De muerte a vida

No dijo ni una palabra pues conocía que con ese sacrificio era posible el traer a la humanidad de vuelta a sí mismo. Sufrió aflicción y castigo físico. En la cruz cargó el pecado de todos nosotros (Isaías 53:6). Y vemos a Jesús gritar desde la cruz, sufriendo de dolor por amor. 

Todo lo hizo por amor. Un amor que excede a todo conocimiento. Por amor a la humanidad, por amor a ti y a mi. No nos quiere lejos y decidió padecer todo esto para traernos de vuelta a Él, para reconciliarnos. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8)

Es gracias a este sacrificio que tenemos ahora esta oportunidad tan grande, de estar reconciliados con Dios. Perdona Él nuestros pecados a través del sacrificio de Cristo y nos trae de vuelta a sí mismo.

Ahora ya no nos espera la muerte, sino vida, y vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor. Aun cuando no merecíamos este sacrificio tan grande Él decide hacerlo para salvarnos por su gracia.

Salva al mundo

No es la voluntad de Dios que estemos sin Él, no quiere que nadie se pierda. Es por eso que nos comisiona para que demos a conocer este mensaje de salvación a todo el mundo. A todo rincón de este planeta. Que el nombre de Jesús sea escuchado para salvación.

El panorama desolador ahora es uno lleno de salvación y gracia. Ahora el ser humano tiene esta oportunidad tan grande de pasar de una muerte eterna a vida eterna. Cristo ya lo hizo todo. Es una salvación tan grande que alcanza para todos, no para unos pocos o para determinadas personas.

No es para el que pecó poco o solo para el que pecó mucho. Para el que está lejos o para el que está cerca. Es para todos, para todo aquel que cree. Para todo aquel que reconoce que Cristo murió por nuestros pecados y se acerca a Dios reconociendo que es pecador y pide ser perdonado.

Acerquémonos a Dios confiadamente, pidamos con todo nuestro corazón el perdón de pecados y esta salvación vendrá a nosotros.

Así podemos ser libres del pecado y libres de la muerte, por la gracia de Dios, pues lo que merecen nuestros actos es el castigo eterno. Pero el amor de Dios ha sobrepasado ese pecado y ahora somos salvos por la fe en su hijo Jesucristo.

Y es necesario que toda lengua confiese a Jesús como salvador. Y cuando reconozcan este sacrificio, y cuando acepten este perdón de pecados, podrán acercarse a Dios y habrán pasado de muerte a vida eterna. De una condición de tinieblas, ahora podemos tener un camino libre para llegar al Dios Todopoderoso y recostarnos a su lado y llamarle Padre.

 © Mauricio Alvarez. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Mensajes Cristianos para Compartir

Deja un comentario