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Mata tu indiferencia

Mensajes Cristianos

Prédica de Hoy: Mata tu indiferencia

Mensajes Cristianos Lectura Bíblica:Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” Mateo 24:12

Introducción

Hermana, ¿cuantas veces el enemigo lleva a la mujer a la indiferencia en el matrimonio para enfriarlo, dividirlo y hasta destruirlo? De esto quiero hablarte hoy.  Si tu estas pasando por esta situación, te invito a estar atenta al mensaje de este día.

La indiferencia entra sigilosamente a la vida de algunas mujeres, posiblemente ya estén viviendo sin darse cuenta en estas condiciones.

Si tu has perdido el interés por tu esposo, por tus hijos, tu trabajo, o la rutina diaria te llevó sin darte cuenta a una total indiferencia que está afectando tu carácter, tu psiquis, tus emociones, tus actitudes, y tus sentimientos.

Cuando estás en casa no te interesan tus hijos, tu casa, tu esposo. No te interesas por sus preocupaciones o problemas, eres indiferentes a las actitudes que tiene tu esposo. No le preguntas como le fue o le cuentas de tus problemas.

No le prestas la atención suficiente en sus necesidades, estás alejada de todo lo que te rodea. Has perdido el amor, el gozo, la alegría, el placer de servir a tu familia con amor y esmero. Si estos síntomas estás viviendo en tu vida, te diré que el enemigo te ha llevado a una crisis profunda de indiferencia.

La indiferencia es un espíritu inmundo

A través de este espíritu inmundo llamado indiferencia te está matando y debes prestar atención si esto esta ocurriendo para levantarte en el nombre del Señor Jesucristo. Debes reprenderlo y destruirlo de tu vida antes que te destruya a ti, a tu familia y a tu matrimonio.

Dios en este día te llama a la reflexión, un cambio urgente de actitud en tu vida es necesario para destruir este espíritu inmundo que está quebrando y dividiendo tu matrimonio. Dios quiere que vuelvas al primer amor en tu matrimonio (Malaquías 2:15).

Al primer amor, cuando le tenías la comida preferida sobre la mesa, cuando lo esperabas del trabajo con un beso y una sonrisa en tus labios y tus palabras eran dulces. Cuando tenías tiempo para escucharlo, cuando tu casa la mantenías aseada y resplandeciente.

Le tenías toda la ropa limpia y preparada, cuando le preparabas los postres de su gusto. Lo esperabas ansiosa, arreglada y perfumada, sin pantuflas, sin la salida de cama, sin los ruleros colocados sobre tu cabeza.

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