Mensajes Cristianos
Predica de Hoy: Omnipresencia de Dios
Mensajes Cristianos Texto Biblico: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.” Salmos 139:7-8
Introducción
Dios está en todos lados. Este hermoso salmo escrito por el rey David nos muestra que no importa el lugar donde estemos, Dios está ahí. Si nos fuéramos lejos, ahí llega la misericordia de Dios.
Omnipresencia de Dios – Adán se escondió (Génesis 3:8)
Cuando Adán pecó, se escondió de la presencia de Dios, pero no pudo estar oculto, pues nada hay oculto para Dios. Podemos actuar mal y pecar, esconder nuestro pecado y seguramente pasará desapercibido un tiempo a los hombres. Pero no podemos ocultar ni siquiera un mal pensamiento de la presencia de Dios. Dios está en todas partes.
Probablemente en otro tiempo nos escondimos de Dios, como Adán, pero Él nos alcanzó con su palabra y por su misericordia. Llegó un día a nuestro corazón y fue imposible decirle que no entrara.
Él tocó la puerta y le abrimos nuestro ser a su presencia, y desde entonces no podemos estar sin Él. Dios llegó y lo llenó todo. Nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestros deseos, todo está inundado por el Señor.
Nada podemos ocultar de Dios. Él es la luz y lo ilumina todo. Aunque hagamos algo en lo oculto, en la oscuridad, Dios lo ve y conoce todas las cosas. Para nosotros hay diferencia entre lo que podemos ver y lo que no, pero para Dios no hay nada oculto.
Omnipresencia de Dios – Andemos como hijos de luz (Efesios 5:8)
Dios es luz y en Él no hay tinieblas. El nos pide que andemos como hijos de luz. Andemos en todo nuestro andar como se anda en el día. Seamos transparentes, siendo nuestro si, si y nuestro no, no.
Que seamos iguales de día como de noche. Que seamos iguales con la familia en lo privado que con los compañeros de trabajo en público. Debemos ser una sola persona y actuar de una sola forma.
Debemos ser hijos de Dios perfectos, como Él quiere y actuar siempre conforme a su voluntad. Esto lo alcanzamos con comunión íntima con Él. En nuestros tiempos de oración, en nuestras vigilias, en nuestros ayunos.
Pero también en nuestro día a día, constantemente debemos hablar con nuestro Señor y pedir instrucción antes de actuar por nosotros mismos. Esto no es una limitación para nosotros sino nos permite libertad pues Él toma el control y de esta manera nada malo puede pasar.