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En una crisis ¿A quién acude usted?

Mensajes Cristianos – Predicaciones Cristianas

Con la caída al duro pavimento desde una altura de 30 metros, Enrico Wallenda terminó una carrera que inició desde su niñez, desafiando a la muerte. Se convirtió en uno de los más reconocidos artistas de la cuerda floja. Y allí estaba aquél día, al borde de partir a la presencia del Creador.

Atrás quedaron sinnúmero de intentos exitosos. El viento fue contrario, un resbalón fue fatal. Decenas de personas observaron horrorizadas cómo la vara de equilibrio se disparó hacia un costado y el cuerpo del artista se desplomaba. Enrico sobrevivió al accidente, aunque nunca volvió a caminar.

El pionero de esta familia de equilibristas comenzó con su abuelo Carl Wallenda (Alemania, 1905). Hacia 1920, en Cuba, Carl ganaba cien dólares semanales caminando en la cuerda floja. Saltó a la fama a finales de los sesenta cuando atravesó un peligroso desfiladero, en Georgia, Estados Unidos de América.

La frase que pronunciaba al comenzar a caminar sobre la delgada cuerda de acero, era:”Ahora, Dios está conmigo”. Carl murió en 1978, cuando a sus 73 años intentó salvar la distancia que separaba dos edificios, en Puerto Rico.

Un año después, su nieto, Enrico Wallenda, lo intentó en el mismo lugar, y lo logró, Al igual que su abuelo, mientras caminaba sobre la cuerda floja, recitaba: “Dependo de ti, Jesús…Ayúdame, Jesús…Aleluya”. En 1984 Enrico cayó al vacío. Una vez se recuperó de las múltiples fracturas, volvió a su labor. “Cuando estaba allá, a semejante altura, tenía claro un hecho: debía confiar en Jesucristo”. Aunque las cosas no salieron bien con su último intento, este equilibrista reconoce que sólo Dios es nuestro refugio y ayuda en momentos en que estamos al borde del abismo.

¿A quién recurre usted?

Usted sabe que en sus fuerzas no puede cambiar muchas circunstancias a su alrededor. En los momentos difíciles, cuando todo es un caos y no hay salida para el laberinto, sólo un poder superior puede marcar la diferencia: Dios. Si confiamos en Él, dejando de lado nuestro orgullo y autosuficiencia, el Señor producirá el cambio. Sólo al confiar en el Todopoderoso, el salmista pudo expresar: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmo 23:4).

Por supuesto, confiar implica necesariamente reconocer que somos limitados y que sólo nuestro Creador Puede cambiar las circunstancias, por difíciles que parezcan. Tal vez como Enrico Wallenda, siente que camina en la cuerda floja, y teme caer. Pero las cosas pueden ser diferentes. La Biblia dice: “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. No temerás el terror nocturno, si saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya” (Salmo 91:1,5,6).

Adelante… De sus primeros pasos hacia el cambio, el éxito y la realización personal con ayuda de Dios…

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