Dios es quién llama al ministerio y nos unge; Él mismo se encarga de capacitarnos y prepararnos, a través de todos los medios y recursos que usa para la edificación de nuestro ministerio; vemos que el llamamiento de Eliseo es un llamamiento divino, verdadero y eficaz, solo un llamamiento de esta índole será exitoso, no sufrirá vergüenza, fracasos y despojo en el ministerio, muchos hombres que no han sido llamado por Dios, llegan a estas consecuencias desastrosas, a causa del sufrimiento de estar trabajando con las fuerzas humanas, creyendo que su disposición y buena voluntad pueden llevar adelante un ministerio, sin el llamado Divino sobre su vida; Zacarías 4:6 “…. No con ejército, sino con fuerza, sino con mi Espíritu, a dicho Jehová de los ejércitos” .
Elías cubrió con el manto de la unción profética a Eliseo, dándole una nueva identidad, uniéndose a él para mostrarle las riquezas del ministerio, testimonios tangibles, verdaderos y poderosos del ministerio que Eliseo iba a heredar se su maestro, Elías con gran gozo hizo partícipe a Eliseo de la comisión que ambos habían sido llamados al ministerio profético; Dios hoy obra de la misma manera y quiere que los siervos ungidos por Él, tengan este corazón que tenía Elías, para dedicar su tiempo a la preparación de los hombres y mujeres que tienen un llamado divino y deben ser preparados con responsabilidad y excelencia para que sus ministerios sean desarrollados con éxito para el reino de Dios y sus frutos sean notorios y permanentes.
Eliseo recibió la unción del manto de Elías cuando fue llamado al ministerio pero no se desprendió de él, hasta que Elías fue arrebatado al cielo, (2 Reyes 2:13-15), y no solo que recibió por legado el manto profético, sino que recibió una doble porción del Espíritu de Dios, para desempeñar su ministerio con eficacia, altura y dignidad como sucesor de Elías.
Hoy, todos los hombres y mujeres que tienen un llamado divino deben pegarse a los siervos ungidos por Dios para ser edificados en sus ministerios, Dios pone estos instrumentos santos para edificar a su iglesia, Dios no derramará su unción santa para que los hombres no la usen, Dios derrama su unción en el tiempo justo cuando el ministerio sale a la luz y nadie lo puede parar.
Las cualidades primordiales que debe poseer un verdadero siervo de Dios es la obediencia al llamado, la humildad de corazón, y el servicio; en Eliseo encontramos estas cualidades, el obedeció prontamente al llamado, dejándolo todo con gozo siguió a su maestro hasta el fin de su ministerio.
Eliseo poseía un corazón humilde, pasó a ser el criado de Elías para aprender y ser preparado por él, hasta quedar en su lugar, orden que había sido dada por Dios.
Eliseo sirvió con amor, respeto y obediencia, siendo al final estorbado por Elías para que le dejará, no le dejó ni a sol, ni a sombra hasta quedar ungido como profeta de Israel 2 Reyes 2:1-2 “Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el”.
Amados, aprendan de Eliseo, si Dios les ha llamado a un ministerio no dejen su lugar, Dios comenzará hacerlo notorio, todos ojo lo verá y todo oído lo escuchará.
Dios es quién les ha llamado, quién les sostendrá, ungirá y les respaldará en su ministerio. Si quieren recibir el poder de la unción sobre sus misterio, sigan buscando en la perfecta guía del Espíritu Santo, perseveren como perseveró Eliseo.
Dios es fiel y verdadero, no es hombre para que menta ni hijo de hombre para que se arrepienta de sus palabras.
Pidan como Eliseo una doble porción del Espíritu de Dios y la recibirán como retribución de su amor, obediencia, humildad, fidelidad y servicio; que Dios siga confirmando lo que Él está haciendo sobre todos los siervos que tienen un llamamiento Divino. Que la paz de Dios gobierne vuestros corazones.