Todo esto son pequeñas demostraciones de un amor tan grande como el de Dios. Y aún cuando nosotros no somos conscientes de estos detalles de amor, Él está ahí, aguardando y diciéndonos que nos ama. Que ahí estará para nosotros.
El lugar secreto – Una verdadera amistad
En la Biblia podemos encontrar varios ejemplos de amistad. Uno de ellos lo podemos ver en Santiago 2:23, donde dice que, como Abraham creyó a Dios, esto le fue contado como justicia y Dios lo llamó su amigo. Dios mismo lo llamó su amigo, ¿sabes qué es que Dios mismo te llame su amigo?
Pero este no fue el único caso en que Dios le llamó así a una persona. Más adelante, Jesús mismo les recuerda a sus discípulos que todo aquel que oye las palabras del Señor se vuelve su amigo (Juan 15:15).
Esto quiere decir que si estamos dispuestos a escuchar su voz y leer y obedecer su palabra, inmediatamente nos volvemos sus amigos. Ahora la pregunta es: ¿estamos verdaderamente dispuestos a asumir este gran honor, como lo es ser amigo de Jesús?
¿Cómo ser amigos de Jesús?
Lo primero que debemos saber es que Jesús desea ser nuestro amigo. Él anhela tener una relación cercana y profunda con nosotros.
Y si deseamos ser sus amigos, entonces cada día debemos dedicarle un tiempo solo a él, un tiempo en donde podamos contarle nuestras cosas. Si es necesario, que descarguemos nuestros problemas ante él (1 Pedro 5:7). Podemos desahogarnos, contarle lo que nos sucede en el día. Si es necesario, quebrantarnos ante él o simplemente guardar silencio.
Hay personas que piensan “yo para qué necesito contarle mis cosas a Dios, Él todo lo sabe”. Porque justamente eso hace que nuestra comunión sea más estrecha con Jesús.
¿Cómo conseguimos amigos o qué hacemos cuando nos sentimos mal? Acudimos a nuestro amigo, le contamos lo que sucedió y esperamos que nos de un buen consejo.
A él le gusta escucharnos, porque para él sus amigos lo son todo. Así que, con mayor razón debemos entender que él siempre quiere lo mejor para nosotros. Igualmente, amarlo con todo nuestro corazón, escucharlo solamente a él y sus consejos. Obedecer en todo, es la forma en que podemos ser amigos de Jesús.
¿Qué podemos concluir?
Para tener una verdadera e íntima relación con Dios, nuestro corazón debe estar dispuesto a amarlo y obedecerlo hasta el final.
El tener un lugar secreto y tomarnos el tiempo de buscarlo, es una forma de mostrarle nuestro gran amor. Por eso nuestra amistad con Jesús no debe tomarse a la ligera, ya que estamos hablando de alguien que nos ama intensamente y que nos ve como sus tesoros. Para Jesús somos un regalo valioso, somos preciada posesión, somos sus escogidos, y somos sus mejores amigos.
Redactado por C. Carrero para centraldesermones.com
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