Tema: 7 – ESPÍRITU SANTO – EL CONSOLADOR
Salmo 51:6– He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
La palabra griega por consolador es “parakletos” que significa “llamado al lado de uno; en ayuda de uno”. El Espíritu Santo como Consolador es nuestro ayudador, consejero y abogado.
En 1 Juan 2:1, se menciona a Cristo como nuestro “parakletos” (abogado). En Juan 14:16, Cristo dijo que enviaría “otro” Consolador. La palabra griega por “otro” es “allos” que significa “otro de la misma clase”.
En la Cena del Señor, Cristo habló de su traición, muerte y próxima partida. El pensamiento de vivir sin Jesús en medio de ellos los desanimó. Mientras Cristo siguió hablando de persecuciones venideras (Juan 16:1-4 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. 2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios. 3Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. 4 Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho)
Sus corazones estaban llenos de tristeza (Juan 16:6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.).
Los apóstoles siempre esperaban enfrentarse con muchos problemas y persecuciones; sin embargo, se sintieron seguros con la presencia de Cristo.
Nuestro Salvador había calmado cada tormenta, dio de comer a la multitud cuando estaban desamparados y echó fuera a los demonios cuando los discípulos no podían.
El había sido su Guía infalible y su Maestro. Ahora se sentían como huérfanos desamparados. Para aliviarles la tristeza profunda de su pronta partida, nuestro Señor les habló de las palabras consoladoras de Juan, capítulos 14-16. Fue en este tiempo que les dio la promesa de otro Consolador (Juan 16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.).
I. ¿QUÉ ES EL CONSUELO?
Estar consolado es una experiencia agradable, la cual implica la presencia de un problema. Este mundo es un lugar de tribulación, persecución y lágrimas para el hijo de Dios. Antes de la partida de Cristo, Él les aseguró a los apóstoles que las aflicciones serían parte de sus vidas (Juan 16:1-4).
El hijo de Dios no debe por consiguiente esperar escaparse de las aflicciones, sino más bien buscar el consuelo durante sus pruebas.
II. LA NECESIDAD DEL CONSUELO
El cristiano que pasa la vida como si fuera huérfano desamparado está viviendo ciertamente sin tomar en cuenta sus privilegios. La intención de Dios para con sus hijos es que tengan consuelo y gozo en este mundo (Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Bendiciones, por el extenso blogs en relación a la promesa que dejo el Señor Jesucristo,sin duda alguna es la fuerza sobrenatural poderosa que tenemos para enfrentar las embestidas del enemigo y la fuerza de poder para poder realizar la obra evangelizadora.