Un día como ninguno

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Josué 10:14 “Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel…”

Días comunes, rutinas aburridas y sobre todo, conformismo; esto es lo que rodea la vida de los cristianos de nuestra época; cosas que por supuesto nos deberían de ser así, pero para ello necesitamos comprender la voluntad de Dios, pero sobre todo, conocer sus promesas, aferrarnos a ellas y ser obedientes a sus mandamientos.

La Palabra declara que nosotros somos como la luz de la aurora, que va de aumento en aumento, hasta que el día es perfecto; siendo de esa manera, y de acuerdo a nuestro natural estado, la gloria que nos revela Cristo, debe de mantenernos sorprendidos a diario.

Como debemos hacer para vivir días inolvidables:

Aprendamos a vivir como si fuera el último día

No podemos negar que resulta difícil vivir disfrutando como si fuera el último día, pero la verdad es que, viviríamos con una mayor plenitud si lo entendiéramos.

Si pudiéramos vivir como si fuera el último día, reiríamos más, diríamos a nuestros seres amados cuanto les amamos, no nos preocuparían los problemas de la vida, pero sobre todo, nos esforzaríamos por agradar a Dios, sabiendo que pronto le rendiríamos cuenta.

Santiago 4:13 “..¡Vamos ahora! Los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana…”

No es malo tener planes, pero si es malo planificar y no vivir nuestro día a día preocupados por lo que será el éxito y el fracaso de nuestros planes. “…Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación…” (Salmos 49:11)

No olvidemos la omnipresencia de Dios

La mayoría de personas no reconocemos este atributo de Dios, o por lo menos lo ignoramos a propósito, ya que no nos agrada la idea que no nos podamos ocultar de Él; por otro lado, vivimos ocultando nuestra vida de los demás, creyendo que su juicio es más importante que el de Dios.

“..¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia?… (Salmos 139:7). No existe un lugar que nos oculte de Dios, todo lo que hacemos le es manifiesto a Él, por lo tanto debemos honrarle en cada una de nuestras acciones.

No olvidar que un día rendiremos cuenta delante de Él

Los musulmanes creen que en la vida deben hacer más obras buenas, para sobrepasar lo malo que hacen; esto es como poner las cosas en una balanza, si haces algo malo, asegúrate de que las obras buenas excedan a las malas.

Lo cierto es que la Biblia nos enseña que es por la fe, “…no por obras para que nadie se gloríe…” Pero una vez nacidos de nuevo, y sepultando nuestra naturaleza que es la que nos obliga a pecar, nos conducimos en ésta vida agradando a Dios en todo, y crecemos día con día en cuanto al conocimiento de Jesucristo.

Romanos 14:10 “…Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo… De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de si…”

Este es el principio que no debemos olvidar, “…Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala…” (Eclesiastés 12:14)

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