Si en verdad amas al Señor y comprendes todo lo que hizo por ti en la cruz, entrégate cada día más al Señor y para su obra. Pues “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:21).
La palabra de Dios nos dice que no nos engañemos pues allí estaremos siendo sometidos por el demonio ya que éste es quien usa este arma. “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9).
Cierra tus oídos
Cierra tus oídos a palabras engañosas que te dicen que servir en la obra de Dios de nada sirve. Cierra tus oídos a quienes te dicen que no des al Señor parte de tu vida sino que es mejor disfrutar los placeres del mundo.
Quienes hablan de esta forma es porque les falta conocimiento. Desconocen las leyes de siembra y cosecha de Dios cuando Él dice que el grano se siembra, germina y da fruto según su naturaleza, Génesis 1:12.
Hay muchas personas, muchos cristianos que no están satisfechos con la cosecha recibida o dicen no haber recibido cosecha alguna, Si quieres certificar que tu cosecha es correcta en calidad y cantidad, simplemente debes recordar la semilla que sembraste para darte cuenta que el Señor no te ha mentido o engañado.
Te digo algo, son muy escasas las semillas de las cuales puedes recoger fruto inmediatamente después de sembrarlas, y te nombro dos de ellas: “Una sonrisa y el amor de Jesús”, y puedes probarlo sonríe a tu hermano ahora y recibirás de inmediato una sonrisa en respuesta.
Siembra del amor de Cristo en las personas que te rodean y recibirás una enorme cosecha de ese mismo amor. Siembra tu vida y tu trabajo en la obra del Señor para recibir fruto abundante de vida eterna. Recuerda, nada de lo que haces para Dios es en vano. Él te sabrá recompensar y “Producirá al ciento; a sesenta, y a treinta por uno” (Mateo 13:23).
CONCLUSIÓN:
La Escritura, en Gálatas 6:7 nos dice: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso mismo segará”
No podemos engañar a Dios. No podemos decirle que le amamos si no somos capaces de sacrificarnos por su obra. No podemos disfrazar una semilla por mucho tiempo pues al crecer la planta veremos en verdad de qué se trata.
Podemos decirle muchas cosas bonitas al Señor y aparentar en gran manera ante nuestros pastores y hermanos, pero al brotar la semilla se conocerá la verdad. “Por sus frutos los conoceréis; ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos” (Mateo 7:16-17).
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