Pero hay una mejor manera de estar delante del Señor, es mejor venir delante de Él de forma voluntaria y humillarnos a nosotros mismos. Debemos reconocer que Dios es soberano y hace lo que Él quiere. de Él es toda la gloria. lo que podamos hacer lo hacemos gracias al poder y misericordia de Dios.
Las personas que se humillan ante Dios, las naciones que le reconocen a Él, son prosperadas, son bendecidas, porque alcanzan la misericordia de Dios. Pero las naciones que se hunden en sus delitos y pecados son destruidas. Podemos ver el caso de Sodoma y Gomorra, que alcanzaron el cielo con sus pecados y Dios las borró de esta tierra.
De una o de otra manera terminaremos humillados ante Dios. Lo podemos hacer reconociendo que Dios es poderoso y rendirle a Él adoración o podemos intentar pelear contra Él y ser abatidos. Es nuestra decisión y Dios nos pide que lo hagamos de la manera correcta.
Humillación
En 1 Pedro 5:6 podemos leer que debemos humillarnos delante de Dios. Esto significa que debemos reconocer que Él es Dios, que gobierna sobre todas las cosas y que necesitamos de Él. No podemos salvarnos a nosotros mismos, no podemos alcanzar la eternidad de nuestra alma en vida.
Pero Dios, por su gracia eterna nos permite obtener la salvación de nuestra alma. Dios ha provisto a un salvador que nos da vida. esta vida no la encontramos en ningún otro lugar, nadie más nos lo puede dar. Solo hay un Dios y un salvador, Jesucristo. En ningún otro hay salvación dice su palabra y es lo que creemos.
Todas las bondades de Dios para nuestra vida se multiplican cada día, es algo por lo que debemos estar agradecidos ante el Señor. Constantemente debemos reconocer con nuestra boca, reconocer en nuestro corazón que le pertenecemos al Señor y es digno de que hagamos lo que Él nos envía a hacer.
Exaltación
Lo que Dios nos ofrece cuando nos humillamos delante de Él es exaltarnos cuando fuere tiempo. El Señor merece ser exaltado y cuando lo hacemos de todo corazón el Señor se agrada de nosotros y nos llena de su bendiciones.
Nuestra adoración es para Dios, nunca ponernos en contra del Señor sino reconocerle por lo que Él es, Dios Todopoderoso. Su castigo será contra aquellos altivos, aquellos que no se humillan ante Él.
Un día el Señor nos exaltará y recompensará por una vida de obediencia a Él. Pero los altivos serán abatidos, perderán su fuerza y terminarán reconociendo que Dios reina sobre todos, cuando sean juzgados por el Señor.
Redactado por Mauricio Aquino para Central de Sermones.
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