Aprendiendo a caminar con Dios

Pero este perdón que ofrece el Señor está disponible a todo aquel que se arrepiente y le entrega su vida. El Señor pide que nos arrepintamos de toda nuestra maldad y que le aceptemos como nuestro Salvador. Es entonces cuando la sangre de Cristo nos limpia de toda maldad y nos hace aceptos al Padre. Hemos pasado de la muerte a la vida. 

Caminar con Dios – La enseñanza de Dios

Cuando venimos a los pies del Señor entonces empezamos a conocer una nueva forma de vida. Una manera diferente de ver las cosas, ahora con la capacidad de ver a través de la sangre de Jesús. Eso lo cambia todo, la sangre, la redención por medio del sacrificio en la cruz.

En la palabra de Dios, en los mensajes del Señor, aun el mismo universo nos habla de Dios y nos dice que Él es grande y que para siempre es su misericordia. Todo nos habla del Señor, de su poder y su infinito amor.

Dios mismo se comunica con nosotros a través de su palabra, por medio de su Espíritu hablando a nuestra vida, porque somos templos del Espíritu Santo. Es entonces cuando Dios empieza a alimentarnos con su palabra, empezamos a escuchar su voz y conocer sus enseñanzas.

Aprendemos que sus mandamientos son buenos y que quiere lo mejor para nuestra vida. Comprendemos que Él vive y permanece para siempre y que está de nuestro lado para cuidarnos en todo lo que emprendamos en su nombre.

Nada puede enfrentarse a Dios, nada puede separarnos de su amor eterno. Dios es bueno y para siempre es su misericordia. Dios nos muestra sus caminos y nos enseña que si permanecemos en Él estamos a salvo, estamos seguros y nada nos faltará.

Caminar con Dios – El camino de Dios

Pero el camino de Dios es más alto que todos los caminos que pudiéramos conocer. Los caminos del Señor, los que Él nos enseña son buenos. Jesús nos dijo que Él es el camino por el que podemos llegar al Padre, Jesús es el camino que nos lleva a la salvación eterna.

Los caminos del hombre llevan a la perdición, por más que puedan parecer caminos derechos el final será de muerte. Pero solo en el Señor nos lleva a la verdad y la vida eterna, sólo a través de Jesucristo podemos tener esa bendición de acercarnos a Dios.

Nada puede llevarnos más lejos, nadie nos puede ofrecer lo que el Señor nos ofrece. Nadie tiene la sabiduría y el poder que el Señor tiene. Aunque nos pasemos toda la vida buscando la verdad, buscando la salvación, no la encontraremos fuera del Señor.