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El verdadero perdon

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Juan 8:10-11

He dicho muchas veces que la misión de Jesús a esta tierra era predicar el reino de Dios y salvar lo que se había perdido.

  • Lucas 4:18-19 “Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor“.
  • Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
  • Lucas 19:10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido“.

Todas estas citas nos revelan la verdadera intención de Dios con este mundo, a pesar de que el hombre es desobediente y de dura cerviz, Dios sigue extendiendo sus manos todo el día a un pueblo rebelde que no le busca ni quiere que él le ayude.

A pesar que la gente no quiere nada de Dios el sigue insistiendo enviando su palabra.

El apóstol Juan nos presenta un cuadro donde se muestra el pecado y la regeneración (perdón) así como Pablo dice que nadie está excluido o fuera del perdón de Dios, Juan nos relata la historia de una mujer que fue sorprendida en un acto pecaminoso (adulterio) Éxodo 20:14 el sexto mandamiento).

Según la ley de Moisés estos actos eran dignos de muerte. Dios dio esos mandamientos, estatutos para que su pueblo pudiera andar rectamente en sus caminos, recordaba cómo es Dios mismo “él es recto”

Jesús no condeno a la mujer acusada de adulterio, pero tampoco paso por alto su pecado. le dijo que abandonara la vida de pecado.

Jesús no condena a nadie, más bien busca la manera de que esa persona sea restaurada. Si vemos en la vida de Jesús los fariseos le reprochaban porque comía y bebía con pecadores.

Mateo 9:10-11 “Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

Los fariseos pensaban que Jesús quien decía ser el hijo de dios dañaba su reputación haciendo esto. Y esta era la oportunidad perfecta. Pero Jesús les dice: Mateo 9:12-13 “Al oír esto Jesús, les dijo:  Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa:  Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento“.

Jesús está demostrando que la enfermedad más grande del hombre no la podían curar los médicos humanos, solo un médico podía curar la enfermedad del pecado. Y ese era el mismo Jesús. Había venido como medico.

Así como toda esta gente necesitaba, esa mujer sorprendida en ese pecado necesitaba de ese doctor.

Los fariseos pensaban que estaban sanos, pero en realidad están enfermos por dentro. Y esta es la realidad hoy en día el hombre está enfermo, su alma está enferma a menos que acepte a Jesús seguirá enfermo hasta el día de su muerte.

Jesús estuvo dispuesto a perdonar a esa mujer las personas que la entregaban no. Y si los fariseos hubieran tenido celo genuino por la ley habrían traído también al cómplice varón.

Jesús está dispuesto a perdonar cualquier pecado que haya en su vida. Pero la confesión y el arrepentimiento implica un cambio de corazón.

¿Ninguno te condeno?  Somos ligeros para condenar a alguien, pero difícil para perdonar. Jesús podría haber lanzado la primera piedra, pues en él no había pecado. Pero es esta la misión “el no vino a condenar al mundo”

A Jesús le interesa la rehabilitación del pecador. Juan 8:12 “Otra vez Jesús les habló, diciendo:  Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida“.

La mujer había sido declarada culpable ante la ley y la pena de muerte era inminente no había marcha atrás, cada uno escogió un par de piedras dispuestos a utilizarlas. Pero Jesús al ver la ligereza de hacer cumplir esa ley les dijo “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.”

Aquí se cumple la palabra y me gozo Romanos 3:10-12 “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda.  No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno“.

No hay en la tierra quien perdone pecados.

La respuesta final… “ni yo te condeno vete, y no peques más”. Aquel que escudriña la mente y los corazones del hombre percibió que en el corazón de la mujer había arrepentimiento.

El diablo no nos puede condenar, nos puede acusar día y noche recordándonos nuestros pecados. Pero Jesús nos dice ni yo te condeno vete y no peques más.

Tienes algún pecado, confiésalo al Señor, tiene alguna necesidad, aquí esta Cristo. El amigo de pecadores.

© Juan Carlos Jimenez. Todos los derechos reservados.

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