Lamentablemente, el hombre a través de los años se ha vuelto necio, desobediente y mundano.
Desafiar a Dios y a Su palabra y no creer en su palabra es estar condenado a vivir en el infierno con castigos merecidos. Somos parte de una cultura que veneran imágenes, santos de yeso y animales, de esta manera se deshonra a Dios, porque el hombre es necio y busca respuesta donde no las hallará, porque la verdad solo está en la Palabra de Dios.
El hombre que no obra bien es culpable de la ira de Dios (Santiago 4:17). Dios nos da la oportunidad de elegir, él nos pone las piezas en el camino para seguirlo. Pero nosotros tenemos la potestad de decidir, y quien decide el mal camino es culpable de su propio destino. Analizate: ¿Estás obrando bajo la enseñanza de Dios? ¿Eres culpable de Su ira?
¿Cómo castiga Dios los malos actos que nos apartan del Evangelio? (Romanos 1:26-32)
Aquellos hombres y mujeres que deshonran a Dios, que mienten en Su nombre, que usan mal Su palabra han recibido castigos a través de los tiempos. Volviéndolos en personas de dudosa reputación, manipuladores de lo correctamente natural, y volviéndolos perversos y vergonzosos.
Hombres que buscan hombres para complacer deseos mundanos, y mujeres que buscan mujeres y que a la vez usan su naturalidad con cosas indebidas, prestándose para aberraciones y actos impuros con su cuerpo que es templo.
Esto no está bien visto por los ojos de Dios, por eso esta vergüenza los acompaña como castigo, porque nunca serán salvos. Hoy en día se ve mucho estos actos llenos de pasiones vergonzosas, hombres y mujeres que corrompen e intentan llevar a estos actos a más personas entre ellos jóvenes sin vergüenza.
El amor es natural como Dios lo dijo hombre y mujer para procrear. Si aun sabiendo que estos actos son castigos a la desobediencia del hombre, los siguen practicando no merecerán perdón, y serán juzgados de acuerdo a sus actos.
Conclusión
Entregar nuestro corazón a Dios por medio del evangelio es la respuesta. Así se evita perdernos en el camino dejándonos guiar por malas enseñanzas que deshonran a Dios, el hombre es culpable de su destino. Dios pone la guía nosotros somos quienes tomamos la elección de seguirla.
Evitemos castigos innecesarios en nuestro paso terrenal, evitemos alejarnos del camino al Reino de los Cielos. Porque quien obra mal no tendrá la vida eterna.
© Hilda Hernandez. Todos los derechos reservados