¿Quien Pastorea al Pastor?

El estrés ministerial afecta también a la esposa del pastor, si la actividad del siervo del Señor es intensa por ser requerido en diferentes responsabilidades, ella no siempre le puede acompañar, porque hay tareas que son indeclinables, los niños, la escuela, las tareas de la casa, etc. Y si le acompaña le invade, el sentimiento de culpa por no poder dedicarle el tiempo necesario a sus responsabilidades hogareñas antes mencionadas; otros factores de estrés son los problemas económicos, las críticas de los miembros de la iglesia y la lista continúa.

Los hijos de los pastores no están ajenos al estrés de sus padres los pastores, muchas veces se sienten presionados a vivir de una manera diferente de cómo viven sus amigos de la iglesia, ya que como hijos del pastor sienten la presión de tener que vivir de acuerdo a la expectativa que tienen de ellos los miembros de la congregación.

Uno de los problemas que vemos a priori es el orgullo (Santiago 4:6-10; 1 Pedro 5:5-9) “Inconscientemente, el pastor piensa que no es una oveja común y corriente, sino que es “diferente y mejor, y que, por lo tanto, no necesita ser pastoreado. Los miembros del “Cuerpo deben vivir sujetos unos a otros y rindiéndose cuentas, pero el pastor piensa que “él no. Miedo, ansiedad y preocupación (1 Pedro 5:5–9).

La mayoría de los pastores temen “que los demás conozcan su vida íntima y que usen erradamente esa información. Muchos “temen, tal vez inconscientemente, que someterse a un cuidado pastoral podría interferir “en su ambición de poder, reputación e influencia. Estos temores son más grandes que su “obediencia a Cristo de vivir la Palabra”. (2)

Otros de los factores que atentan, con la necesidad de que el pastor sea pastoreado, es que muchas veces no ve su propio sufrimiento ni el que causa a los que lo rodean por no contar con quien cuide de él, ha pasado también que en ocasiones se dio paso o permitido que la combinación del mundo, la carne y Satanás los mantengan aislados, divididos y fracturados.

No es mi propósito en este artículo aconsejar a los que nos presiden en el Señor, pero si como la reflexión de quien habiendo sido reconocido y obedecido el llamado del Señor a este ministerio hace más de 35 años, habiendo vivido y compartido experiencias en la obra del Señor, propia y ajena.

Veo la necesidad que los pastores y sus esposas, compartamos mas tiempo juntos, los del gobierno local y también con hermanos ancianos de iglesias vecinas, en especial con los que están al frente de obras pequeñas donde a veces el responsable, por el momento, es uno solo.

Alguno me dirá: bueno eso lo hacemos siempre, nos reunimos, confraternizamos, etc. Mi propuesta es algo distinta, tal vez como idea llamemos por ejemplo a esos encuentros “Pastoreando al Pastor” o de una manera que dé a entender claramente que ese es el propósito de esos encuentros, compartir nuestras cargas, escuchar a los que vivieron experiencias similares, hablar de nuestras flaquezas, debilidades, temores.

Encontrar entre nuestros pares quien nos ame lo suficiente como para confrontarnos cuando sea necesario. Seguramente al comienzo nos podrá costar un poco, pero en la medida que vayamos venciendo nuestros miedos y ganándonos la mutua confianza de unos y otros, los progresos se verán inmediatamente.

Al no tener la contención adecuada, el cuidado pastoral de unos y otros, todos sufrimos, la iglesia, la esposa, los hijos, si los lideres sufren, la iglesia sufre, consecuentemente el mundo sufre.

Satanás teme la unidad saludable de los pastores; él sabe que la presencia de pastores sanos espiritualmente trae como consecuencia iglesias sanas espiritualmente.

Una reflexión para quienes no son pastores:

Si su pastor no es quien usted quisiera que fuera, ore por él; tal vez usted desconozca muchas cosas de su vida; no lo juzgue, deje esa tarea a Dios.

Aprecie a su pastor sinceramente; cuando un sermón le agradó, o le tocó su corazón, exprésele su agradecimiento; también por su ministerio. Agradezca a su esposa por el ministerio silencioso que ella ejerce en su hogar; si el pastor es un buen líder, padre y esposo, con seguridad su esposa tiene mucho que ver en esto; no la ignore.

Oremos por los pastores y por sus familias. De esta forma muchos podrán ver en ellos un ejemplo. Agradecemos a Dios por la obra que realizan nuestros pastores, y también por el cuidado, la bondad y la dirección de nuestro Buen Pastor Jesús.

Juan Carlos Aranda sirviendo al Señor como anciano de la ICE de calle Washington de Villa Dominico Bs. As. Argentina

(1) Tomado de R. & H., Agosto 2, 1956

(2) David Kornfield tiene un doctorado en educación de la Universidad de Chicago. Sépalo miembro del equipo, sirve en los ministerios (MAPI Apoyo Ministerio de Pastores e Iglesias) y revisión (Vidas Restauración, Equipamiento Restauradores). Está casado con Deborah y vive en Sao Paulo.

1 comentario en «¿Quien Pastorea al Pastor?»

  1. Buen mensaje para los pastores que tanta falta le hace, ya que a este ministerio es muy sacrificado y se le exige mucho dejando en ocasiones a sus seres queridos en segundo plano.

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