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Preguntas y respuestas sexuales #1

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1ª Corintios 7:1-2En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido”.

Es imposible creer que dos personas con costumbres y educación diferente no experimenten diferencias e interrogantes en cuanto al sexo. Las preguntas sobre este tema suelen ser muy frecuentes.

A lo largo de mi ministerio como pastor, he tenido la oportunidad de atender diversas consejerías de las cuales el mayor porcentaje tienen que ver con temas de carácter sexual. En una ocasión, una hermana me decía: “Pastor, mi marido no trabaja, me maltrata, es alcohólico; cuando llego de trabajar me exige hacer todo lo de casa. ¿Qué debo hacer?”

No dudo que alrededor del mundo, el matrimonio entre creyentes es duramente atacado por nuestro adversario, y, sin temor a equivocarme, la sexualidad es blanco de estos ataques.

A raíz de eso, me he visto motivado como consejero familiar, a desarrollar temáticas basadas en preguntas que he recibido y que sin duda pueden servir de ayuda a muchos hogares más. El consejo debe estar basado en las Escrituras y no en la concepción de cómo vemos nosotros la vida. Solo Jesucristo es capaz de sacar victoriosa aun a la familia más decadente y marchita, permítame exponer una respuesta a las siguientes interrogantes que alguna vez en la vida me han hecho en mis consejerías:

¿Puede una pareja cristiana planificar?

Antes de desarrollar la respuesta a esta pregunta, quiero que evaluemos lo siguiente: los creyentes estamos acostumbrados a repetir lo que hemos escuchado desde nuestros púlpitos. Lo creemos y lo reproducimos con certeza, y, aunque eso es bueno, debemos evaluar a la luz de la Palabra cada cosa que aprendemos.

Creencias religiosas nos han hecho pensar que la planificación familiar es un pecado. Si bien es cierto que en la Escritura se aprecia que una de las virtudes más grande de las mujeres de los tiempos bíblicos era dar hijos a sus maridos, también es muy cierto que la cultura es otra y los tiempos no eran los mismos de hoy. Una mujer judía creía que no tener hijos era una maldición de Dios. El marido incluso podía repudiarla por este hecho del cual no era culpable.

Los métodos anticonceptivos no aparecen en la biblia pues no existían en esos tiempos. La cultura oriental estaba enfocada a llenar la tierra, los hijos eran la garantía de la fuerza laboral y las riquezas. Es claro que en nuestros tiempos, la tierra está más que poblada y las condiciones de vida no se comparan en lo más mínimo a las antiguas.

Cada familia es responsable del sostenimiento y cuidado de sus hijos, por tanto, no debemos ser irresponsables al concebir hijos. Si decidimos tener más hijos, debe ser con los pies en la tierra, sabiendo que contamos con las condiciones mínimas necesarias para que puedan sobrevivir en un mundo tan depravado y tomar la decisión en pleno consenso con nuestra pareja.

Mi cónyuge acostumbra ver material pornográfico.

Las adicciones sexuales son un problema que puede perseguir a hombres y mujeres durante muchos años de su vida y que deben ser sometidas al señorío de Cristo para poder salir de ellas. Aquí es importante observar algo: si su relación sexual no se ha degenerado aún está a tiempo.

La biblia dice en 1 Timoteo 5:22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro

Si su cónyuge es cristiano (o es usted el del problema), permita que sea Dios quien corrija, no pelee, no recrimine, no acuse. Recuerde que como pareja, Dios nos ha colocado para ser esa ayuda perfecta que es necesaria en momentos como este.

Si su cónyuge no es creyente, tenga mucho cuidado en cómo abordar el tema para no parecer nosotros santos y ellos impuros. Lo que es claro, es que la Escritura nos manda a estar lejos de este tipo de prácticas que enferman la mente y el corazón.

Generalmente, las personas que son adictas a la pornografía y sus derivados, acostumbran pedir cosas que han visto, fantasear y tratar de hacer realidad lo que aprecian en un video o una fotografía. Usted como hijo o hija de Dios, debe ser muy prudente; recuerde que usted es la persona más adecuada para ayudarle a superar este asunto. Importante es que jamás caiga en el mismo error pues solo logrará incrementar día a día el problema ya que se verá consumido en el vicio y el deseo de participar de lo que otros hacen.

No pierda de vista que la pornografía es una adicción y que dentro del matrimonio tenemos la garantía de salir adelante si confiamos nuestras debilidades a nuestro amado Salvador. Le invito que huya de inmediato de esta trampa y que no manifieste pensamientos como: “yo puedo manejar eso”, “a mí no me afecta”, “no tiene nada de malo”, “puedo dejarlo cuando quiera”… si es así, ¿Por qué aún sigue preso día tras día?

Después de la infidelidad nuestra relación cambio demasiado.

Quiero recordarle algo: el perdón no es un sentimiento, es una acción. El problema en la mayoría de los casos es que no perdonamos. Le invito a reflexionar: ¿Por qué volvió con su cónyuge? ¿Por no sentirse solo o sola? ¿Por no verse mal delante de la sociedad? ¿Pensó en usted mismo?

Pueden haber muchos motivos que nos lleven a tomar la decisión de seguir adelante en el matrimonio, en donde cualquiera que sea cumple el propósito de Dios de mantener íntegra la familia, pero solo un motivo, el perdón, le llevará a disfrutar a plenitud su matrimonio.

La infidelidad es un verdugo que castiga de la manera más vil al matrimonio y de donde no se puede salir sin la ayuda de Dios. La Escritura nos manda a perdonar pero con determinación. Nadie debe ser objeto sexual de otra persona, no olvide que como ser individual vale la preciosa sangre de Cristo (si ha nacido de nuevo), por tanto dese su lugar.

Mi esposo me pide cosas que creo ofenden a Dios.

Hebreos 13:4 dice: “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla…”

En el santo estado del matrimonio, la palabra habla de honra. Debemos entender que el matrimonio fue creado por Dios para el deleite y ayuda mutua de la pareja. Nadie debería ser sometido a hacer cosas en las que no está de acuerdo.

Ahora bien, el disfrute del placer sexual también forma parte del diseño de Dios para el matrimonio.

Esto debe ser consensuado mediante una comunicación rica y estable en la pareja. Dentro del matrimonio nada ofende a Dios siempre que estén de acuerdo ambos y en donde no participe absolutamente nadie más. Hay prácticas que por cultura y por salud, los pastores recomendamos que debiéramos abstenernos para mantener la pureza e integridad del momento.

Esto debe ser platicado con mucho cautela con su pareja para evitar hacerle sentir rechazado, aunque debo aclarar que nada debe hacerse sin estar en pleno acuerdo. Es importante que aprendamos a disfrutar plenamente de nuestra intimidad, y si esta es dentro del matrimonio no se sienta culpable por nada.

Dentro de poco les compartiré un tema más de este tipo. No pierda la oportunidad de invitar a Cristo a morar en su corazón, invóquelo de esta manera:

Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único y suficiente salvador personal. Creo que eres Dios, que moriste en la cruz en mi lugar, y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento soy pecador, gracias doy al Padre por enviar a su Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy.

En Cristo Jesús mi salvador… amén.

© Giovanni Ordonez. Todos los derechos reservados.

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