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Me sedujiste, oh Jehová

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Mensajes Cristianos predica de hoy: Me sedujiste, oh Jehová

Mensajes Cristianos lectura bíblica de hoy: Jeremías 20:7

Tema: La obediencia

INTRODUCCIÒN

La apasionada historia del profeta Jeremías nos dará una enseñanza de amor y obediencia difícil de olvidar. Como muchos de los profetas de Dios, Jeremías fue uno que le tocó padecer en su propia carne los diferentes castigos que les daban en aquel tiempo a los profetas. Este profeta y sacerdote, nacido en una pequeña porción de tierra de la tribu de Benjamín; soltero, hijo de un sacerdote llamado Hilcías; sirvió a Jehová llevando una vida de conflicto a causa de sus predicciones.

Fue amenazado, juzgado por su vida, colocado en un cepo, forzado a huir de Joacín, públicamente humillado por un falso profeta y arrojado a una cisterna. El escritor del libro de Lamentaciones fue un hombre que escogió sufrir lo que le tocaba por causa del amor que sentía por Dios, y aunque muchas veces se lamentó porque su servicio a Dios le costaba dolores y sufrimientos, decidió cumplir con su misión profética hasta su muerte.

En la actualidad muchos son perseguidos en las naciones a causa del evangelio, mas sin embargo la mayoría poseemos una libertad de expresar las buenas nuevas de salvación incomparable a la de estos profetas sufridos. Esto debe llenarnos de compromiso, al saber que si Jeremías con tanta dificultad escogió obedecer en todo al Señor, cuánto más nosotros que hoy tenemos todos los recursos a nuestra disposición para hacer la obra de Dios en un mundo con una profunda necesidad de salvación.

EL PRECIO DE OBEDECER

La biblia narra un lamentable episodio en la vida del profeta Jeremías; luego de emitir una fuerte profecía; un sacerdote llamado Pasur hijo de Imer; azotó a Jeremías y para castigarlo le colocó un cepo, el cual era en aquel tiempo un instrumento de tortura para inmovilizar las manos, los pies y el cuello de la víctima. Les animo a imaginarse la escena y al profeta inmovilizado hasta el siguiente día.

Luego de la tortura Jeremías profetiza en contra de Pasur, haciéndole saber el mal que venía para él de parte de Dios y finalmente Jeremías agobiado por lo sucedido hace una oración donde nos muestra claramente su fragilidad y sus inmensas ganas de huir del llamado de Dios para él. Con sus fuertes palabras no solo se quejó como quien reclama a Dios por una tortura injusta, sino que también maldijo el día de su nacimiento tal como lo hizo el hombre más sufrido del Antiguo Testamento, Job.

¿Cuál sería la razón de peso que tendría Jeremías para continuar con esta responsabilidad después de todo lo que había padecido, sin incluir lo que posiblemente le faltaba por padecer?; sin duda la respuesta está en Jeremías 20:7.

CUANDO AMAS ERES OBEDIENTE

La Seducción es el acto de hacer sentir a una persona atraía y enamorada. Lo que Jeremías insinuaba en su oración era muy claro, Dios lo había enamorado, lo había atraído con un llamado muy especial, (Jeremías 1:5-8). Desde entonces el profeta dedicó su vida tal como le había dicho Dios, a todo lo que Dios le enviaba él iba, y todo lo que le decía que hiciese lo hacía; una total y fiel obediencia. No obstante comenzaron los problemas para este profeta y las torturas que recibió lo llevaron al punto de querer hacer una carta de renuncia para Dios.

Jeremías se sentía derrotado, como muchos de nosotros en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido. Que aun haciendo la voluntad de Dios padecemos por las aflicciones de este mundo y a nuestra manera de pensar nos parece un poco injusto. Sin embargo, en esta misma carta de renuncia el profeta no solo reconoce que Dios lo enamoró; sino que por más que él deseaba dejarlo todo y olvidarse de su llamado, (Jeremías 20:9); no podía con un fuego que ardía tan fuerte en su corazón por Dios.

En primera carta a los Corintios, podemos apreciar como el Apóstol Pablo inicia describiendo el amor como “Sufrido”, (1 Corintios 13:4). A la luz del significado de la palabra sufrido podemos interpretar que el amor es paciente, no responde con violencia, está preparado para recibir cualquier ofensa y mantiene la calma. Es decir, si amas a Dios nunca encontraras una razón suficiente para alejarte de él; cuando le amas no es que no piensas en volver atrás, es pensarlo y aun así no poder hacerlo.

EL PROPÓSITO DETRÁS DEL SUFRIMIENTO

Nuestro servicio a Dios va siempre inclinado en hacer su voluntad, conocer cuál es el propósito que él tiene para nosotros y obedecerlo. Considerando esto nos dedicamos a servir dentro y fuera de nuestras congregaciones, llevando la palabra del Señor, discipulando, ministrando, enseñando, adorando y muchas cosas más que nos demanda la vida cristiana. Sin embargo, nunca se hacen esperar los ataques del enemigo en contra de los servidores del Señor.

Muchos pudieran interpretar como injusto o contradictorio que una persona con su fe puesta en Dios, con toda una vida entregada a su ministerio, fiel, de intachable reputación; pueda estar padeciendo los efectos de un cáncer en su cuerpo; o que sufra la pérdida de un ser querido, o tal vez más a pegado a la realidad de Jeremías, sea fuertemente castigado por llevar el mensaje de Dios.

¿Se supone que como cristianos deberíamos llevar una vida color de rosas? La verdad es que si nuestro mayor ejemplo ha sido el Señor Jesucristo, quiere decir que no estamos en esta tierra precisamente para llevar una vida color de rosas. Por el contrario, Jesús siendo el hijo de Dios, sin ninguna mancha de pecado; recibió el peor castigo de la humanidad a causa de revelarnos la verdad del Padre.

CONCLUSIÓN

Si alguna vez te has preguntado porque si haces lo correcto ante Dios, tratas de cumplir su voluntad y tu situación personal desmejora y sientes que ya no puedes seguir a causa de tus problemas; te invito a recordar las vivencias de estos hombres que Dios usó y padecieron mucho sufrimiento a causa de hacer la voluntad de su Dios. A decir verdad nuestros problemas mayormente no se comparan a lo que ellos vivieron, a pesar de todo nos deja gran enseñanza al amar y obedecer a Dios por encima de sus propias vidas.

© José M. Vallin. Todos los derechos reservados.

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