El Impactante Regreso de Cristo | Estudios Bíblicos
Tabla de Contenido
Introducción
Desde los primeros días de la iglesia, los creyentes hemos vivido con una certeza inquebrantable: Cristo regresará. Esta no es solo una creencia dentro de la teología cristiana, sino la promesa central que sostiene nuestra esperanza. Jesús vino primero como el Cordero de Dios para redimir a los pecadores, pero la Escritura nos dice que Él regresará como el León de la tribu de Judá para reinar con justicia.
Pero aquí surge una pregunta esencial: ¿realmente vivimos como si creyéramos en Su regreso?
El apóstol Pedro dejó claro que el regreso de Cristo no será un evento discreto ni incierto, sino un acontecimiento inminente, visible y definitivo:
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (2 Pedro 3:10, RVR1960)
El regreso de Cristo será el clímax del plan divino. No vendrá como un niño humilde en un pesebre, sino como el Rey soberano, con poder y majestad, acompañado por las huestes celestiales. Cada ojo lo verá, cada nación lo reconocerá, y toda rodilla se doblará ante Su gloria.
Pero, ¿qué significa realmente el regreso de Cristo? ¿Por qué es fundamental para nuestra fe? ¿Cómo debemos vivir en preparación para Su venida?
Este estudio explorará tres aspectos esenciales sobre el regreso de Cristo:
- La certeza bíblica de Su regreso—¿Cómo sabemos con seguridad que Cristo volverá?
- Los eventos que ocurrirán en Su regreso—¿Qué dice la Escritura sobre cómo y cuándo sucederá?
- La respuesta que Dios espera de nosotros—¿Cómo debemos vivir a la luz de esta realidad?
El regreso de Cristo no es solo un evento profético. Es una verdad que debe transformar nuestra vida hoy.
I. La Certeza Bíblica del Regreso de Cristo
Desde los tiempos de los apóstoles, la iglesia ha vivido con la certeza de que Cristo regresará. No es una especulación ni una posibilidad remota. Es una promesa divina, establecida en las Escrituras con absoluta claridad.
Jesús mismo lo afirmó repetidamente, y los apóstoles lo enseñaron con insistencia. Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos han dudado, preguntando si realmente sucederá. Pero la Biblia nos da pruebas sólidas de que el regreso de Cristo es seguro, inminente y glorioso.
Para comprender la certeza del regreso de Cristo, analizaremos tres aspectos fundamentales.
a. Las promesas de Jesús sobre Su regreso
Las palabras de Jesús son la base más firme para nuestra esperanza. Él no dejó margen para la duda; Su regreso es un hecho confirmado por Su propia boca.
En Juan 14, Jesús consoló a Sus discípulos asegurándoles que, aunque se iría, volvería por ellos:
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Juan 14:2-3, RVR1960)
Esta promesa no fue simbólica ni metafórica. Jesús habló de Su regreso literal y personal. No dijo que vendría espiritualmente ni que Su reino sería solo interno. Él regresará de manera visible y gloriosa.
En Mateo 24:30, Jesús dejó claro cómo será Su regreso:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.”
Este versículo descarta cualquier idea de que Su regreso será secreto. Todo ojo lo verá. La humanidad entera será testigo de Su gloria, majestad y soberanía.
Si Jesús prometió que volvería, y si Su palabra es verdad, entonces el regreso de Cristo es una certeza inquebrantable.
b. El testimonio apostólico acerca de Su venida
Los apóstoles, testigos directos de Jesús, también enseñaron con claridad que Su regreso es seguro y necesario para el cumplimiento del plan de Dios.
Después de la resurrección, cuando Jesús ascendió al cielo, los ángeles declararon:
“Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:11, RVR1960)
Aquí vemos que el regreso de Cristo será literal y visible, tal como fue Su ascensión.
Pablo también habló de este evento con absoluta certeza:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.” (1 Tesalonicenses 4:16, RVR1960)
Este pasaje confirma que no habrá margen de duda cuando ocurra. Será un evento glorioso, ruidoso y triunfal.
Pedro, por su parte, advirtió que en los últimos días habría burladores que dudarían del regreso de Cristo:
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (2 Pedro 3:3-4, RVR1960)
Pero Pedro responde con una verdad fundamental: Dios no se retrasa, sino que tiene un propósito en Su aparente demora:
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9, RVR1960)
El regreso de Cristo es seguro, pero Dios está dando tiempo para que más personas se arrepientan.
c. La fidelidad de Dios en el cumplimiento profético
Si hay algo que distingue a Dios, es que Él cumple Su palabra. A lo largo de la historia bíblica, cada profecía que Él ha dado se ha cumplido con precisión absoluta.
El Antiguo Testamento contenía más de 300 profecías mesiánicas sobre la primera venida de Cristo, y todas se cumplieron en Jesús.
Por ejemplo, Miqueas profetizó que el Mesías nacería en Belén:
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel.” (Miqueas 5:2, RVR1960)
Isaías profetizó Su sacrificio en la cruz:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados.” (Isaías 53:5, RVR1960)
Si cada profecía sobre la primera venida de Cristo se cumplió exactamente, ¿cómo podríamos dudar de que las profecías sobre Su regreso también se cumplirán?
Jesús mismo hizo esta conexión en Lucas 21:33:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
La fidelidad de Dios en el cumplimiento de Sus promesas es la mayor garantía de que el regreso de Cristo es seguro.
Sin embargo, es importante aclarar que la Biblia distingue entre el rapto de la iglesia y la Segunda Venida de Cristo.
El rapto es el momento en que Cristo vendrá en las nubes para llevar a Su iglesia con Él, antes de la Gran Tribulación. En Apocalipsis 3:10, Jesús promete librar a Su iglesia de la hora de la prueba que vendrá sobre el mundo entero.
La Segunda Venida de Cristo ocurrirá después de la Gran Tribulación, cuando Él regrese a la tierra para establecer Su reino milenial. En Mateo 24:30, se describe cómo todas las tribus de la tierra lo verán venir sobre las nubes con poder y gran gloria.
Hemos visto que el regreso de Cristo es una realidad innegable, confirmada por Sus propias palabras, el testimonio de los apóstoles y la fidelidad profética de Dios.
Pero ahora surge una pregunta importante: ¿Qué sucederá cuando Cristo regrese?
En la siguiente sección, exploraremos los eventos que ocurrirán en Su regreso, según las Escrituras.
II. Los Eventos del Regreso de Cristo
El regreso de Cristo no será un evento vago o indefinido, sino que ocurrirá con señales específicas y con un orden profético claro. La Biblia describe los eventos clave que acompañarán Su venida, revelando no solo cómo ocurrirá, sino también por qué es fundamental para el cumplimiento del plan de Dios.
El Señor no dejó este tema abierto a la especulación. A lo largo del Nuevo Testamento, los escritores inspirados describieron con claridad los acontecimientos que rodearán Su regreso.
Para comprender la secuencia de los eventos del regreso de Cristo, analizaremos tres aspectos fundamentales:
- a. Las señales que anunciarán Su venida.
- b. El momento exacto en que Cristo regresará.
- c. Lo que sucederá en la tierra cuando Él regrese.
Cada uno de estos elementos nos permitirá tener una visión clara y bíblica de lo que Dios ha revelado sobre este acontecimiento glorioso.
a. Las señales que anunciarán Su venida
La Biblia nos enseña que el regreso de Cristo será precedido por señales claras. Estas señales no son para que la iglesia viva en temor, sino para que estemos preparados y vigilemos con esperanza.
Jesús mismo habló de estas señales en Mateo 24:
“Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.” (Mateo 24:6-7, RVR1960)
Estos acontecimientos se han repetido a lo largo de la historia, pero la Biblia nos advierte que se intensificarán antes del regreso de Cristo.
Además de estos eventos globales, Jesús también mencionó señales en el cielo y un aumento en la persecución de los creyentes:
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.” (Mateo 24:9, RVR1960)
Pablo también habló de señales espirituales en 2 Tesalonicenses 2:3-4, advirtiendo que antes del regreso de Cristo habrá una apostasía generalizada y la manifestación del hombre de pecado:
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición.” (2 Tesalonicenses 2:3, RVR1960)
Las señales de Su venida no son para causar miedo, sino para que nos mantengamos firmes en la fe y preparados. La iglesia no debe sorprenderse cuando vea el mundo sumergirse en mayor oscuridad y rebelión contra Dios. Esto es parte de lo que ya fue profetizado.
Pero una pregunta surge aquí: ¿Cuándo exactamente ocurrirá el regreso de Cristo?
b. El momento exacto en que Cristo regresará
Desde los tiempos más antiguos, el ser humano ha intentado descifrar el futuro. Dentro del cristianismo, esto ha llevado a múltiples intentos de predecir el regreso de Cristo, con movimientos enteros surgiendo en torno a fechas específicas que luego resultaron erróneas. Sin embargo, la Palabra de Dios nos advierte claramente que nadie puede conocer el día ni la hora exacta de Su venida.
Jesús mismo declaró en Mateo 24:36:
“Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre.”
Este pasaje es definitivo y no deja margen para interpretaciones erróneas. Ningún hombre, ángel, ni siquiera el Hijo durante Su ministerio terrenal, tenía conocimiento del momento exacto en que ocurrirá la Segunda Venida.
Sin embargo, aunque no sabemos la fecha exacta, sí podemos identificar señales proféticas que indican que el tiempo del fin se acerca. Estas señales no son para sembrar miedo, sino para prepararnos espiritualmente y vivir con urgencia el llamado de Dios.
El llamado a la vigilancia y preparación
Jesús enseñó que Su regreso tomará por sorpresa a los que no están preparados. En 2 Pedro 3:10, la Escritura dice:
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.”
Aquí, la comparación con un ladrón en la noche indica que el regreso de Cristo será repentino e inesperado para los incrédulos. Sin embargo, para aquellos que conocen las Escrituras y están atentos a las señales proféticas, Su venida no debería ser una sorpresa.
Jesús ilustró este principio con la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). En esta parábola, cinco vírgenes prudentes tenían suficiente aceite en sus lámparas y estaban listas para la llegada del esposo. En contraste, cinco vírgenes insensatas no se prepararon, y cuando llegó el momento, fueron dejadas fuera.
Jesús concluye la parábola con esta advertencia solemne:
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.” (Mateo 25:13, RVR1960)
La vigilancia espiritual es esencial. No podemos esperar hasta el último momento para buscar a Dios. La preparación para Su regreso implica una vida de santidad, fe y obediencia constante. Aquellos que descuiden su relación con Dios y vivan en tibieza espiritual se arriesgan a quedar fuera del reino de Dios.
Esto nos lleva a una pregunta clave: ¿Significa esto que Cristo podría venir en cualquier momento, sin ninguna señal previa?
¿Cristo podría regresar en cualquier momento?
La distinción entre el rapto y la Segunda Venida
Para responder a esta pregunta, debemos distinguir entre el rapto de la iglesia y la Segunda Venida de Cristo.
El rapto es el evento en el que Cristo vendrá por Su iglesia, arrebatando a los creyentes al cielo antes de la Gran Tribulación.
La Segunda Venida, en cambio, es cuando Cristo regresará con Su iglesia para establecer Su reino en la tierra después del período de tribulación.
La Escritura nos dice en 1 Tesalonicenses 4:16-17:
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
Este evento es inminente y puede ocurrir en cualquier momento, porque no depende de ninguna señal previa.
Sin embargo, la Segunda Venida no es inminente, sino que estará precedida por eventos proféticos específicos que deben cumplirse antes.
Cristo explicó esta distinción en Mateo 24:32-33:
“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.”
Así como las estaciones tienen señales claras de su llegada, la Segunda Venida de Cristo tendrá señales inconfundibles.
Eventos proféticos que deben cumplirse antes de la Segunda Venida
Para que Cristo regrese a la tierra, ciertos eventos deben cumplirse antes, pues así lo establece la profecía bíblica.
Uno de los eventos más significativos es la reconstrucción del Templo en Jerusalén. En Daniel 9:27 y 2 Tesalonicenses 2:3-4 se profetiza que el Anticristo se sentará en el Templo proclamándose Dios. Esto significa que el templo debe ser reconstruido antes de la Segunda Venida. Actualmente, el Templo no existe, pero en Israel hay movimientos activos preparándose para su reconstrucción, lo que demuestra que este evento podría cumplirse pronto.
Otro evento clave es la aparición del Anticristo y su pacto con Israel. Según Daniel 9:27, él establecerá un pacto de siete años, permitiendo a Israel restaurar el sacrificio en el templo. Sin embargo, a la mitad de este período, romperá el pacto, profanará el Templo y desatará una gran persecución contra el pueblo de Dios.
Además, la Biblia advierte que el regreso de Cristo no ocurrirá antes de que el mundo pase por la Gran Tribulación, un período de juicio sin precedentes donde la humanidad enfrentará guerras, plagas, persecución y desastres naturales. Mateo 24:21 lo describe como un tiempo de angustia sin igual en la historia del mundo.
Por último, antes del regreso de Cristo, Israel reconocerá a Jesús como el Mesías. Zacarías 12:10 profetiza que el pueblo mirará “al que traspasaron” y llorará por Él como quien llora por un hijo unigénito.
Cristo regresará en gloria, derrotará al Anticristo en la batalla del Armagedón y establecerá Su reino. Su regreso no es incierto ni simbólico—es una realidad profetizada que se cumplirá literalmente.
c. La manifestación de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores
El regreso de Cristo no será un evento discreto ni un suceso que pasará desapercibido. Será un acontecimiento glorioso, visible y majestuoso, donde Jesús tomará el dominio absoluto sobre toda la tierra. En Su primera venida, vino como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29), pero en Su segunda venida, vendrá como el León de la tribu de Judá para reinar con justicia y poder.
En Apocalipsis 19:11-16, se nos presenta la imagen del regreso triunfal del Señor:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.”
Este pasaje revela la esencia de la Segunda Venida de Cristo: Él no viene a sufrir, sino a reinar; no viene a ser juzgado, sino a juzgar. El mundo verá Su gloria, y aquellos que se han opuesto a Su gobierno serán derrotados de manera definitiva.
La derrota del Anticristo y de las naciones rebeldes
Uno de los momentos más significativos del regreso de Cristo será la destrucción del Anticristo y de sus ejércitos. Durante la Gran Tribulación, el Anticristo habrá establecido un gobierno mundial basado en el engaño y la opresión. Su sistema parecerá imbatible, pero será destruido con el resplandor de la venida del Señor.
Pablo lo expresa claramente en 2 Tesalonicenses 2:8:
“Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.”
Apocalipsis 19:19-21 nos ofrece un panorama aún más detallado:
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y a los que adoraban su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.”
Este juicio será rápido y absoluto. El Anticristo y el Falso Profeta no tendrán oportunidad de escapar ni de arrepentirse; serán lanzados directamente al lago de fuego, el destino final de los impíos.
El teólogo Matthew Henry, en su comentario sobre Apocalipsis 19, describe cómo el enemigo será destruido con toda su furia y desesperación:
“The enemy falls on with great fury, headed by the beast, and the kings of the earth; the powers of earth and hell gathered, to make their utmost effort.”
Traducción:
“El enemigo ataca con gran furia, encabezado por la bestia y los reyes de la tierra; los poderes de la tierra y el infierno reunidos, para hacer su máximo esfuerzo.”
Este comentario enfatiza la desesperada resistencia del reino de las tinieblas contra el Señor en Su regreso glorioso. No obstante, la victoria de Cristo es segura. Como declara 2 Tesalonicenses 2:8, la batalla final no será una lucha equilibrada entre el bien y el mal, sino la ejecución del juicio divino contra todos aquellos que han rechazado la verdad. La Segunda Venida de Cristo marcará el colapso definitivo del sistema del Anticristo, demostrando el poder absoluto de Dios sobre las fuerzas del mal.
El juicio de las naciones y el establecimiento del Reino Milenial
Después de la derrota del Anticristo, Cristo ejercerá juicio sobre las naciones sobrevivientes de la Gran Tribulación. Mateo 25:31-32 describe este juicio:
“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.”
Aquí vemos que todas las naciones serán llevadas a juicio. Este juicio determinará quiénes podrán entrar en el Reino Milenial y quiénes serán condenados.
Las personas serán separadas en dos grupos:
- Las ovejas (los justos): Aquellos que creyeron en Cristo y demostraron su fe con obras de justicia.
- Los cabritos (los impíos): Aquellos que rechazaron a Cristo y vivieron en rebelión contra Dios.
Este juicio será justo e inapelable. A los justos se les dará entrada al Reino de Dios, mientras que los impíos serán enviados al castigo eterno.
Después de este juicio, Cristo establecerá Su Reino en la tierra por mil años. Este período, conocido como el Reino Milenial, será un tiempo de justicia, paz y restauración. Apocalipsis 20:4 describe este reino:
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”
Durante este tiempo:
- Satanás será atado en el abismo y no podrá engañar a las naciones. (Apocalipsis 20:2-3)
- Los santos resucitados reinarán con Cristo sobre la tierra.
- Habrá paz absoluta, y la tierra será restaurada.
Isaías 11:6-9 describe cómo será la vida en este reino:
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.”
Esta profecía muestra que el mundo será restaurado a su condición original antes de la caída, donde incluso los animales vivirán en armonía.
Pero aunque este reino será glorioso, no será el estado final de la creación. Después del Milenio, la Biblia dice que Satanás será soltado por un breve tiempo, reunirá a los rebeldes para un último intento de guerra contra Dios, pero será derrotado y lanzado al lago de fuego para siempre (Apocalipsis 20:7-10).
Luego, se llevará a cabo el Juicio del Gran Trono Blanco, donde todos los muertos impíos serán resucitados y juzgados según sus obras (Apocalipsis 20:11-15).
Finalmente, Dios creará un cielo nuevo y una tierra nueva, donde Él morará con Su pueblo por la eternidad (Apocalipsis 21:1-4).
III. La Respuesta que Dios Espera de Nosotros
El regreso de Cristo no es solo un evento profético que esperamos con anhelo, sino una verdad que debe impactar profundamente nuestra manera de vivir. La Escritura no nos revela estos eventos para que simplemente tengamos conocimiento de ellos, sino para que moldeemos nuestras vidas en preparación para Su venida. El conocimiento sin transformación es inútil; si realmente creemos en el regreso de nuestro Señor, nuestra vida debe reflejar esa certeza.
La Biblia es clara: Cristo vendrá a buscar a una iglesia que le espera en santidad y fidelidad. En Mateo 24:44, Jesús nos deja una advertencia solemne:
“Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:44, RVR1960)
Pero, ¿qué significa estar preparados? ¿Cómo debe vivir un cristiano a la luz de la inminente venida del Señor? Para responder a esta pregunta, exploraremos tres áreas esenciales en las que Dios nos llama a responder ante la verdad del regreso de Cristo.
a. Un llamado a la vigilancia espiritual
El regreso de Cristo será repentino y tomará por sorpresa a muchos. Jesús lo comparó con la venida de un ladrón en la noche, no porque quiera robarnos algo, sino porque muchos no estarán listos cuando Él venga.
Pablo advierte en 1 Tesalonicenses 5:2-6:
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.”
Aquí, Pablo nos muestra dos tipos de personas en relación con el regreso de Cristo:
- Los que viven en tinieblas – Aquellos que están espiritualmente dormidos, sumidos en un falso sentido de seguridad. No esperan el regreso de Cristo y, por lo tanto, serán sorprendidos.
- Los hijos de luz – Aquellos que están despiertos y vigilantes, viviendo con sobriedad y preparación.
Ser vigilantes no significa simplemente conocer profecías, sino vivir en una relación activa con Dios. La oración, la comunión con la Palabra y el caminar en santidad son señales de una vida en constante preparación.
Jesús enfatizó esta verdad con la parábola de las diez vírgenes en Mateo 25:1-13. Solo las cinco vírgenes prudentes tenían suficiente aceite para esperar al esposo; las otras cinco, al no estar preparadas, quedaron fuera.
Este pasaje nos deja una advertencia clara: “Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.”
No podemos permitirnos vivir con descuido espiritual. Cada día es una oportunidad para acercarnos más a Dios y vivir en Su voluntad.
b. Un llamado a la santidad y fidelidad
El apóstol Juan, al hablar del regreso de Cristo, hace un llamado a la pureza:
“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” (1 Juan 3:2-3, RVR1960)
La verdadera esperanza en Cristo siempre lleva a la santidad. Un creyente que anhela el regreso de Cristo no vivirá en pecado deliberado, sino que buscará una vida de obediencia a Dios.
Pablo lo dice claramente en Tito 2:11-13:
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
Aquí vemos que esperar el regreso de Cristo no es solo mirar al cielo, sino vivir de manera justa y piadosa.
Jesús regresará por una iglesia pura. Efesios 5:27 nos dice que Él vendrá por una iglesia “sin mancha ni arruga.” Esto no significa perfección humana, sino una vida comprometida con la santidad y la fidelidad a Dios.
c. Un llamado a proclamar el evangelio con urgencia
El conocimiento del regreso de Cristo no es solo una doctrina escatológica, sino un llamado a la acción. Si realmente creemos que el Señor volverá, debemos vivir con una urgencia espiritual que se refleje en nuestra proclamación del evangelio.
La Gran Comisión no fue dada como una simple sugerencia, sino como un mandato ineludible para todo creyente. Jesús dejó claro que Su regreso está directamente vinculado con la expansión del evangelio:
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14, RVR1960)
Aquí vemos que antes de la Segunda Venida, el evangelio debe ser predicado a todas las naciones. Este es un recordatorio de que la evangelización no es solo una actividad de la iglesia, sino un evento profético en sí mismo.
El evangelismo como señal del tiempo del fin
La historia nos muestra que cada avivamiento espiritual ha sido acompañado de un fuerte despertar en la predicación del evangelio. Desde la Reforma Protestante del siglo XVI hasta los movimientos misioneros de los siglos XIX y XX, cada gran expansión del evangelio ha sido una señal de la inminencia del retorno de Cristo.
Sin embargo, en contraste con estos avivamientos, hoy vemos una apostasía creciente. Muchos rechazan el evangelio, se burlan de la idea del regreso de Cristo y viven sin temor de Dios. Pedro advirtió sobre esto:
“Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (2 Pedro 3:3-4, RVR1960)
A pesar de la incredulidad de muchos, el evangelio sigue avanzando a nivel mundial. Nunca antes en la historia ha sido tan fácil difundir la Palabra de Dios como lo es hoy. Internet, las redes sociales y las transmisiones en línea han llevado el evangelio a lugares antes inaccesibles.
Pero esta accesibilidad también nos deja sin excusa. Si hoy tenemos más oportunidades que nunca para proclamar la verdad, ¿qué estamos haciendo con ellas?
El juicio que aguarda a los que rechazan la verdad
Jesús advirtió que cuando el evangelio haya sido predicado en todo el mundo, el juicio vendrá sobre aquellos que lo rechazaron. La Segunda Venida no será una oportunidad más para arrepentirse, sino el día del ajuste de cuentas.
En Apocalipsis 19:15, se nos dice:
“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones; y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.”
Matthew Henry, reconocido comentarista bíblico del siglo XVII, describe esta escena de juicio con estas palabras en su comentario sobre Apocalipsis 19:
“The enemy falls on with great fury, headed by the beast, and the kings of the earth; the powers of earth and hell gathered, to make their utmost effort.”
Traducción: “El enemigo ataca con gran furia, encabezado por la bestia y los reyes de la tierra; los poderes de la tierra y del infierno reunidos, haciendo su máximo esfuerzo.”
Este comentario enfatiza la oposición feroz que el mundo tendrá contra Cristo en Su regreso. Los gobiernos, líderes y naciones rebeldes harán su máximo esfuerzo por resistir, pero serán destruidos. Esto debe recordarnos que hoy muchos rechazan el evangelio con una actitud de rebelión y burla. Debemos advertirles con urgencia antes de que sea demasiado tarde.
El peligro de la indiferencia espiritual
Jesús ilustró el peligro de estar desprevenidos en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). Cinco vírgenes estaban preparadas con suficiente aceite, mientras que las otras cinco no lo tenían cuando llegó el esposo. Las puertas se cerraron y fue demasiado tarde.
Esto nos enseña que no basta con conocer la verdad; debemos vivir preparados. Muchos hoy dicen creer en el regreso de Cristo, pero viven como si este mundo fuera eterno.
Pablo advirtió sobre esta actitud en 2 Corintios 6:2:
“Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.”
No podemos esperar hasta que sea demasiado tarde para proclamar el evangelio.
La recompensa para los fieles
Así como habrá juicio para los que rechazaron a Cristo, también habrá galardón para los que vivieron fielmente y proclamaron Su nombre.
En Daniel 12:3, Dios promete:
“Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.”
Jesús también confirmó esta promesa en Apocalipsis 22:12:
“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.”
Esto nos muestra que cada esfuerzo por el evangelio será recompensado en la eternidad.
2 Timoteo 4:8 habla de la “corona de justicia” reservada para aquellos que aman Su venida:
“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.”
¿Vivimos con gozo y expectativa por Su regreso? ¿O vivimos distraídos por este mundo pasajero?
Conclusión
La Promesa del Regreso de Cristo y Nuestra Respuesta
A lo largo de este estudio, hemos visto que el regreso de Cristo no es una posibilidad incierta ni una metáfora espiritual, sino una promesa inquebrantable de Dios. La Biblia es clara: Cristo regresará con poder y gloria, juzgará a las naciones y establecerá Su reino eterno.
Este evento transformará toda la historia de la humanidad. Pero más importante aún, debe transformar nuestra vida hoy.
El apóstol Pedro nos dejó una exhortación solemne en 2 Pedro 3:11-12:
“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios!”
Este pasaje nos deja una pregunta clave: ¿Cómo estamos viviendo mientras esperamos a Cristo?
a. El Regreso de Cristo: Esperanza o Advertencia
Para los creyentes, el regreso de Cristo es la mayor esperanza. No esperamos el juicio, sino la redención final, la transformación gloriosa y la recompensa eterna.
Pablo lo expresó en Filipenses 3:20-21:
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya.”
Pero para quienes rechazan a Cristo, Su regreso será un día de terror y juicio.
Apocalipsis 6:15-17 describe la reacción de los impíos ante Su venida:
“Los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero.”
Cristo vendrá, y nadie podrá esconderse. Para algunos será el día más glorioso; para otros, el día más temible.
b. ¿Estamos Viviendo Como Si Creyéramos en Su Regreso?
Si realmente creemos que Cristo viene pronto:
- ¿Nos estamos preparando espiritualmente?
- ¿Estamos viviendo en santidad y obediencia?
- ¿Estamos compartiendo el evangelio con los que aún no conocen a Cristo?
- ¿Anhelamos Su regreso más que las cosas de este mundo?
El regreso de Cristo no es un tema de curiosidad profética, sino un llamado a la acción. La espera no es pasiva, es un compromiso a vivir para Su gloria.
Jesús dijo en Lucas 21:36:
“Velad, pues, en todo tiempo, orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre.”
Esto significa vivir cada día como si hoy fuera el día en que Él regresará.
c. Un Llamado a Tomar una Decisión Hoy
El regreso de Cristo está cada día más cerca. La pregunta no es si Él vendrá, sino si estaremos listos cuando lo haga.
Para los creyentes, este es un llamado a despertar, a vivir con propósito, a dejar la tibieza espiritual y comprometerse con Dios como nunca antes.
Para los que aún no han entregado su vida a Cristo, hoy es el día de salvación.
Jesús dijo en Marcos 1:15:
“El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”
No esperes más. Rinde tu vida a Cristo hoy. No hay mayor certeza que Su promesa:
“Ciertamente vengo en breve.” Amén; sí, ven, Señor Jesús. (Apocalipsis 22:20, RVR1960)
Cristo viene pronto. ¿Estás listo?
© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.