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Carta del Señor Jesús para toda la humanidad

Como ustedes saben un nuevo año ha llegado casi a su final, con la llegada del final de éste año una vez mas se celebra mi cumpleaños aquí en la tierra.

Igual que todos los años, se hace una gran fiesta en mi honor. Pero ésta vez he decidido venir y ver como se celebra mi cumpleaños. Realmente tu sabes que no lo ignoro, pero quiero compartir contigo mi apreciación sobre mi cumpleaños.

En esta época toda la gente va de compras, hay muchos anuncios en la radio, en la televisión y éste año hasta eso que ustedes han llamado el Internet esta saturado de propaganda. La verdad es que es agradable al menos saber que todos ustedes se acuerdan de mi cumpleaños.

Tu sabes que hacen muchos años comenzaron a festejar mi cumpleaños. Los primeros años después de mi nacimiento allá en Belén, la gente parecía comprender el significado de mi nacimiento. Yo mismo les di a conocer el propósito de mi llegada a éste mundo a través de mis profetas quienes hablaron y escribieron acerca de mí. Pero durante los últimos años la gente ya no comprende el significado de mi nacimiento.

Para que tu tengas una mejor idea de lo que quiero decirte déjame contarte una de mis últimas experiencias.

Yo decidí asistir a una de las muchas fiestas que celebran en mi nombre. Bueno, realmente no me invitaron pero de todas maneras yo fui. Pude ver que la fiesta era hecha en mi nombre pero ni siquiera me habían invitado. Fíjate que yo quería compartir y ser parte de la fiesta pero me cerraron la puerta pues al final era una fiesta solo para ellos y sus invitados.

Como no me dejaron participar, decidí quedarme un rato mas con ellos solo para ver como la pasaban en grande con sus amistades. ¡Mira que eso si que era una gran fiesta!. Había muchos invitados, habían invertido mucho dinero en la decoración, en la comida y una gran cantidad de bebida. Fíjate que se me ocurrió dar una caminada por la casa y mirar, habían colocado un gran árbol navideño con muchas luces y adornos. Abajo habían colocado eso que ustedes llaman “el nacimiento”. Ha! Eso fue muy bonito, mira que los niños de los invitados todos llegaban a ver esos muñequitos bajo el árbol. Bueno, todo parecía una gran fiesta en mi nombre.

Después de un par de horas y ver los niños jugar y quemar pólvora se me ocurrió volver al patio de la casa donde estaban todos los invitados. Llegué sin interrumpir a nadie y me senté a ver como ellos celebraban mi cumpleaños. Todos estaban bebiendo, unos bailaban, otros contaban chistes, imagínate que clase de chistes que algunos de ellos comenzaron a hacer chistes aún de mí y se carcajeaban, la estaban pasando en grande. Bueno, de todas maneras no sabían que yo estaba con ellos.

Un rato mas tarde llegó un viejo gordo vestido de rojo con una barba blanca y gritando JO, JO, JO, JO, me pareció que había bebido mas que los demás, se dejó caer sobre un gran sillón y todos incluyendo los niños corrieron hacia él diciéndole; Santa Claus, Santa Claus. Este hombre tomó el control de toda le fiesta como si la fiesta hubiese sido en honor de él.

Cuando llegaron las doce de la noche todos en la fiesta se abrazaban y se decían “Feliz Navidad”, Yo me sentí muy contento pues se volvieron a acordar de mí, fue tanta mi alegría que me puse de pie y me colé entre ellos con los brazos abiertos y nadie me quiso abrazar. Entonces comprendí que esa fiesta no era para mí. Así que decidí irme de ese lugar.

¿Tu piensas que yo nunca lloro?, Esa noche salí llorando pues me di cuenta que yo valgo nada para ellos.

Cuando iba caminando escuché el sonar de unas campanas, me llamo la atención y me fui a ver que era aquello. Fíjate que encontré un gran templo eso que ustedes llaman “catedral” mira que había una gran cantidad de gente y estaban cantando cantos que hablaban de mí. Cuando llegue estaban cantado ese canto que tanto me gusta “noche de paz”. Como pude logré entrar ya casi terminaban el servicio. Cuando finalizaron hablaron un poco mas de mí y fueron despedidos diciendo “Que la paz de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes”. Vaya dije yo, todavía hay gente que se acuerda de mí.

Mira que cuando salieron me acerque a un grupo de personas que hablaban de reunirse a celebrar mi cumpleaños, bueno no me invitaron pero como era en mi nombre me fui con ellos. ¿Sabes cuál fue la sorpresa?, Tampoco era una fiesta para mí.

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