El poder del Sabbat: Día de reposo

Jose R. Hernandez

El Sabbat: día de reposo

El poder del Sabbat: Día de reposo

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El Sabbat: Día de reposo | Estudios Bíblicos

Estudios Bíblicos Lectura Bíblica Principal: Génesis 2:2-3

Tabla de Contenido

Introducción

Como he predicado en múltiples ocasiones, todo cristiano fiel debe y tiene que examinar cuidadosamente la palabra de Dios (Hechos 17:11-13). Como fieles cristianos y verdaderos discípulos de Jesús, nosotros no podemos aceptar doctrinas populares simplemente porque son establecidas por hombres y/o mujeres de renombre, o por qué suenan ben. Como fieles cristianos y verdaderos discípulos de Jesús, nosotros tenemos que probar todo lo que escuchamos con la palabra de Dios (1 Juan 4:1-6). En otras palabras, tenemos que asegurarnos que lo que creemos es conforme a lo que Dios ha establecido.

Habiendo dicho esto, deseo que esto quede completamente claro desde el principio. El propósito de este estudio bíblico no es imponer una nueva doctrina, ni tampoco presentar una filosofía personal. Lo que vamos a estudiar en el día de ho es lo que Dios nos ha dejado claramente establecido en Su Palabra con respecto al día de reposo, también conocido como el Sabbat.

Ahora bien, antes de continuar, quiero dejar bien claro que el propósito de este estudio bíblico no es para motivar a nadie que adóptate la doctrina Adventista del Séptimo Día, porque aunque ese grupo observa el día de reposo, es decir, el Sabbat, también enseña y promueve doctrinas heréticas, en particular las enseñanzas de Ellen G. White. Y definitivamente nosotros no enseñamos eso, ni lo apoyamos. La doctrina Adventista del Séptimo Día no es bíblica, no es sana, y mucho menos es inspirada por el Espíritu Santo.

Y otra cosa que quiero que quede extremadamente claro es que este estudio bíblico no es para motivar a nadie a adoptar y seguir las tradiciones, costumbres, ni símbolos del judaísmo. Deseo que esto quede bien claro porque lamentablemente, el movimiento “mesiánico” es algo que ha tomado una raíz profunda en la iglesia cristiana de hoy.

Digo esto porque hoy en día muchas iglesias que se identifican como cristianas, han comenzado a presentarse como “mesiánicas”. Y lo que han hecho estas iglesias es introducir elementos que pertenecen al judaísmo antiguo, como el uso del talit, la kipá, el shofar, o incluso celebraciones como el Yom Kipur o la fiesta de los tabernáculos, y lo han hecho con el argumento de que así honran mejor a Dios. Pero la realidad es que todo eso no es más que confusión doctrinal, tradición de hombres, y una forma moderna de legalismo encubierto.

Hermanos, a pesar de que si existen judíos que se han convertido a Cristo, la mayoría de la iglesia cristiana no somos israelitas, y nunca lo seremos. Nosotros no somos parte de una tribu de Israel. Nosotros somos cristianos, somos hijos de Dios redimidos por la sangre del Cordero. Y nuestra identidad no se encuentra en símbolos ni costumbres, sino en Cristo Jesús y en Su Palabra.

Así que deseo que esto quede completamente claro: con lo que estaremos estudiando hoy no estoy diciendo ni implicado que regresemos a la ley ceremonial, ni a rituales del judaísmo. Deseo que quede bien claro que no estamos siguiendo una moda espiritual ni un movimiento moderno. Lo que estamos haciendo es volver al principio, a lo que Dios estableció desde la creación. Así que el propósito de este estudio bíblico es corregir un error doctrinal que muchas iglesias han cometido, incluyendo la nuestra. Así que manteniendo todo esto mente, continuemos ahora con nuestro estudio de hoy.

Reposar: El día de reposo

Ahora bien, el problema que ha surgido a través del tiempo, es que muchos han confundido lo que significa “reposar”. Digo esto porque para algunos, el reposo simplemente significa no hacer nada. Para otros, significa guardar el domingo, porque así fue lo que les enseñaron. Pero la realidad es que el concepto bíblico del reposo ha sido tergiversado por el hombre. El enemigo ha sembrado confusión para que el pueblo de Dios no reconozca lo que verdaderamente ha sido santificado desde el principio.

Cuando vamos a Génesis 2:2-3, vemos que Dios reposó el séptimo día. Y quiero que reflexionemos en esto aquí por un breve momento, y nos preguntemos: ¿Reposó Dios porque estaba cansado? La respuesta es un rotundo no. La respuesta es un rotundo NO porque en Isaías 40:28 leemos: “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.” Esto nos enseña que Dios no reposó por necesidad, sino por propósito. ¿Cuál fue Su propósito?

El propósito de Dios al reposar fue para mostrarnos un modelo, un principio divino. No fue algo que simplemente sucedió, sino que fue algo que Él estableció y santificó. Y es por eso que en Éxodo 20:8 encontramos en el mandamiento que dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.” Y deseo que notemos muy bien que aquí Él no dice que lo inventes. Él dice claramente que lo recuerdes, porque fue instituido desde el principio.

A lo largo de este estudio veremos cómo el día de reposo fue apartado, bendecido y santificado por Dios mismo. Veremos cómo fue confirmado por Jesús, y cómo los apóstoles continuaron observándolo. También veremos cómo el hombre, a través de la historia, ha cambiado lo que Dios nunca cambió, y cómo ese cambio ha llevado a generaciones enteras a ignorar un mandamiento que sigue vigente.

Debido a que sé que recibiré numerosas criticas acerca de este estudio, reitero: el propósito de este estudio bíblico no es motivar a nadie a volver a la ley mosaica. El propósito de este estudio bíblico no es para motivar a nadie a regresar a los sacrificios, rituales, ni ceremonias. El propósito de este estudio bíblico es hacer un llamado a la iglesia de hoy a volver a lo que Dios estableció desde el inicio de la creación. Ya que el día de reposo , el Sabbat, no es mosaico, sino que es divino. El Sabbat no es cultural, sino eterno.

En Hebreos 4:9, el apóstol Pablo declara: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.” Y cuando estudiamos la palabra griega usada aquí “σαββατισμός” (sabbatismos) vemos que significa: “observancia del Sabbat” [Strong’s G4520, Blue Letter Bible]. Así que no hay duda alguna que el reposo sabático sigue siendo parte del plan de Dios para Su pueblo.

Jesús dijo: “El Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12:8). Y si Él es Señor del día de reposo, entonces ese día no ha sido eliminado, reemplazado, ni cancelado. La realidad es que el día de reposo, el Sabbat bíblico, sigue siendo el séptimo día de la semana. Comienza con la caída del sol el viernes, y termina con la caída del sol el sábado. Esto no lo establece una religión ni una denominación, esto lo establece la Palabra de Dios (Génesis 1:5; Levítico 23:32).

Y es por eso que este estudio es necesario. Porque, al igual que ha sucedido con otros temas importantes, hemos heredado errores doctrinales sin darnos cuenta. Pero gracias a la misericordia de Dios, Su Espíritu Santo nos guía a toda verdad. Y Su Palabra es clara, si tan solo estamos dispuestos a escucharla.

Que el Señor nos dé sabiduría, discernimiento y humildad para recibir Su verdad. Porque al final de todo, no se trata de lo que el hombre dice, sino de lo que Dios ya ha dicho. Y la Palabra dice que: “de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isaías 66:23).

I. Dios reposó: ¿Qué significa realmente?

Para poder entender correctamente el significado y el propósito del día de reposo, tenemos que empezar en el principio. Porque si comenzamos en cualquier otro lugar, corremos el riesgo de basar nuestra doctrina en tradición, especulación, o interpretación humana. Y nosotros no nos regimos por eso. Nosotros solo nos regimos por la Palabra de Dios. Así que necesitamos prestar especial atención a lo que nos dice la Escritura en Génesis 2:2-3:

“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó; porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.”

Necesitamos prestar especial atención a estos versículos porque aquí es precisamente donde encontramos por primera vez el concepto de reposo divino, el cual es el fundamento del día de reposo, también llamado el Sabbat. Y lo que es de suma importancia a notar es que esto ocurrió mucho antes de la ley de Moisés, mucho antes de que existiera el pueblo de Israel, y mucho antes del pecado original. En otras palabras, no fue una respuesta a la caída, ni una institución cultural; fue parte del diseño perfecto de Dios.

a. Análisis hermenéutico del verbo hebreo “shabath”

La palabra que aquí se traduce como “reposó” es el verbo hebreo שָׁבַת (shabath), el cual aparece por primera vez en este pasaje y cuya raíz implica cesar o detener una actividad. No significa dormir, ni agotarse, ni tomar un descanso como el que tomaría un ser humano luego de una jornada laboral. De acuerdo al léxico hebreo de Blue Letter Bible Strong’s (H7673), shabath significa literalmente: “cesar, interrumpir, detenerse por completo de una labor”.

Conocer el significado de esta palabra es extremadamente importante porque nos revela claramente que lo que Dios está modelando no es una necesidad fisiológica, sino un patrón divino: Él cesó de Su obra creativa porque la había terminado, y al hacerlo, bendijo y santificó ese día como un día distinto a los demás.

No fue una interrupción obligada, sino una consagración intencional. Por tanto, el verbo sabbat no puede interpretarse desde una perspectiva humana limitada, sino dentro del contexto eterno y soberano del Creador.

b. ¿Reposó Dios porque estaba cansado?

Esta es una de las preguntas más comunes que surgen al estudiar este pasaje. Pero como ya aclaramos en la introducción, Dios no reposa porque se canse, ya que Él es Todopoderoso y eterno. Entonces, si no fue por necesidad, ¿cuál fue el propósito?

El reposo de Dios fue una declaración de culminación.

Dios detuvo Su obra para marcar un límite, un cierre, un “hasta aquí”. En ese reposo vemos orden, intención y santidad. Él no reposó para recuperarse, sino para mostrar que Su creación estaba completa, perfecta, sin falta alguna. Y al hacerlo, estableció un modelo que el hombre debía seguir.

Esto es lo que debemos entender: el reposo no fue una sugerencia, ni un paréntesis. Fue un principio eterno que Dios instituyó con Su propio ejemplo.

c. Implicación doctrinal: reposar no significa inactividad, sino culminación

Uno de los errores más comunes es pensar que reposar significa hacer absolutamente nada, o simplemente abstenerse de actividad física. Pero el verdadero significado bíblico va mucho más allá. ¿Por qué digo esto?

Digo esto porque reposar en el contexto del día de reposo implica apartarse de las labores seculares para enfocarse plenamente en la comunión con Dios. En otras palabras, es una separación, una dedicación, una señal de obediencia y reconocimiento a la autoridad divina.

Como veremos más adelante, el Sabbat fue establecido no solo para cesar el trabajo, sino para santificar el tiempo y reconocer públicamente que Dios es el Creador y Sustentador de todas las cosas.

Y deseo que notemos algo más aquí: el texto no dice que Dios simplemente cesó. Dice que bendijo el día y lo santificó. Esto quiere decir que el séptimo día fue apartado, consagrado, marcado como santo por Dios mismo. Y si Dios lo santificó, el hombre no tiene derecho a ignorarlo, modificarlo, ni adaptarlo a su conveniencia.

La realidad es que el día de reposo, el Sabbat, sigue siendo el séptimo día de la semana, que comienza con la caída del sol el viernes y termina con la caída del sol el sábado. Esto no lo establece una religión ni una denominación; esto lo establece la Palabra de Dios (Génesis 1:5; Levítico 23:32). Y si Dios lo estableció y lo santificó, entonces permanece vigente hasta que Él mismo diga lo contrario. Y en toda la Escritura, nunca lo ha hecho.

II. El día de reposo y su propósito original (Éxodo 20:8-11)

Ahora que hemos establecido que el día de reposo, o Sabbat, fue instituido por Dios desde la creación, y no como respuesta a la caída o a la ley mosaica, es necesario que examinemos con atención a lo que dice el cuarto mandamiento, tal como lo encontramos en Éxodo 20:8-11:

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”

II. El día de reposo y su propósito original (Éxodo 20:8-11)

Deseo que prestemos atención a que este es el único mandamiento que comienza con la palabra “acuérdate”. Deseo que prestemos mucha atención a este detalle que quizás aparente insignificante porque este detalle nos dice mucho. Este aparente detalle insignificante no dice “observa”, ni “aprende”, ni “considera”. Este aparente insignificante detalle nos dice “acuérdate”. ¿Por qué nos dice esto? Nos dice esto para que recordemos que esto no es algo nuevo, sino que es algo que fue establecido desde el principio.

a. El mandamiento no es cultural, es universal

Hermanos, una gran realidad es que este mandamiento no fue dado exclusivamente al pueblo de Israel, sino que fue dado para todo siervo fiel de Dios. Así que debemos entender claramente que fue recordado en el Sinaí al pueblo de Israel, pero que su origen es la creación. Debemos entender que este mandamiento es universal en su alcance y eterno en su propósito. De hecho, en Éxodo 31:16-17 leemos:

“Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”

Aunque el texto menciona a los hijos de Israel, el fundamento sigue siendo el acto creativo. Y cuando lo entendemos a la luz de Isaías 56:6-7, vemos que también es para el extranjero que se une a Jehová y guarda Su pacto. El día de reposo es una señal para el pueblo de Dios, y ese pueblo hoy no está definido por sangre, sino por fe (Gálatas 3:29).

b. Su raíz está en la creación, no en la ley mosaica

Algo a notar que es de suma importancia aquí es que el mandamiento no dice “porque yo los saqué de Egipto”. Sino que nos dice: “porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra”. Con este detalle aquí podemos ver claramente que el fundamento no es redención nacional, sino creación universal. Esto lo distingue de leyes rituales o culturales, y lo eleva al nivel de un principio divino. Y eso es coherente con lo que vimos en Génesis: Dios reposó, santificó, y bendijo ese día antes de que existiera el pecado.

Este detalle es clave. Si el Sabbat se hubiera originado con Moisés, podría argumentarse que fue temporal. Pero si se originó con Dios en la creación, entonces tiene implicaciones que trascienden el Antiguo Pacto. No es mosaico, es edénico.

c. El día fue bendecido, santificado y separado por Dios

Éxodo 20:11 repite lo que ya vimos en Génesis 2:2-3, pero lo hace dentro del marco del Decálogo. Esto tiene peso. El día de reposo fue bendecido y santificado por Dios mismo, y esa acción no ha sido revocada ni modificada. Jesús mismo dijo: “Ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18).

Cuando Dios santifica algo, lo aparta con un propósito eterno. Y cuando lo bendice, lo declara útil, beneficioso, y digno de honra. Por eso, ignorar o menospreciar el día de reposo no es simplemente una diferencia doctrinal: es resistir una institución divina.

d. Análisis contextual del cuarto mandamiento

Muchos cristianos hoy en día afirman que guardar el día de reposo es legalismo. Pero no dicen lo mismo del mandamiento “no matarás”, o “no adulterarás”. Todos esos mandamientos fueron dados en la misma tabla de piedra, escritos con el dedo de Dios (Éxodo 31:18). Y ninguna de estas cosas fueron sugerencias, sino que fueron instrucciones divinas.

Hermanos, el cuarto mandamiento no es menos importante que los demás. De hecho, es el mandamiento más largo y más explicado de los diez. Es el único que se conecta directamente con la creación. Es el único que requiere preparación anticipada (ver Éxodo 16:22-30). Y es el único que ha sido ignorado sistemáticamente por generaciones.

Por tanto, tenemos que hacer una pausa aquí y reflexionar: si realmente decimos que obedecemos a Dios, ¿cómo podemos ignorar uno de Sus mandamientos, especialmente uno que Él mismo apartó, bendijo y santificó desde el principio?

Lo que estamos viendo es que el día de reposo no es una carga, sino una señal. No es una prisión, sino un regalo. No es judaísmo, es obediencia. Y si amamos al Señor, debemos guardar Su Palabra, no por obligación, sino por amor (Juan 14:15).

Y con esto en mente, pasamos ahora a ver cómo el hombre ha distorsionado lo que Dios nunca cambió.

III. Tradiciones humanas vs. Mandato divino

Ahora que hemos establecido que el día de reposo fue instituido por Dios desde la creación, y que su propósito original fue para el bien del ser humano y no como una carga, tenemos que examinar cómo el hombre ha distorsionado este mandamiento divino a través del tiempo. Este es un punto crucial porque si no entendemos cómo se ha tergiversado, podemos caer fácilmente en el mismo error que Jesús mismo condenó.

a. Distorsión histórica del día de reposo

A lo largo de la historia, el día de reposo, también conocido como el Sabbat, ha sido objeto de mucha controversia. No por causa de Dios, sino por causa del hombre. Mientras que Dios lo estableció como un día de bendición, comunión y descanso, el hombre lo ha convertido en una carga, una lista interminable de regulaciones, y en algunos casos, en una prisión espiritual. Esto no es algo nuevo, ni exclusivo de nuestro tiempo; esto viene desde los días de Jesús. Y esto es algo que queda extremadamente claro en Mateo 15:3-9, cuando el Señor confrontó a los fariseos diciéndoles:

“¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?… Bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.”

Aquí el Señor no estaba condenando la obediencia al mandamiento de Dios; lo que Él estaba condenando era la sustitución del mandamiento divino por regulaciones humanas. Y eso es exactamente lo que ha sucedido con el día de reposo a través de los siglos.

b. Las 39 melajot: el legalismo del Talmud

A través del Talmud, los rabinos desarrollaron lo que se conoce como las 39 melajot, es decir, 39 categorías de trabajos prohibidos en el día de reposo. Estas incluyen:

  • prender fuego (hoy interpretado como encender electricidad),
  • cocinar,
  • escribir,
  • cargar objetos,
  • y hasta caminar cierta distancia.

Aunque el intento original fue “proteger” el mandamiento, lo que hicieron fue crear una prisión espiritual. En vez de usar la Escritura, usaron su propia sabiduría. En vez de libertad, produjeron temor. Estas restricciones no fueron instituidas por Dios, sino por la tradición rabínica. Lo que comenzó como una señal de obediencia terminó convertido en un sistema de reglas que anulaba el propósito del reposo.

c. La corrección de Jesús al legalismo fariseo

Esto mismo es lo que el Señor denunció en Marcos 2:27-28, cuando dijo:

“El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.”

Aquí el Señor estaba afirmando que el día de reposo fue creado para bendecir al hombre, no para oprimirlo. Y al declarar que Él es Señor del día de reposo, estableció que la autoridad para definir cómo debe ser observado le pertenece a Él, no a los hombres.

d. El error moderno del movimiento mesiánico

Hoy día, este mismo error se repite en movimientos modernos, como el movimiento mesiánico o los grupos judaizantes, que promueven una mezcla entre cristianismo y judaísmo, e imponen prácticas basadas en el Talmud y no en la Escritura. Muchos de estos grupos enseñan que cocinar, encender una luz, cargar un objeto o incluso bañarse en sábado es pecado. Estas prácticas no están en la Palabra de Dios. Son mandamientos de hombres.

En Colosenses 2:20-22 el apóstol Pablo escribe:

“¿Por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques… según mandamientos y doctrinas de hombres?”

e. Discernimiento: reposo bíblico vs. legalismo

El día de reposo es un mandamiento divino. Pero debemos tener cuidado de no contaminarlo con reglas y tradiciones que Dios nunca estableció. Porque cuando sustituimos la Palabra de Dios por mandamientos de hombres, dejamos de honrar a Dios, y comenzamos a construir una religión vacía, basada en el temor y no en la gracia.

Dios nos dio el día de reposo como un regalo. No es una carga. No es una prisión. Es una invitación a apartarnos del afán y deleitarnos en Él. Como está escrito en Isaías 58:13-14:

“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo… entonces te deleitarás en Jehová.”

Hermanos, la pregunta es: ¿Estamos obedeciendo el día de reposo conforme a la Palabra de Dios, o conforme a tradiciones de hombres? Que el Señor nos dé discernimiento para no repetir los errores del pasado.

Con esto en mente, pasamos ahora a observar cómo Jesús restauró el propósito original del Sabbat con Su ejemplo y enseñanza. Pero hay otro error, más común aún entre creyentes sinceros, que también debemos corregir. Es la idea de que el Sabbat simplemente significa hacer nada. Esa idea también distorsiona el propósito original de Dios.

f. El día de reposo no significa hacer “nada”

Hermanos, necesitamos entender que Dios no nos dio este día para inmovilizarnos. No se trata de quedarnos inmóviles o en silencio todo el día, como algunos enseñan. Eso no es lo que dice la Palabra.

Esa interpretación del día de reposo es legalista y viene de tradiciones humanas, no del corazón de Dios. Como mencioné previamente, muchas de esas ideas fueron tomadas del Talmud y otros escritos rabínicos, que añadieron cargas sobre el pueblo. El Señor mismo condenó esto cuando dijo: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Mateo 15:9). Y también declaró: “Cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar” (Lucas 11:46), dejando claro que el legalismo religioso no agrada a Dios.

El Señor fue claro: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27).

Así que el día de reposo no fue hecho para limitar, sino para bendecir. El día de reposo no significa abstenerse de toda actividad, ni tampoco rechazar los momentos de alegría que Él nos permite. Lo que Dios quiere es que ese día no sea dominado por nuestros propios intereses, ni usado como excusa para satisfacer deseos egoístas.

Isaías 58:13 nos llama a “honrarlo, no andando en nuestros propios caminos, ni buscando nuestra voluntad, ni hablando palabras vanas.” En otras palabras, es un día para alinear nuestro corazón con el de Dios. Así que si una familia, o grupos de amistades se reúne para orar, para compartir, y para dar gracias, eso no rompe el reposo. Eso honra a Dios.

Lo que sí rompe el propósito del día de reposo es cuando lo tratamos como cualquier otro día más. Hermanos, el día de reposo no es un vacío de actividad, sino una pausa con propósito. No es inactividad, es redirección. Es un día donde todo debe llevarnos a recordar, buscar, y honrar al Señor.

IV. Jesús y el cumplimiento del reposo

Hasta este punto hemos visto cómo Dios instituyó el día de reposo desde la creación, cómo lo reafirmó en el Sinaí, y cómo el hombre lo ha distorsionado por medio de tradiciones humanas. Pero ahora es crucial que veamos cómo el Señor no solo defendió el reposo bíblico, sino que también lo vivió, lo enseñó correctamente, y lo llevó a su máximo cumplimiento.

a. Jesús no violó el Sabbat, lo restauró

Uno de los argumentos que muchas personas presentan para desechar el día de reposo es que el Señor aparentemente lo rompió. Pero la realidad es todo lo contrario. Lo que Jesús hizo fue restaurar su propósito original.

En Mateo 12:1-12 vemos cómo los fariseos acusan a Jesús porque sus discípulos arrancaron espigas en sábado. Pero el Señor responde con sabiduría, recordándoles el ejemplo de David y los panes de la proposición. También les dice: “Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí” (Mateo 12:6), y añade: “Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12:8).

A lo largo de los Evangelios vemos que Jesús observó el día de reposo asistiendo a la sinagoga como era costumbre en Israel (Lucas 4:16), y enseñaba allí con autoridad (Marcos 1:21). Pero no solo enseñaba sino que también sanaba y restauraba vidas en ese día, mostrando que el propósito del Sabbat no era imponer cargas, sino liberar al ser humano del peso del dolor, la enfermedad y la opresión.

Por ejemplo, sanó a una mujer encorvada (Lucas 13:10-13), ordenó a un paralítico que se levantara y anduviera (Juan 5:8-9), y restauró la mano de un hombre delante de todos, declarando que es lícito hacer el bien en el día de reposo (Mateo 12:12-13). Así que el Señor no estaba ignorando el reposo, sino que estaba corrigiendo la interpretación errada que los fariseos tenían. Hermanos, el Señor nunca violo el Sabbat, sino que lo vivió conforme a su intención original.

b. Las obras de compasión en sábado no son violación

En Mateo 12:11-12, Jesús dice: “¿Qué hombre habrá de vosotros que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?… Pues, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja?”

Aquí el Señor nos enseña que hacer el bien en sábado no solo es lícito, sino que refleja el corazón de Dios. Hermanos, el reposo nunca fue diseñado para impedir la misericordia, sino que fue diseñado para exaltar el bien.

c. Jesús vivió el reposo y reposó en la tumba

Después de Su crucifixión, Jesús fue sepultado antes del comienzo del Sabbat, justo antes de la puesta del sol. Pero es importante que entendamos que ese Sabbat era un día de reposo alto, un “gran día” (Juan 19:31), asociado con la celebración de la Pascua, y no el Sabbat semanal. Esta distinción es clave, ya que muchas interpretaciones modernas fallan en notar que hubo dos Sabbats esa semana: el alto Sabbat del primer día de panes sin levadura, y el Sabbat semanal.

Jesús permaneció en el sepulcro durante tres días y tres noches, cumpliendo exactamente lo que Él mismo dijo en Mateo 12:40: “Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.” No fueron partes de días, sino tres días completos según la cuenta bíblica. Esto significa que la resurrección del Señor no ocurrió en la madrugada del domingo, sino al final del Sabbat, justo antes del comienzo del primer día de la semana, al anochecer del sábado.

Esta verdad no solo honra el testimonio bíblico, sino que refuta la idea de que el domingo reemplazó al sábado como día de reposo. Jesús reposó en la tumba el séptimo día, tal como el Padre reposó al culminar la creación. Su obra redentora fue completada y seguida por reposo, no por actividad.

Y como mencionamos anteriormente, Hebreos 4:9 declara: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”. La palabra usada aquí en el griego es sabbatismos, que significa literalmente: “observancia del Sabbat” (Strong’s G4520, Blue Letter Bible). Esto confirma que el reposo no ha sido eliminado, sino que permanece vigente, y que Cristo no lo abolió, sino que lo vivió en perfección.

d. Jesús es el Señor del día de reposo

Cuando Jesús declara que Él es “Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:28), está haciendo una declaración poderosa. Nos está diciendo que la autoridad para interpretar y ordenar ese día le pertenece a Él, y no a los hombres, ni a los concilios, ni a las denominaciones.

Esto implica que si Jesús es el Señor del día de reposo, entonces no lo eliminó. Y aunque tenía toda autoridad para hacerlo, no lo transfirió a otro día, sino que lo confirmó. Lo explicó. Lo vivió. Y lo entregó como un regalo para nosotros, Su pueblo.

e. Reposar en Cristo no cancela el Sabbat

Algunos argumentan que ya no necesitamos guardar el Sabbat porque “Cristo es nuestro reposo” (Mateo 11:28-30). Pero esta es una interpretación incompleta y fuera de contexto. Es cierto que Jesús ofrece descanso espiritual, un reposo profundo para nuestras almas, pero eso no elimina el mandamiento de dedicar un día específico al Señor.

Como ya hemos visto, el Sabbat tiene un componente físico y otro espiritual. Uno es semanal y visible; el otro, interior y continuo. Ambos son necesarios, y ambos se complementan.

Ahora bien, hay quienes también citan Colosenses 2:16-17 como si Pablo estuviera invalidando el Sabbat. Pero ese pasaje no cancela el día de reposo. Lo que Pablo corrige allí es el juicio legalista de algunos que imponían formas humanas sobre cómo debía observarse, no la validez del día mismo. El Sabbat sigue siendo una sombra profética que apunta a la plenitud en Cristo. Pero cuando llega la luz, la sombra no desaparece; se revela su verdadero propósito.

En Hebreos 4, el autor inspirado confirma esta doble dimensión del reposo: el físico, que se celebra semanalmente, y el espiritual, que vivimos cada día en comunión con Cristo. El Señor nunca dijo que cancelaba el día de reposo. Lo que Él hizo fue restaurar su verdadero significado.

Guardar el día de reposo no es legalismo. Es obediencia amorosa. Es una declaración visible de que hemos dejado de depender de nuestras fuerzas, y hemos aprendido a descansar en la fidelidad del Señor. Como dijo Dios en Isaías 58:13-14, cuando honramos Su día santo, Él nos bendice y nos exalta.

V. La observancia del Sabbat en la Iglesia del Nuevo Testamento

A la luz de todo lo que ya hemos aprendido sobre el origen, propósito y restauración del día de reposo, ahora debemos preguntarnos: ¿Qué enseñaron y practicaron los apóstoles después de la resurrección de Cristo? ¿Siguieron guardando el Sabbat, o lo cambiaron al domingo?

a. La práctica de los apóstoles confirma el Sabbat

Cuando analizamos el libro de los Hechos, vemos que los apóstoles continuaron observando el día de reposo. En Hechos 13:14, Pablo entra en la sinagoga un día de reposo en Antioquía. Luego, en el mismo capítulo, Hechos 13:42-44, los gentiles le ruegan que les hable el próximo sábado. Y el texto dice que casi toda la ciudad se reunió el día de reposo para oír la palabra de Dios.

Esto nos revela algo poderoso: no solo los judíos observaban el Sabbat, sino que también los gentiles lo hacían. Si realmente el día de reposo había sido cancelado o cambiado, este habría sido el momento perfecto para aclararlo. Pero Pablo nunca dijo: “vengan mañana, que ahora el día del Señor es el domingo.” No. Él volvió el día sábado, porque el Sabbat seguía vigente.

b. Hechos 16, 17 y 18: la consistencia de Pablo

En Hechos 16:13, estando en Filipos, Pablo y sus compañeros van a un lugar de oración junto al río en el día de reposo. En Hechos 17:2 leemos que “Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos.” En Hechos 18:4 dice: “Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.”

Esto no era algo ocasional, era un patrón, era su costumbre. Y recordemos que Pablo no era un hombre legalista. Él mismo dijo en Hechos 24:14: “sirvo al Dios de mis padres creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas.” Si él guardaba el día de reposo, es porque lo veía como parte de la voluntad de Dios.

c. El primer día de la semana no reemplazó el Sabbat

Algunos citan pasajes como Hechos 20:7 y 1 Corintios 16:2 para argumentar que los cristianos comenzaron a reunirse el primer día de la semana. Pero al observar estos textos con cuidado, vemos que no hay ninguna orden divina, ni enseñanza apostólica que diga que el domingo reemplazó al Sabbat.

En Hechos 20:7, el contexto muestra que Pablo estaba reunido con los hermanos antes de salir de viaje, y como era su última noche con ellos, prolongó su discurso hasta la medianoche. Eso no establece un nuevo día sagrado. En 1 Corintios 16:2, Pablo solo da instrucciones prácticas para que se aparten ofrendas “cada primer día de la semana”, para que no haya colectas cuando él llegue. No se trata de una reunión litúrgica, ni de una orden para guardar el domingo como día santo.

d. El ejemplo de la iglesia primitiva y los historiadores

Históricamente, los cristianos del primer siglo siguieron observando el Sabbat. Escritos antiguos como la Didaqué, así como testimonios de historiadores como Sócrates Escolástico, afirman que muchas iglesias cristianas guardaban el sábado, especialmente en regiones fuera de Roma.

Fue con el tiempo, y por influencia del emperador Constantino y el obispo de Roma, que se oficializó el domingo como día de adoración en el año 321 d.C. Pero eso no fue por mandato divino, sino por decreto imperial.

e. El día de reposo sigue vigente para el pueblo de Dios

La carta a los Hebreos, escrita después de la resurrección de Cristo, declara: “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Y como ya vimos, esa palabra “reposo” es sabbatismos (Strong’s G4520), lo cual significa literalmente: “observancia del Sabbat”.

Esto deja claro que el Sabbat no fue abolido. No fue sustituido. Sigue siendo un día apartado por Dios, una señal entre Él y Su pueblo. Y si Jesús, los apóstoles, y la iglesia primitiva lo guardaron, ¿quiénes somos nosotros para ignorarlo?

Si verdaderamente amamos a Dios y queremos obedecer Su Palabra, entonces debemos seguir Su modelo, y no la tradición del hombre. Como dijo el profeta Jeremías: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” (Jeremías 6:16).

Con esto en mente, pasemos a la sección final donde veremos las bendiciones prometidas para aquellos que guardan el Sabbat con entendimiento y fidelidad.

VI. Las bendiciones de guardar el Sabbat

Después de haber recorrido las Escrituras y examinado con claridad el origen, la vigencia y la práctica del día de reposo, es importante que comprendamos que este mandamiento no solo tiene implicaciones teológicas, sino también bendiciones prácticas para nuestras vidas. Porque cuando obedecemos lo que Dios ha establecido, no solo le honramos, sino que también recibimos de Él los frutos de esa obediencia.

a. El Sabbat como delicia espiritual

El profeta Isaías, inspirado por el Espíritu de Dios, nos dejó una promesa extraordinaria para aquellos que honran el día santo del Señor. Leamos atentamente lo que dice Isaías 58:13-14:

“Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová… entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.”

Esta promesa no es una metáfora vacía ni una bendición condicional sujeta al Antiguo Testamento. Es una revelación del corazón de Dios. Cuando nosotros dejamos de lado nuestras propias actividades, nuestras agendas personales, y apartamos ese día para deleitarnos en Él, Él nos llena de Su presencia y nos hace caminar en alturas espirituales. Como he repetido a traves de este estudio bíblico, el Sabbat es más que reposo físico; es una experiencia de adoración profunda.

Guardar el Sabbat no es una carga, es un privilegio. Es un regalo sagrado que Dios le dio a Su pueblo para que descansara en Su fidelidad, se deleitara en Su presencia, y se recordara de Su provisión.

b. Protección, provisión y dirección divina

Cuando observamos la historia de Israel, vemos que el día de reposo no solo traía descanso, sino también protección y provisión. En Éxodo 16:22-30, cuando el pueblo recogía el maná, Dios les ordenó tomar doble porción el sexto día, porque en el séptimo no habría. ¿Qué vemos aquí? Que Dios provee lo necesario cuando obedecemos Su palabra.

Y más aún, vemos que el pueblo que intentó recoger maná en sábado no encontró nada. Esto nos enseña que cuando tratamos de trabajar fuera del diseño de Dios, el esfuerzo es en vano. Como dice el Salmo 127:1-2, “si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican… por demás es que madruguéis y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a Su amado dará Dios el sueño.

Cuando honramos el Sabbat, Dios abre puertas, multiplica el tiempo, y guía nuestros pasos. En Deuteronomio 5:15, el Señor le recuerda a Israel que el día de reposo era también un recordatorio de Su liberación. Guardarlo no solo era obediencia, era testimonio. Y lo sigue siendo.

c. El Sabbat como testimonio profético

En Ezequiel 20:12, Dios declara: “Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.” El Sabbat es una señal. Es un testimonio visible de que somos un pueblo apartado, diferente, consagrado al Dios vivo. No guardamos el día de reposo para ser salvos, sino porque somos salvos. No lo observamos como una obra legalista, sino como una expresión de amor y gratitud.

Y en el futuro, este testimonio continuará. Como ya vimos en Isaías 66:23, el día de reposo será observado aún en la eternidad: “de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.” Esto significa que el Sabbat no es una cosa del pasado, sino una sombra del reino venidero. Una práctica que anticipa el descanso eterno en la presencia del Cordero.

Ahora bien, puede surgir la pregunta legítima:

“¿No le hablo Dios a Moisés diciéndole que en el día de reposo no se debe hacer ningún trabajo?”

Y la respuesta a este pregunta es un rotundo SI!! En Levítico 23:3, encontramos que Dios le dijo a Moises:

“Seis días se trabajará, mas el séptimo día será día de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; es día de reposo de Jehová en dondequiera que habitéis.”

Sin embargo, al aplicar una interpretación bíblica sana, basada en el contexto lingüístico y doctrinal, observamos que la palabra hebrea usada para “trabajo” en ese versículo esמְלָאכָה (melaká), la cual no se refiere a cualquier tipo de acción o actividad física, sino al trabajo rutinario o laboral destinado a la producción económica o sustento diario. Fuente: Blue Letter Bible Lexicon Strong’s H4399

Esta distinción es sumamente importante. Porque si se interpretara la prohibición como un mandato absoluto contra cualquier forma de actividad, como cocinar, calentar alimento, encender una luz, ayudar a alguien, o atender una emergencia, entonces estaríamos ignorando otros pasajes donde Dios permite o incluso ordena ciertas actividades durante el Sabbat.

Por ejemplo:

  • Los sacerdotes ministraban en sábado (Mateo 12:5)
  • Se permitía la circuncisión en ese día (Juan 7:22–23)
  • Jesús sanó enfermos, rescató personas y declaró que hacer el bien no quebranta la ley (Lucas 13:15–16; Lucas 6:9)

Por eso, como ya les mencione anteriormente, el mismo Señor dijo con claridad:

“El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.” (Marcos 2:27)

Cristo no quebrantó el mandamiento, sino que corrigió su mala interpretación. Él vivió el Sabbat con plenitud, no como una carga, sino como un espacio de restauración, misericordia y comunión con el Padre. Y al hacerlo, nos enseñó que el reposo no puede ser gobernado por el legalismo religioso, sino por la intención divina: el bienestar espiritual y físico del ser humano.

Por eso, la frase “ningún trabajo haréis” en Levítico 23:3 no contradice nada de lo mencionado en nuestro estudio bíblico de hoy, sino que lo confirma. Porque al entender correctamente el significado de melaká, reconocemos que Dios no prohibió el movimiento, la compasión, ni las actividades de necesidad, sino el afán diario y el comercio que desvía la atención del propósito santo del día de reposo.

Este entendimiento no anula la ley, la honra. No la disminuye, la ilumina. Nos ayuda a abrazar el Sabbat con gozo, y no con temor. Como testimonio viviente de nuestra identidad en Cristo, y como señal de que pertenecemos al Dios que nos santifica.

d. El descanso trae renovación física, emocional y espiritual

Hoy vivimos en un mundo que glorifica la productividad, el agotamiento, y el afán constante. Pero Dios, en Su sabiduría, instituyó un día de descanso para restaurar el alma, el cuerpo y la mente. El Sabbat es un refugio divino en medio del caos. Es un recordatorio semanal de que no somos esclavos del tiempo, ni de los sistemas humanos, ni de nuestras propias agendas. Somos hijos de Dios, y nuestro descanso está en Él.

Cuando observamos el día de reposo, le estamos diciendo a nuestro cuerpo que pare, a nuestra mente que descanse, y a nuestro espíritu que adore. Y en ese reposo, encontramos sanidad. Como dijo el Señor: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27). El Sabbat no es para Dios porque Él lo necesite, es para nosotros, porque lo necesitamos.

e. Bendición multigeneracional

Guardar el día de reposo también es una enseñanza para nuestros hijos; un legado espiritual. En Deuteronomio 6:6-9, Dios nos manda a enseñar Sus mandamientos a nuestros hijos, y el día de reposo es una excelente oportunidad para hacerlo. Cuando nuestros hijos nos ven detenernos, adorar, y deleitarnos en el Señor, ellos también aprenden a valorar Su Palabra, Su presencia y Su propósito.

El Sabbat fortalece el hogar, une a la familia, y siembra en las nuevas generaciones un amor por Dios que producirá fruto con el tiempo. Porque cada vez que se abre la Biblia, y se eleva una oración en el día santo de Dios, una nueva generación está aprendiendo que Dios es digno de ser honrado.

Conclusión

Como hemos visto a lo largo de este estudio, el día de reposo no es una carga. Es una bendición. Es parte del diseño de Dios desde el principio. Jesús no abolió el Sabbat, lo vivió con propósito, y los apóstoles no lo ignoraron, lo guardaron. Y la Palabra no lo elimina, lo confirma.

En un mundo que corre sin descanso, Dios nos llama a detenernos. No solo para descansar el cuerpo, sino para reenfocar nuestro corazón. El día de reposo es una pausa con propósito. Es un recordatorio de que no somos esclavos del tiempo, ni del trabajo, ni de las exigencias del sistema. Somos hijos de Dios. Y Él nos dio este día para encontrarnos con Él de forma especial.

Hoy es tiempo de decidir a quién vamos a obedecer. ¿Seguiremos la tradición del hombre? ¿O volveremos a lo que Dios estableció desde el principio? El mundo moderno quiere reemplazar lo eterno con lo cómodo. Pero nosotros hemos sido llamados a andar por las sendas antiguas, donde se encuentra el descanso verdadero.

No sigas lo que la mayoría hace. No sigas lo que enseñan sin base bíblica. Vuelve a las Escrituras. Honra el día que Dios apartó. Santifícalo. Guárdalo con gozo. Porque hay bendición para los que obedecen con fe y entendimiento.

Como dice Isaías 56:2: “Bienaventurado el hombre que hace esto… que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.” Esa promesa sigue vigente. Y es para ti.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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Jose R. Hernandez
Autor

Jose R. Hernandez

Pastor jubilado de la iglesia El Nuevo Pacto. José R. Hernández; educación cristiana: Maestría en Teología. El Pastor Hernández y su esposa nacieron en Cuba, y son ciudadanos de los Estados Unidos de América.

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