Jesús, causante de la justicia de Dios

La ley solo tiene capacidad de enunciarnos nuestra situación jurídica, de crear conciencia del estado de derecho, y de las penas que merecen nuestros hechos.

Sin embargo los judíos creían que con practicar algunos principios generales de la ley de Moisés, eso era el todo para gozar todos los beneficios que Dios ofrece.

Esto ponía en conflicto y en desventaja a los gentiles, ya que la ley es aplicada a determinado espacio o lugar, y en cierto momento. Por tanto, la práctica celosa de la ley nunca es garantía de gozar las bendiciones de Dios. Gálatas 3:19-24

“La salvación de los seres humanos,  es  Dios quien lo hizo posible por medio de la muerte y resurrección de Cristo” Lucas 24:1-27

Por tanto, la justificación no es por cultura-religiosa, tampoco por herencia, ni por puro beneficio religioso por el hecho de vivir en una nación laica, según el art. 24 de la carta magna de los estados mexicanos. “El causante o autor  de la justicia de Dios, es sólo Cristo”

Ahora bien, sino es por mis practica morales religiosos, entonces ¿cómo podemos tener acceso a estos benditos y eternos beneficios?

Los beneficios de esta justicia, son gratuitos. Verss. 24-26

Ya hemos dejado claro que el goce de la justicia de Dios ejecutada por Cristo, no lo consigo por el hecho de ser muy religioso o por el simple hecho de comportarme moralmente bueno. El profeta Isaías nos dice cómo ve el Santo Dios nuestros supuestos actos morales. Isaías 64:5-7

Entonces, ¿Cómo puede el pecador entrar en este disfrute? Gratuitamente para usted, pues el costo ya fue cubierto completamente por la sangre de Cristo vertida en la cruz del calvario, para beneficio nuestro.

Romanos 3:24siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús

II. La justicia de Dios en Cristo, es nuestro por el puro acto de fe. Verss. 27-31

Romanos 3:26  “con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

a) No a los denominacionales, es decir no soy justificado porque asisto y me he hecho miembro de tal iglesia de renombre.

b) No soy justificado porque asisto y persisto en tales actos de piedad y prácticas religiosas.

c) No disfruto de la justificación con base a lo que hago o dejo de hacer, sino con base a lo sólo Cristo hizo.

Por tanto, mi obediencia fiel a Dios, tan sólo define mi amor y gratitud por Él y su gracia en favor mío como vil pecador.

Conclusión:

Amados amigos y hermanos, en esta noche hemos reflexionado sobre el efectivo medio de la redención que Dios nos ofrece. Y nos ha quedado claro que no es con base a nuestros débiles, frágiles y cambiantes esfuerzos morales y religiosos, sino que es con base al sublime sacrificio que Dios proveyó en su único hijo Jesús.

Por otro lado, también nos quedó claro que dichos beneficios es totalmente gratuito para el pecador.

Y por último también entendimos a la luz de la palabra que el pecador sólo puede disfrutar de esta gracia por fe en Cristo, y que la fiel obediencia que manifieste en toda su vida cristiana tan sólo es la muestra de su amor y gratitud por tan grande beneficio redentivo.

Amigo adulto, niño, o joven religioso; tal vez por años has asistido en la iglesia evangélica. Y quizás te has conformado con participar cantado y memorizando texto bíblicos, o tal hasta dirigido algunos eventos religiosos, pero hasta ahora no has disfrutado de los reales beneficios de la justificación ofrecido por Dios en Cristo.

Porque cantas, oras y lees la biblia como un mero  técnico religioso o más aun como un mero lirico piadoso, es decir estas prácticas los haces porque los aprendiste o es producto de tu simple cultura familiar o de amigos.

Dios,  hoy te invita a disfrutar del real beneficio de su justicia realizada por Cristo en la cruz del calvario.

¿Te gustaría abrir tu corazón con fe y aceptarlo gratuitamente? O te quedaras con la mera cultura religiosa. ¡Abre tu corazón y recíbele hoy! Él, se ha propuesto por tu redentor y gratuitamente te lo ofrece.

© 2017. Saúl Reyes B. Poot

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