Debemos verdaderamente nacer de nuevo para tener fe. Solamente quien resucita espiritualmente puede creer y levantar su mirada para clamar a la cruz. Solamente quien ha despertado a la nueva vida en Cristo puede ver la realidad. Solo a aquellos que se les ha caído la venda puede ver y valorar el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario.
Jesús, el Hijo de Dios
Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo para ofrecer salvación. Jesús se hizo hombre para dar. “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Y es así que dio su vida en sacrificio por ti y por mi, lo dio todo sin pedir nada a cambio ya que “La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
¿Cuantas veces has escuchado de los principios de la siembra y la cosecha? ¿Cuantas veces te dijeron que debías sembrar y has dudado de hacerlo por temor a no cosechar?
Jesús sembró
Pero Jesús vino y sembró, sembró su vida y sembró su amor. Él no duda y coloca su semilla sabiendo que a su tiempo cosechará. Y Él te dice: “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde” (Filipenses 4:17).
Debemos entender que somos nosotros quienes necesitamos del Señor. Debemos tener claro que no le estamos haciendo ningún favor al congregarnos sino que esto debe resultarnos una imperiosa necesidad.
Jesús te lo dio todo y en este tiempo quiere ver los frutos. El Señor quiere ver los cambios que has hecho en tu vida. Él tiene sus ojos puestos en ti para ver lo que tu estás sembrando.
Si el Señor te preguntara en esta tarde: ¿Qué semilla estás colocando? ¡Cuánto de ti estás sembrando? ¿Es amor verdadero, es amor de Dios lo que siembras? Ante estas preguntas, ¡Qué le respondería?
Es tiempo de reflexionar si existe una relación razonable entre lo mucho que Jesús nos dio y nos da cada día, con lo que nosotros damos y hacemos por Él y para su obra.
¿Cuánto das de ti?
Jesús lo da todo, y tu ¿Cuánto das de ti? Recuerda que “La dádiva del hombre le ensancha el camino” (Proverbios 18:16).
Si quieres transitar por un camino espacioso sobre el cual puedas esquivar las luchas y problemas sin salirte de él, acá tienes la solución. Entrégate enteramente a Cristo. Deja que sea Él quien verdaderamente gobierne tu vida.
El Señor te ha demostrado con hechos, a través de su sacrificio en la cruz, que te ama, y tu ¿Le muestras con hechos tu amor por Él? ¿Has cambiado tu vida por amor a Él? ¿Estás sirviendo en su obra por amor a Él?
Palabras vanas que salen de tu boca (Mateo 15:8)
O es que solamente elevas a Él palabras vanas que salen de tu boca y no del corazón. Te has preguntado si asistes a la iglesia por compromiso, por costumbre, por carga u obligación, o es que verdaderamente quieres darle tu amor al Señor.