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¿Eres hincha o eres espectador?

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Ilustraciones para Sermones

Una tarde de verano se encontraban un Hincha y un Espectador en la tribuna oriental de un estadio. Los dos personajes se preparaban para observar el partido de fútbol más importante de la temporada.

No se había dado el primer pitazo, y por las venas del Hincha vibraba la emoción. Su voz se ponía ronca y con sus manos agitaba fuertemente una gigantesca bandera Roja y Negra.

Por otra parte, el panorama para el Espectador era diferente. Este hombre se ubicó en el lugar que aparecía marcado en su boleta, abrió una soda, se sentó. No paraba de mirar su reloj y preguntarse un poco indispuesto:

-¿A qué hora pensarán iniciar este partido?- -Yo pague la entrada más cara para tener que soportar esto-. Su favorito: Los de Azul.

El árbitro da inicio al 1er tiempo. El balón fue de un lado al otro, se dio el primer tiro de esquina para los de “Amarillo”; el primer saque de portería para los Azulejos. Pero el marcador no se abría. Sin embargo, mientras este tiempo transcurría, el Hincha vivió paso a paso con emoción y alegría. Por otra parte, el Espectador solamente se quejaba:

-Ese arbitro no sirve para nada- -sáquenlos- -Ese partido esta comprado-¡!!!

De repente a los 25 minutos, los “Amarillos” anotan su primer gol. El Hincha saltó de alegría, gritó, agitó de nuevo su bandera y se levantó para hacer la ¡ola! Que venía. Con tan mala suerte que golpea el brazo del espectador y tira al piso su bebida. El Hincha sin pensarlo, recoge lo que queda, se la coloca de nuevo en la mano, pide excusas y sigue disfrutando su partido. El espectador indignado, se levanta de su silla, empuja al Hincha y vocifera. Pasado el incidente, comienza a dar gritos desde la tribuna: -sáquenlos- -no sirven para nada- -son unos perdedores-… (Al equipo Azul)

Llega el 2do tiempo. Para desconcierto de los locales, los Azules cierran el campeonato con dos goles a favor.

El Espectador se levanta de su silla y “ahora si saca pecho”. –¡Así se hace!- -¡Somos los mejores!- -¡Somos los campeones!-…

Por su parte, el Hincha; sale cabizbajo pero grita: ¡Arriba mi Equipo lindo!, ¡la próxima es la nuestra! ¡vamos pa` delante!.

ENSEÑANZA…

Podríamos comparar el templo de la Iglesia con un estadio de Fútbol donde cada domingo asisten Hinchas y Espectadores.

El Espectador va criticar, juzgar y murmurar. No le gusta que el Ujier le indique donde sentarse, no le gustan los coros de la alabanza, unos por que son muy viejos, otros por que son muy modernos.

Durante la palabra juzga si la prédica del pastor es buena o no. ¡ah! Cuando llega la hora de la ofrenda, justo le dan ganas de ir al baño. Pero…. Cuando llega la hora de la ministración o de la profecía no se como hace, pero se levanta y se ubica en la primera hilera. Cuando sale de la iglesia le dice a sus amigos -Dios me hablo hoy- y se siente grande.

El Hincha en cambio, desde que llega se goza con la alabanza, se encuentra con Dios en el templo. A la hora de la ofrenda da con alegría por que sabe que no es para los hombres, tiene claro que está haciendo su mejor inversión, ¡Invierte en el Reino!.

Se saborea con el sermón del pastor y aún, cuando la palabra lo exhorte; aún, cuando el vecino le haya quitado el puesto que tenía reservado para su familia, aún, cuando le haya tocado en la última fila de la ministración; al salir del templo su pasión es más grande que la que tenía cuando llego.

¿Qué marca esa diferencia?

El Espectador va a ver a Dios. El Hincha va, se encuentra con Dios y Dios sale con Él.

Lo lleva a casa, lo presenta a su familia, y el Señor cena en su casa y se queda para morar con el Hincha.

¡Tu decides! Eres Hincha o eres Espectador.

Lucas 6:37-38No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. 38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

© Alejandra Borda. Todos los derechos reservados.

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