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La pereza

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Mensajes Cristianos Texto bíblico: “Todas vuestras cosas sean hechas con amor”. (1 Corintios 16:14)

 Si nos falta estímulo es porque nos falta amor

Muchas veces las obligaciones diarias nos resultan tediosas y se nos dificulta completar nuestros trabajos. Otras, no es por el esfuerzo que hayamos hecho ya, sino por una pereza que no nos permite ni siquiera empezar a trabajar. Buscamos cualquier excusa para evitar comenzar con nuestra obligación.

Esto sucede porque no tenemos un estímulo para realizar algo. De esta manera surge una pereza que nos aplasta y no nos permite encontrar el motivo que impulse nuestra tarea. Y los cristianos sabemos que el verdadero impulso en la vida es el amor. Es la única fuerza que justifica cualquier esfuerzo y lo hace llevadero. (Colosenses 3:17)

El trabajo, si no requiere un esfuerzo y una responsabilidad, no es un trabajo. Pero no estamos hablando simplemente de lo que genera ingresos en nuestro hogar. Sino de toda tarea que para nosotros es una obligación, aunque no recibamos dinero a cambio.

Cualquier cosa que hagamos, ya sea el mantenimiento del hogar, los estudios, etc., no pueden sostenerse en el tiempo si no tenemos un estímulo muy fuerte. El amor a Dios es para el cristiano lo que impulsa su acción, y se dispone a hacer todas las cosas porque las hace para Él.

El trabajo nos dignifica como personas

No debemos buscar la ocupación por sí misma. Esto puede estar mostrando que no estamos bien espiritualmente y necesitamos algo que nos haga olvidar el estado de nuestra conciencia. La ocupación no debe ser un escape, sino el resultado de estar al servicio de Dios y del prójimo.

Si ofrecemos nuestras ocupaciones a Dios, Él las hará más dignas y las tomará como un sacrificio agradable. Porque no está dentro del plan de Dios que vivamos en la holgazanería. Esto no prepara nuestro espíritu para el sacrificio y la renuncia que son necesarios en el combate contra el pecado. La pereza es una ocasión para que sobrevengan muchas tentaciones.

El hombre ocioso que no sabe utilizar el tiempo, lo malgasta en cosas vanas. Por eso, el trabajo u ocupación nos eleva como personas, mostrándonos lo valioso del esfuerzo para obtener un resultado. Dios mismo trabajó en la creación, y los apóstoles nos recalcan muchas veces el valor del trabajo. (1 Corintios 15:58)

Siempre debemos hacernos un espacio para la oración. Tiene que ser una preocupación constante el reservarnos un tiempo para el diálogo con Dios. Pero si ofrecemos nuestro trabajo u ocupación al Señor, es una forma de orar. Damos gloria a Dios cuando hacemos algo bien porque lo hacemos para Él.

Huyamos de la pereza con valentía

Huir de la pereza implica mucho coraje. Porque la tendencia del hombre después del pecado original es hacia la comodidad y el placer. Por eso, ir en contra de esta tendencia nos repugna. Sin embargo, sabemos que no es bueno para nuestra vida espiritual abandonarse a la haraganería.

En la pereza existen muchos peligros. Peligros de pensamientos ociosos que nos inclinan a ver las tentaciones que existen a nuestro alrededor como muy apetecibles. Es un trabajo continuo, mediante pequeñas renuncias cotidianas, lo que va a fortalecer nuestro espíritu para cuando el combate sea más duro.

Si todos los días hacemos un pequeño esfuerzo que nadie note, sólo nosotros y Dios, haremos un gran ejercicio contra la pereza. Puede ser salir de la cama apenas suena el despertador. O cumplir nuestra tarea aunque ya nadie mire si la estamos haciendo. Eso es obrar ofreciéndole a Dios nuestra labor. (2 Timoteo 2:15).

Pidamos al Espíritu Santo que nos inspire y nos dé su fuerza para hacer las cosas ofreciéndoselas a Dios con alegría. Porque los cristianos debemos estar felices de poder servir al Señor, aunque sea simplemente cumpliendo nuestro deber. Ninguna obra santificada por la oración es despreciable para Dios. Si lo hacemos con amor, el acto más simple tiene un valor eterno.

Conclusión

La pereza nos invade muchas veces, impidiéndonos trabajar con ánimo. Incluso, a veces nos dificulta el comenzar con nuestras obligaciones. Pero si lo que hacemos lo ofrecemos a Dios, y el amor es lo que nos mueve, no sentiremos más pesadez en el cumplimiento de las obligaciones.

Porque el amor es el estímulo más grande, mediante el que le ofrecemos al Señor toda nuestra vida. El acto más pequeño se vuelve valioso ante Dios si lo hacemos con amor para mayor gloria suya. (Hebreos 6:10)

© Lorenzo Garcia. Todos los derechos reservados.

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2 comentarios en «La pereza»

  1. Bendiciones hermano Lorenzo García mi nombre es Mateo me gusta mucho el enfoque que le da su mensaje de la pereza y quisiera preguntarle si puedo utilizar parte de él para compartirle al grupo de los varones en mi iglesia

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