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Esperanza

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Romanos 4:18Él creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”.

Dios le dio a Abraham la promesa que sería el heredero del mundo. Abraham se constituyo en amigo de Dios a causa de la fe que tenía en su corazón. Abraham le creyó a Dios y a sus promesas y le fue contado por justicia.

Abraham no se debilito en la fe a causa de su ancianidad, o de la esterilidad de su mujer, sino que Abraham renovaba su fe en la esperanza de la promesa que Dios le había dado. Esa misma esperanza de Abraham es la que debe estar en cada uno de los corazones de las hijas de la fe.

Hoy quiero hablarte mi amada hermana de la esperanza (Hebreos 11:1), de la esperanza que no avergüenza, de la esperanza de un sueño pronto a realizar, de la esperanza que todavía arde en tu corazón, de la esperanza que nunca muere, de la certeza de que se hará realidad lo que Dios te ha prometido y que el enemigo no podrá destruir o arrancar de tu corazón.

Hermana querida, Dios te ha mostrado una visión, te ha revelado un propósito, te ha dado una promesa para tu vida, este es el tiempo en que Dios quiere recordarte esa promesa y hacerla realidad porque sufriste con paciencia la espera y saliste aprobada, porque no te desesperaste ni bajaste los brazos en esa espera, porque confiaste en la promesa recibida y aunque tardó por un poco de tiempo llegó al fin el tiempo para ser cumplida (Habacuc:2:2-3).

Lo que Dios te ha prometido ten plena seguridad que lo recibirás, Él cumplirá su propósito en ti, Él es fiel, Él prueba los corazones de sus hijas, Él conoce tu vida como la palma de su mano. La prueba de la fe, la paciencia, la esperanza y la perseverancia está en ti antes de recibir la promesa que Dios te ha dado (1 Corintios 13:13).

Dios probará tu corazón y en la espera te perfeccionará, tendrás paciencia y afirmará tu corazón en la promesa tan anhelada (Hebreos 10:35-36); solamente tu sabes que le has pedido al Señor y cuál es la promesa que Él te ha dado.

Si esperas como Sara la promesa de ese hijo tan anhelado, recuerda que no hay nada imposible para el Señor, que en su palabra Él promete que no habrá mujer estéril en el pueblo de Dios, reclama a Dios su promesa y con fe en tu corazón espera en Él que sin duda recibirás su respuesta (Deuteronomio: 28:1-4); el deseo de Dios es que sus hijas sean felices, obtengan los anhelos de sus corazones, y se gocen siempre en la esperanza.

Quizás estas esperando que un ser querido llegue a los pies del Señor; cree en la promesa cuando Él te dice: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tu y tu casa. Siempre hay esperanza para el que cree, la voluntad de Dios es que todos sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad.

Por mas que tu lo veas como algo lejano, aunque el corazón fuere duro como una piedra, Dios derramará de su Espíritu y como el hielo se derretirá ante su presencia; espera en Él y no desmayes (1 Tesalonicenses 1:3), sigue orando, clama a Dios y recibirás tu recompensa.

Si estás esperando una bendición de prosperidad, llegará querida hermana, porque tienes un Padre Todopoderoso dueño del oro y de la plata, Él tiene riquezas en abundancia para todas sus hijas, para todas aquellas mujeres de fe que creen y no dudan de sus promesas, no dudan de su poder y de su grandeza; pero guarda tu corazón cuando Dios te bendiga, porque el dinero ha sido el mal de muchos y muchos han caído en lazos del diablo por la tentación.

Ama a Dios con toda tu alma y con todo tu corazón y Él hará prosperar todos tus caminos, serás una bendita y amada Hija de Dios; guarda con fe la esperanza a la cual has sido llamada (1 Timoteo 6:17-19) que no hay riqueza mas grande de la que nos espera en el cielo, en la vida venidera.

Quizás estés enferma y le has pedido a Dios que te sane, quizás aún no has recibido la respuesta a tu clamor, hoy es tiempo de aferrarte nuevamente a sus promesas (Isaías 53:4), pídele con fe creyendo en tu corazón y lo recibirás; el brazo de Dios no se ha acortado para sanarte, Dios es el mismo de ayer y por los siglos (Mateo 4:23).

Jesús, con el mismo amor y compasión que tenía con la gente cuando se hizo hombre y vino al mundo a salvar, sanar y libertar, con ese mismo poder actúa hoy en tu vida, Él puede sanarte aunque los médicos no tengan respuesta para ti.

Cristo es la respuesta a tu enfermedad y te dice “quiero que seas sana”, extiende tu mano hacia Él y toca el borde de su manto que recibirás la sanidad que tanto estás esperando; nunca olvides querida hermana que tienes un Dios Todopoderoso y que para el que cree todo le es posible.

Si has esperado por mucho tiempo por una bendición, cualquiera que sea, y todavía no la recibes, renueva tu fe en la esperanza de la promesa que Dios te ha dado y sigue confiando, Él es poderoso para darte todas las bendiciones mucho más abundante de lo que tu puedes estar esperando.

Amada, busca a Dios con todo tu corazón y verás su gloria este es un tiempo de grandes bendiciones para todos los que verdaderamente le creen a Él.

© Elena Torres. Todos los derechos reservados.

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