Un llamado al padecimiento

II. Solución al problema del Pecado

Sin embargo, la cosa no se quedó allí; el apóstol Pablo continúa aportando la solución a tan grave problema en Romanos 5:17-18Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.

La perfecta obediencia en Cristo. Filipenses 2:1-10Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. La perfecta obediencia de Jesús de Nazaret vino a ser la perfecta solución al problema del pecado. La gloria sea para nuestro Dios.

III. El llamado a la libertad

Consideremos nuevamente lo que dijo el apóstol Pedro en el pasaje base de este mensaje 1 Pedro 5:10-11Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

La enseñanza principal es que la gracia y del don de la justicia, que se recibe por medio de Jesucristo, un llamado al padecimiento por un poco de tiempo. De la manera que nuestro Salvador Jesús de Nazaret padeció en manos de los impíos y pecadores, perfeccionaría, afirmaría, fortalecería y establecería a todos los llamados por su gracia y por Su amor. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

Gracias a nuestro Padre Celestial y Padre de toda gracia por el regalo de Su Hijo amado, para salvarnos eternamente. Solo Jesucristo, puede salvarte del pecado y llevarte a Su gloria eterna. Amén.

El llamado a la libertad del pecado

Tiene la única condición de reconocer y confesar su pecado. Recibiendo a Jesús como único y suficiente Salvador. Y aquel nos llama a su gloria eterna en Jesucristo nos concederá amplia y franca entrada en el reino de Dios. Nuestros nombres serán inscritos en el libro de la vida. Filipenses 4:3Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Conclusión:

Aunque Dios nos ha llamado a un corto padecimiento en Cristo nos promete nuestra perfección espiritual puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.

Tal como lo dice el apóstol Pedro en 1 Pedro 4:1. Este pasaje se constituye en un llamado a santidad de vida que todo creyente debe vivir y buscar continuamente en Cristo Jesús, para la gloria y la honra de nuestro Padre eterno.

© Manuel S. Perdomo. Todos los derechos reservados.

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