El fuego del Espíritu Santo

“Y cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad…” Juan 16:13

Esa es la bendita promesa que Dios nos ha entregado. Podemos contar con la ayuda del Espíritu Santo en las horas más obscuras de nuestra vida.

Podemos encontrar una sola llama en su presencia y basta con esta para romper las tinieblas de la duda, el temor, la desesperación y el desánimo. Así nos ilumina y muestra la senda por la cual podemos continuar nuestro andar.

3. El Espíritu Santo Purifica

Otra de las características del fuego es su utilidad en la purificación de metales de alto valor.

No podemos dejar de lado la obra de purificación que el Espíritu Santo hace en cada uno de nosotros. Nuestros pecados son muchos cuál la arena del mar, nuestros problemas parecen interminables.

Pero para eso Cristo entrego la promesa de un consolador, de un agente purificador para poder crear un nuevo corazón y un espíritu recto dentro de cada hijo que le busca con sinceridad. No temamos a la purificación por medio de las pruebas y dificultades. Solo dejemos que nuestro corazón vaya hacia la Santificación por medio del Espíritu Santo.

Conclusión

Nuestro andar en esta vida como hijos de Dios no es para nada sencillo. A diario tenemos un enemigo que vencer, y una lucha que ganar contra nuestros deseos pecaminosos.

Pero no desistamos, tenemos a nuestro alcance la promesa más grande jamás entregada a hombre alguno. Tenemos a nuestra disposición el poder del fuego Santo, es decir el Espíritu Santo.

En esta vida nuestras prioridades muchas veces suelen alejarse de lo que el Señor desea. Nuestros sueños y anhelos contrastan con frecuencia con los designios celestiales.

Pero para eso Dios nos prometió el Espíritu Santo, para darnos luz y saber lo que el cielo espera de cada uno de nosotros. No tenemos nada que temer al futuro si confiamos en que esa luz es nuestra guía segura.

Y al entrar en una relación más estrecha con el cielo, las pruebas y dificultades serán los agentes purificadores del Espíritu Santo para hacer de nuestras vidas algo eterno.

Si hoy desea ese fuego eterno en su corazón, pídalo a Dios, y permita que su vida sea un ejemplo de lo que ese poder puede hacer en usted.

© José R. Hernández. Todos los derechos reservados.

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