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Dios de bendiciones

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“Nuestro Padre es un Dios de bendiciones y espera poder entregarlas a nuestra vida, solo espera nuestra decisión. Dios pone delante de nosotros sus bendiciones y estas no son pocas.”

Mensajes cristianos cortos texto Biblico:Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.Deuteronomio 28:2

Innumerables bendiciones

En este capítulo 28 del libro de Deuteronomio encontramos una serie de bendiciones que Dios promete a su pueblo que les dará si le obedecen. Pero también encontramos una serie de consecuencias que recibiremos si desobedecemos a la voz de nuestro Padre.

Nuestro Padre es un Dios de bendiciones y espera poder entregarlas a nuestra vida, solo espera nuestra decisión. Dios pone delante de nosotros sus bendiciones y estas no son pocas. Dios promete que estará con nosotros, que nadie nos podrá hacer frente, queremos delante de todos y que seremos llamados benditos en todas las cosas que emprendamos.

Además todos a nuestro alrededor también alcanzarán el favor de Dios y todo lo que tenemos también será bendito. Dios no se limitó cuando decidió poner delante nuestro sus bendiciones.

Además de las encontradas en estos versículos encontramos muchísimas más en el resto de las escrituras. Dios ha prometido estar con nosotros y le hemos conocido como nuestro sanador, como nuestro estandarte, como nuestra luz y esperanza. Pero principalmente le conocemos como nuestro salvador. Le podemos conocer con alguno de estos nombres o con todos, pero lo que sí es sabido por todos es que no hay un regalo más importante que Dios nos haya dado que el regalo de la salvación.

Nuestra elección (Deuteronomio 11:26-27)

En Dios están todas las bendiciones que podamos imaginar. Pero el Señor nos da la oportunidad de que seamos nosotros quienes decidamos recibir sus bendiciones o no. Dios es bueno y pone delante de nosotros todas sus bendiciones y nos pide que elijamos recibirlas o no.

Lo que debemos tener muy presente es que Dios no es hombre para mentir. En el ser humano probablemente ya no tengamos confianza, pues todos mienten y engañan, pero Dios no es ningún hombre. 

Cuando Dios dice que lo hará es porque ya es una realidad en su poder y misericordia. Ya está en la mente de Dios que lo hará solo espera nuestra elección para darnos todas estas bendiciones que caigan sobre nuestra vida como la lluvia sobre la tierra.

Si nuestra elección es no recibirlas, pues Dios respeta esa decisión y no las trae sobre nosotros. En lugar de recibirlas estamos a merced de los castigos que el pecado trae consigo. Pues Dios es justo y no puede permitir el pecado, no lo considera sino que lo castiga como corresponde.

Obediencia en amor (Juan 14:23)

Pero obedecer a Dios y sus mandamientos no es gravoso, sino que en amor es un deleite que tenemos como hijos. Dice su palabra que si le amamos guardaremos sus mandamientos.  Pues cuando le amamos queremos obedecer en todo lo que nos pide, y lo que recibimos de vuelta es el amor eterno de Dios. No solo eso, sino que el Señor viene a nosotros y hace una morada en nuestro corazón.

Esta también es una gran bendición el recibir a Dios en nuestro corazón y contar con su presencia en nuestra vida. Somos de esta manera guiados hacia toda verdad, hacia toda justicia y ya no vivimos para nosotros mismos, sino que vivimos para Dios, para quien nos da la vida eterna.

Por supuesto que requiere un sacrificio, un sacrificio de los deseos de la carne, pero esto es lo que a Dios le agrada. Cuando sacrificamos la carne ya no recibimos los castigos que esta conlleva, pues dice su palabra que el ocuparse del pecado es muerte. Entonces ese sacrificio que hacemos de nuestros deseos pecaminosos se transforma en bendiciones de Dios en lugar que en castigo divino.

Pero cuando recibimos el amor de Dios y lo sentimos en nuestro corazón, lo externo no importa más, pues hemos recibido al creador dentro de nosotros mismos, el cielo viene y habita dentro de nosotros. Es algo inexplicable, pero una realidad que podemos experimentar cuando le entregamos todo nuestro ser a Dios.

Responde nuestras peticiones (1 Juan 3:22)

Dice su palabra que si guardamos sus mandamientos Él escucha nuestras peticiones. Es una enorme bendición que el Creador nos escuche. Que doblemos nuestras rodillas y vengamos delante de Él con toda petición y ruego. Dios inclina su oído y está atento a nuestras palabras. 

Pero no solo nos escuche, sino que nos da aquello que pedimos. Si somos obedientes a su palabra y si hacemos su voluntad, podemos pedir y Dios responde de una manera poderosa en nuestra vida y en la vida de aquellos que nos rodean, porque Dios es grande y para siempre es su misericordia.

Y cuando Dios nos da lo que pedimos debemos rendirle honor a aquel que todo lo puede, a aquel que tiene la tierra por estrado de sus pies. Cuando Dios dice que no nos dará eso que pedimos es porque sabemos que una bendición mayor está preparada para nosotros. Pues a los que amamos al Señor todas las cosas nos ayudan para bien.

Aún en la muerte encontrábamos bendición, pues si dejamos de vivir en esta tierra es porque el Señor nos ha llamado a su presencia y estaremos eternamente con el Señor. Estando con Dios, siendo obedientes a su palabra, no hay forma en que estemos en maldición, sino que vamos de bendición en bendición. Nada nos puede separar del amor de Dios, sino que su amor nos bendice con toda bendición espiritual y con toda clase de bendiciones en esta tierra. Solo debemos amarle, obedecerle y servirle.

© Pedro Blanco. Todos los derechos reservados.

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