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Una carta al apóstol Pablo

Apóstol Pablo

Presente.

Estimado hermano, hemos recibido su carta en la cual nos solicita la membresía y liderazgo en nuestra iglesia y hoy queremos contestarle.

Estamos muy consientes de cuál ha sido su trabajo en la obra de Cristo, pero no podemos entender por qué usted solicita la membresía en nuestra iglesia, cuando debe saber muy bien que nosotros pertenecemos a una denominación, mientras que usted en una carta que envió a los gálatas, les dice que deben proclamar la libertad en Cristo; en otras palabras, usted es un independiente.

Recuerde también que cuando había llegado a la ciudad de Atenas y le preguntaron si venía enseñando una religión específica, usted les había contestado que no, que proclamaba al Dios no conocido. Nos parece que usted trata de formar su propia secta religiosa, porque les ha dicho expresamente a los corintios, a los efesios, a los filipenses, a los tesalonicenses y a otros más, que le imiten a usted.

Por otro lado, si le otorgamos un puesto de liderazgo, usted como independiente, entre sus primeras enseñanzas dará aquella que ya les ha dado a los colosenses, la cual dice: “Dejen los rudimentos del mundo”. Si usted trata de enseñar esto aquí, ¿Qué de nuestras tradiciones? No queremos que destruya nuestra organización, tampoco queremos que cause el mismo alboroto que ha causado en Efeso y Tesalónica, sinceramente no queremos problemas.

También hemos analizado su testimonio y la verdad es que posee muchos aspectos negativos. Usted nos cuenta que tuvo un viaje misionero con Bernabé y Marcos. Este último, es decir Marcos, se apartó en medio camino porque era muy joven para poder resistir los viajes. Luego añade que tuvo un segundo viaje misionero y que nuevamente Marcos quiso acompañarle, pero esta vez decidido a completar el viaje, sin embargo usted no quiso llevarle. El hermano Bernabé consideró a todo esto un orgullo de su parte, por eso fue que él tampoco quiso ir a este segundo viaje misionero. Usted el lugar de ponerse de acuerdo, tomó a Silas y se fue con él, permitiendo que Bernabé haga su propio viaje con Marcos. El médico Lucas nos narró este tremendo desacuerdo entre ustedes.

Algo parecido sucedió con el apóstol Pedro. Usted cuenta a los gálatas que solamente 15 días pudo estar con él y asegura que en su propia cara le dijo que era un hipócrita. Tal vez no se ha enterado que para el pueblo católico el apóstol Pedro es el primer papa, mientras que usted le dijo hipócrita. Realmente, no sabemos qué pensar de usted, es muy extrovertido y no tiene paciencia. Imagínese, cuando los corintios le han platicado que hay alguien en su congregación el cual practica la inmoralidad, nos enteramos que usted les había aconsejado que “el tal sea echado a Satanás”, ¿No cree que eso sería demasiado? Nosotros por nuestra parte no podríamos tolerar dichos consejos.

Enfocando el liderazgo que usted quiere ejercer en nuestra congregación, le podemos decir lo siguiente: no queremos líderes que hablen demasiado, porque puede suceder lo mismo que sucedió en Troas, cuando usted alargó su mensaje y alguien se durmió, cayó del tercer piso y murió. Ni siquiera le podemos pedir alguna carta de recomendación, pues, nos enteramos que usted quiso ir a liderar en la Iglesia de Corinto y ellos le insistieron para que llevase algunas cartas de recomendación, sin embargo, usted les contestó que no hacía falta ninguna recomendación, ya que ellos mismos eran la carta, aseveró.

¿Cree usted que puede ser de verdadera ayuda en nuestra Iglesia? Nosotros  creemos que no, tiene demasiadas experiencias negativas, las cuales causarían asombro a muchos. Usted ha escrito a los corintios y todavía gloriándose, que ha pasado náufrago en alta mar, que ha tenido muchos peligros de asaltantes, de enemigos y de falsos hermanos, que muchas veces ha pasado desvelos, hambre, sed, fríos, desnudez; una vez ha escapado de sus enemigos bajándose en una canasta de un piso alto, además, ha estado en la cárcel y muchas cosas más.

Hermano Pablo, sabemos que usted es sincero en tratar de venir a nuestra Iglesia, pero, ¿No cree que la gente se alarmaría al verlo? Y si a usted le están persiguiendo, empezarán por perseguirnos a nosotros también. No quisiéramos darle una respuesta negativa, pero las circunstancias nos obligan. Por favor, tampoco queremos que venga de visita porque sabemos que es muy persuasivo, pues nos enteramos que por poco persuade al Rey Agripa. Cuánto más fácil resultará para usted persuadir a los miembros de nuestra congregación. Seguramente tratarán de seguir su corriente ideológica, causará división como está acostumbrado a hacerlo en las sinagogas, por ende, nuestra iglesia se destruirá.

Gracias hermano Pablo por su comprensión. Respetamos su posición respecto a la doctrina de Cristo. Le enviamos un saludo muy afectuoso, esperando que acepte y admita nuestra opinión respecto a su vida.

Qué Dios le bendiga.

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