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Cristo vendrá a juzgar

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Mensajes Cristianos Lectura Biblica: Juan 5:22-23Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió..

INTRODUCCIÓN

Jesucristo vino al mundo en humildad. Se mostró débil, y muchos lo tuvieron por un hombre común. Pero es que su misión era salvarnos, y nos quiso salvar asumiendo nuestra naturaleza débil.

Por esto sufrió todo lo que sufrimos nosotros en nuestra condición de mortales. Sufrió el hambre, el frío, el sueño, la tristeza, la agonía, la alegría. En todo se hizo semejante a nosotros, excepto en el pecado.

De esta manera, cuando resucitó, elevó nuestra naturaleza a los cielos de forma gloriosa. Abrió las puertas del cielo a todos los hombres de buena voluntad. Pero prometió una segunda venida, donde no vendrá ya en condición de debilidad. Vendrá como Señor poderoso, rodeado de sus ángeles y para juzgar al mundo.

Recibió este juicio de parte del Padre. En Él dejó esta tarea, juzgar nuestras acciones, para recompensarnos o para castigarnos.

Para evitar el castigo y ser salvos, Cristo nos da un salvoconducto: “El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” (Juan 5:24)

Nos dice que debemos oír su palabra y creer al que le envió. De esta manera tendremos vida eterna en nosotros. Habremos pasado de la muerte a la vida. Pero el primer paso es escuchar su palabra. Y no es sólo escuchar, es oír, es prestar mucha atención. Tenemos que incorporar la Palabra de Dios a nuestra vida para ser salvos.

Nos dice Cristo que escudriñemos las Escrituras, para que veamos que hablan de Él, y si vamos a Él tendremos vida eterna.

No solo por la palabra nos juzgará el Señor, sino por las obras (Mateo 25:31-46)

Cuando el Señor venga en gloria, nos juzgará por nuestras obras. No mirará solamente cuánto hemos orado, o si sabemos de memoria los pasajes de la Sagrada Escritura. Nos preguntará si hicimos con el hermano las obras de misericordia.

Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, visitar al preso y al enfermo, recibir al forastero, vestir al desnudo. Cuando lo hacemos con el más pequeño de nuestros hermanos, lo estamos haciendo con Jesús mismo.

Por esto es necesario que haya armonía en nuestra vida espiritual y en nuestra vida de apostolado. Debemos estar al servicio del prójimo, en todas las cosas que nos indica el Señor, como si de servirlo a Él se tratase.

Meditemos con sinceridad si dedicamos lo mejor de nuestras fuerzas a los que más lo necesitan. O si simplemente nos ocupamos de orar un poco, y con eso creemos que ya estamos salvados.

Lo cierto es que no nos salvaremos solos ni nos condenaremos solos. Porque los hermanos necesitan de nosotros para recibir la Palabra de Dios, y nosotros necesitamos a los hermanos para obrar con caridad cristiana y cumplir el mandato de Dios.

Ahora es el tiempo que tenemos para ejercitarnos en el amor. Luego ya no habrá más tiempo ni arrepentimiento. El Señor dará a cada uno según su merecimiento en el día del Juicio.

Cuándo será este día no lo sabemos

Así como no sabemos cuándo será el día de nuestro juicio particular, el día de nuestra muerte. Sólo sabemos que debemos estar atentos. Porque si el dueño de la casa supiera cuándo vendrá el ladrón estaría preparado para que no agujereen su hogar. Debemos estar alertas, armados de buenas obras y amor al prójimo.

Consideremos que nuestra vida en esta tierra es corta. Y sólo tenemos este tiempo para conquistar la eternidad. Luego disfrutaremos del amor del Señor que colmará de dicha nuestra esperanza.

Conclusión

El Señor vino la primera vez en humildad y mansedumbre. Pero cuando regrese, será para juzgar al mundo como Dios poderoso. Debemos estar preparados, no sólo con palabras y estudio de las Escrituras, sino llenos de buenas obras. Cristo nos mandó a hacer el bien a los hermanos, porque de esa manera es como si a Él se lo estuviésemos haciendo.

No sabemos cuándo será ese día, sólo que debemos estar preparados. Por eso es una práctica necesaria meditar estas verdades diariamente y examinarnos cuántas buenas obras realizamos.

© Elena Torres. Todos los derechos reservados.

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