Un cazador salió al bosque en busca de una presa para el almuerzo de él y su familia y después de varias horas de caminar no había encontrado nada que cazar.
Él mirando al cielo le prometió al Señor que de lo que el cazara la mitad seria del Señor y la otra mitad suya , no terminaba bien de orar cuando en la trampa ya estaban dos hermosos cerditos.
El cazador contento tomó sus cerditos y comenzó a correr hacia la casa mientras decía: ¡Un cerdito para mi y otro para El Señor!…….
De repente una roca lo hace tropezar y cae y se le escapa uno de los cerdos y exclama con mucha tristeza ¡Hay, ahí va el cerdito del Señor!
