para ir tras algo incierto e inseguro, estaba por ser recompensado, y quien mejor que el Dios de Israel para premiar a Rut con el reconocimiento de Booz, y las bendiciones del cielo. Esta oración hecha por Booz a favor de Rut la hacia parte del pueblo de Dios, como si ella fuera una nueva convertida.

“Y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel”. Recompensa y remuneración son dos peticiones cargadas de un gran deseo, para que las bendiciones del cielo se hagan realidad en esta extranjera llena de fe y una gran bondad. Booz no tenía ni idea de lo que esta oración traería para el futuro de él y Rut. En esta oración Booz invoca al Señor, sabiendo que él contesta las oraciones. Con esta oración, Booz pone a Rut en el mismo grupo de los hombres y mujeres de fe, digna de ser añadida posteriormente a la lista de los héroes de la fe.

“Bajo cuyas alas has venido a refugiarte”. Con estas últimas palabras Booz confirmó que la fe de Rut la llevó a poner su confianza en el Dios de Israel, dejando sus dioses y a su familia, creyendo que Dios le daría una nueva, y que, si bien era indigna ante los ojos de los demás, ahora ella está bajo la protección de las “alas del Dios Altísimo”. ¡Que imagen tan elocuente y reveladora!

La fe se fortalece cuando aparecen cristianos como Booz, para afirmarla en su nuevo caminar.

El Libro de Rut Estudio # 19

El día cuando Rut encontró el consuelo

“Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.” (Rut 2:13).

Rut, como toda persona extranjera viviendo en tierra ajena, debió haber sentido el impacto cultural que representaba insertarse en medio de gente con un nuevo idioma, y con los prejuicios propios que genera la llegada de los inmigrantes. Y si bien Rut pudo haber aprendido el idioma de su suegra Noemí, ella necesita encontrar una señal para comprobar que valió el esfuerzo de haber dejado a su tierra y a su parentela. El presente texto pareciera dar la respuesta.

“Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos”. He aquí una de las prácticas de la usanza antigua para expresar la gratitud y el reconocimiento a alguien digno de respeto, pero, a su vez, alguien a quien por su cortesía en el trato hacia los demás, se gana la admiración y el reconocimiento de otro. Ya Rut sentía como su presencia había despertado esta deferencia en su jefe, por lo cual el hallar “gracia delante de tus ojos” es sentir una seguridad mayor.

“Porque me has consolado”. He aquí una declaración no antes dicha por la joven Rut. Esto pone un punto de inflexión en lo que sucederá a partir de ahora entre este hombre y esta mujer. La NVI traduce esta frase como “hablado con cariño”. Ni siquiera Noemí le había dado un apoyo emocional como ése. Sin embargo, Rut se mostró en extremo conservadora y no se aprovechó de la ocasión para hacerle alguna propuesta a este hombre, quien por su posición se la daría.

“Y porque has hablado al corazón de tu sierva”. No sabemos de otras palabras que Booz le dijera a Rut en ese momento, pero sin duda fueron palabras tiernas, de gran reconocimiento por lo que estaba haciendo, cuidando de manera especial a su parienta Noemí. La amabilidad en las palabras de Booz debió cautivar el corazón de la joven moabita. No sabemos cómo fue el trato de su difunto esposo, pero el de Booz seguramente le ha tocado su corazón, y le ha dado paz.

“Aunque no soy ni como una de tus criadas.” He aquí otra de las cualidades de Rut, haciéndola una verdadera “mujer virtuosa”. Rut sabía del respeto y honor con que Booz y sus siervos se trataban, aunque ellos trabajan para él por el derecho de contratación. Por esta razón Rut se siente menos que todos ellos, pero Booz la ha hecho sentir tan consolada que pronto Rut será igual que todos ellos.

La bondad con la que Booz trató a Rut, nos muestra el amor de Cristo por los pecadores.

El Libro de Rut Estudio # 20

El día cuando Rut encontró el consuelo

“Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.” (Rut 2:13).

Rut, como toda persona extranjera viviendo en tierra ajena, debió haber sentido el impacto cultural que representaba insertarse en medio de gente con un nuevo idioma, y con los prejuicios propios que genera la llegada de los inmigrantes. Y si bien Rut pudo haber aprendido el idioma de su suegra Noemí, ella necesita encontrar una señal para comprobar que valió el esfuerzo de haber dejado a su tierra. El presente texto pareciera dar la respuesta.

“Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos”. He aquí una de las prácticas de la usanza antigua para expresar la gratitud y el reconocimiento a alguien digno de respecto, pero a su a vez a alguien quien por su cortesía en el trato hacia los demás, se gana la admiración y el reconocimiento de otro. Ya Rut sentía como su presencia había despertado esta deferencia en su jefe, por lo cual el hallar “gracia delante de tus ojos” es sentir una seguridad mayor.

“Porque me has consolado”. He aquí una declaración no antes dicha por la joven Rut.

Esto pone un punto de inflexión en lo que sucederá a partir de ahora entre este hombre y esta mujer. La NVI traduce esta frase como “hablado con cariño”. Ni siquiera Noemí le había dado un apoyo emocional como ese. Sin embargo, Rut se mostró en extremo conservadora y no se aprovechó de la ocasión para hacerle alguna propuesta a este hombre, quien por su posición se la daría.

“Y porque has hablado al corazón de tu sierva”. No sabemos de otras palabras que Booz le dijeras a Rut en ese momento, pero sin duda fueron palabras tiernas, de gran reconocimiento por lo que estaba haciendo, cuidando de manera especial a su parienta Noemí. La amabilidad en las palabras de Booz debió cautivar el corazón de la joven moabita. No sabemos del trato de su difunto esposo, pero el de Booz seguramente la ha tocado su corazón, y le ha dado paz.

“Aunque no soy ni como una de tus criadas.” He aquí otra de las cualidades de Rut, haciéndola una verdadera “mujer virtuosa”. Rut sabía del respeto y honor con que Booz y sus siervos se trataban, aunque ellos trabajan para él por el derecho de contratación. Por esta razón Rut se siente menos que todos ellos, pero Booz la ha hecho sentir tan consolada que pronto Rut será igual que todos ellos.

La bondad con la que Booz trató a Rut, nos muestra el amor de Cristo por los pecadores.

El Libro de Rut Estudio # 21

Rut en medio de las segadoras

“Y Booz le dijo a la hora de comer: Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre. Y ella se sentó junto a los segadores, y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró” (Rut 2:14).

Como dijimos en anteriores entregas, Booz sigue demostrando una amabilidad y cortesía que va más allá del saludo y el reconocimiento. Ahora hay una invitación para formar parte del grupo de las segadoras. Esto va a poner a esta joven en una posición muy distinta como extranjera inmigrante, desconocida por algunos, pero ahora reconocida por Booz y también por todos aquellos que han oído de la obra de la nuera de Nohemí.

“Ven aquí, y come del pan, y moja tu bocado en el vinagre”. Esta invitación hecha por Booz a comer, pudiera verse como el primer indicio de un romance; todo indica que el asunto va en esa dirección. No sabemos cuan grande fue la bondad de Booz hacia las demás segadoras, pero esta estaba yendo más allá de lo normal. Sería suficiente haberla invitado a cegar detrás de sus segadoras, pero traerla a compartir la comida, y hasta remojar el pan, era una deferencia especial.

“Y ella se sentó junto a los segadores” Rut no era uno de los segadores, pero se sentó junto a ellos. De esta manera, a la hora de comer Rut fue invitada para unirse a los obreros de Booz y compartir la sencilla comida que consistía en pan sin levadura, que se partía y se mojaba en una salsa a base de vinagre. De acuerdo con la costumbre, el pan suministraba los nutrientes, en tanto que el sabor ácido de la salsa contribuía a refrescar la boca por la resaca dejada por el trabajo.

“Y él le dio del potaje, y comió hasta que se sació, y le sobró”. Este “potaje” consistía en granos frescos, tostados en la sartén puesta sobre el fuego. Otra vez, la generosidad de Booz y su muy visible bondad para sus obreros, era una característica muy notoria de su carácter. Y lo que llama la atención fue la porción dada a Rut, pues era más de lo que ella podía comer, y se la dio el mismo dueño, hasta saciarse y sobrarle, llevando el resto, seguramente a su suegra Noemí.

Booz es un tipo de Cristo que nos ofrece su “potaje” hasta quedar satisfechos. Es maravilloso pensar que los que están fuera del Reino de Dios y sus promesas, pueden venir y sentarse entre los segadores, y por la fe comer y saciarse, a través de la invitación que Cristo nos ofrece.

El Libro de Rut Estudio # 22

No la avergoncéis… no la reprendáis.

“Luego se levantó para espigar. Y Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; y dejaréis también caer para ella algo de los manojos y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis” (Rut 2:15-16).

A estas alturas de esta historia, Booz ha ido más lejos de sus cortesías y de sus particulares bondades. El hombre sabe lo que quiere y ha entrado en acción como jefe, impartiendo instrucciones para favorecer a la joven moabita, hasta el punto de asegurarse que nadie se atreva a molestarla. El asombro de Rut iría en aumento. Ahora su corazón está confiado, pero también está latiendo más rápido, y sabe que su latir es con emociones distintas.

“Que recoja también espigas entre las gavillas”. La bondad de Booz vista en este texto iba más allá de lo establecido por la ley de acuerdo con Levítico 19:9-10. Su generosidad lo estaba llevando al camino de la gracia. Su orden era para que Rut tomara algunas espigas de entre las gavillas de grano ya recogidas. Lo interesante de esto es que no es el mayordomo, sino el jefe mismo quien está dando sus instrucciones. El texto dice: “Booz mandó a sus criados”.

“Y no la avergoncéis”. Seguramente Rut se levantó temprano en la mañana, con el previo permiso para ir a espigar. Aparte de la generosidad de Booz en ceder a Rut algunos especiales privilegios, ordena a los hombres a no avergonzar a la joven viuda. La “prohibición” de Booz estaba en el ambiente. Los hombres podían aprovecharse de su condición, tanto de mujer, pero también como extranjera. Pero ¡ay de aquel que osara meterse con ella, se las vería con él!

“Y dejaréis también caer para ella algo de los manojos”. A estas alturas de este relato, habían hechos evidentes; tanto las trabajadoras como los obreros se darían cuenta que estas finas atenciones de su jefe, bendiciendo a Rut con esta particular deferencia de dejar caer algo de los manojos, tenía una sana intención de Booz al privilegiar a esta joven, más allá de lo que habría hecho con otra. Pero ¿quién se atrevería cuestionar la bondad de este hombre?

“Y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis”. Booz hizo dos advertencias muy notorias en este texto: “No la avergoncéis”, y no la “reprendáis”. Lo que estaba sucediendo en su hacienda con este aparente “favoritismo” se podía prestar para el chisme y comentarios por una joven que podía verse como “intrusa” entre ellos. De esta manera, y contrario a algún celo desproporcionado, se les ordena dejarla recoger las espigas de los manojos.

Las virtudes de una mujer como Rut no escapan a los celos de los que carecen de todas ellas.

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