El descanso en Dios

Si no nos apoyamos en Dios, se multiplicarán nuestras preocupaciones. Porque la lucha diaria superará nuestras fuerzas. Porque las tentaciones serán cada vez más grandes. Porque la maldad en el mundo nos golpeará cada vez más fuerte.

Por eso debemos buscar el descanso en Dios. Pero para hallar el descanso, debemos cultivar la confianza en Él. “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. (Salmo 4:8)

El descanso en Dios – La paz de la conciencia

La paz de la conciencia es la que nos hace descansar realmente. Si tenemos la conciencia atormentada por el pecado, ésta no nos dejará descansar. Remorderá nuestro pensamiento porque no tendremos paz interior.

Para lograr esta paz y este descanso, debemos convertirnos al Señor. Buscar el consuelo que nos da el arrepentimiento. Porque así hallaremos la paz que brinda el sabernos hijos de Dios.

El descanso en Dios se basa principalmente en esto, en estar en amistad con Él. Si pedimos al Espíritu Santo su fuerza, y no lo echamos con el pecado, sino que lo pedimos fervientemente en la oración, Él nos dará el descanso.

La oración

No debemos dejar de lado la oración. En ella tenemos el encuentro con Dios necesario. Allí estará nuestro diálogo con Él y allí hallaremos la respuesta a nuestras preocupaciones.

En la oración debemos buscar la iluminación del Espíritu Santo sobre nuestra vida. Para que nos muestre nuestros errores, nuestras debilidades. Y también para ver la bendición de Dios en nuestra vida, todas las cosas que Dios nos brindó gratuitamente y que muchos no poseen.

Si miramos  nuestro interior en la oración, descubriremos que son muy grandes los dones que recibimos de Dios. Y si tantas cosas recibimos de Él, ¿por qué preocuparnos por lo que nos falta? Si es para nuestro bien, Dios proveerá. Si no lo es, no conviene para nuestra salvación. En este pensamiento hallaremos el descanso.

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