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Confiar en el nombre del Señor

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Mensajes Cristianos Predica de Hoy: Confiar en el nombre del Señor: Un Mensaje de Esperanza y Fe

Mensajes Cristianos Lectura Bíblica: Salmo 9:10

Introducción

Confiar en el nombre del Señor

Permítanme compartirles algo desde el corazón. Cuando hablamos de confiar en el nombre del Señor, no estamos hablando de algo superficial. No, estamos hablando de algo que llega al núcleo de quiénes somos como hijos e hijas de Dios.

¿Alguna vez han tenido un día tan difícil que se preguntaron dónde estaba Dios en todo eso? Yo sí. Y es en esos momentos cuando el Salmo 9:10 cobra vida para mí. Confiar en el nombre del Señor es como tener un faro en medio de una tormenta. Aunque las olas sean altas y el viento fuerte, ese faro nos guía a puerto seguro. Y ese puerto es Dios. Como nos dice Isaías 26:4, ‘Confiad en Jehová perpetuamente; porque en Jehová está la fortaleza de los siglos‘.

Así que, cuando digo confiar en el nombre del Señor, quiero decir que es como tener un abrazo eterno del Padre, disponible en cada momento, en cada desafío. Es saber que, pase lo que pase, Él está ahí, sosteniéndonos.

Y ahora, queridos hermanos y hermanas, si me permiten, quisiera llevarlos a un nivel más profundo de este tema. ¿Cómo se ve esta confianza en nuestras vidas diarias? ¿Cómo la vivimos de manera que otros puedan ver ese faro en nosotros? Vamos a explorar esto en el siguiente punto de nuestra reflexión de hoy.

I. Conocer el nombre del Señor: La Base de la Confianza

Conocer a Dios es como conocer el corazón de un padre amoroso. Y cuando conocemos ese corazón, nuestra confianza en Él se dispara. No es una confianza ciega, sino una confianza basada en el amor y la fidelidad que hemos experimentado de Él (Juan 17:3).

Es como cuando un niño pequeño salta desde una altura, sabiendo que su padre lo atrapará. Ese niño confía porque conoce el amor de su padre. De la misma manera, cuando conocemos el amor de Dios, saltamos en los brazos de la fe, sabiendo que Él nos sostendrá. Como nos dice Proverbios 3:5-6, ‘Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.’

Así que, querida congregación, si quieren confiar más en Dios, busquen conocerlo más. Pasen tiempo en Su palabra, hablen con Él en oración y observen cómo ha trabajado en sus vidas y en las vidas de otros. Verán que su confianza en Él crecerá como nunca antes. Como nos dice el Salmo 119:105, ‘Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino‘. La Palabra de Dios es clave para conocerlo más.

Ahora, con este fundamento de confianza y conocimiento, ¿cómo podemos aplicar esto en nuestras vidas cotidianas? ¿Cómo se manifiesta esta confianza en nuestras acciones, en nuestra comunidad y en nuestro caminar con Dios? Vamos a sumergirnos en esto en nuestro próximo punto.

II. La Confianza en Tiempos de Prueba

¿No es reconfortante saber que tenemos un Dios que está con nosotros en cada paso del camino? No importa lo oscuro que parezca el túnel, la luz de Dios siempre brilla al final. Él es nuestra roca y nuestro refugio, como bien dice el Salmo 18:2. En los momentos de incertidumbre, podemos encontrar certeza en Él.

Y quiero que se graben en el corazón las palabras de Deuteronomio 31:6. “Dios jamás nos abandona“. No importa cuán solos nos sintamos, no importa cuán desesperada parezca la situación, Dios está ahí. Su presencia es constante, incluso cuando no la sentimos. Y no olvidemos que también estamos llamados a ‘llevar las cargas los unos de los otros, y cumplir así la ley de Cristo’ como nos enseña Gálatas 6:2.

Por lo tanto, cuando la vida nos lance desafíos, no perdamos la fe. Más bien, aferrémonos a Dios como nunca antes. Confiemos en que Él nos guiará, nos protegerá y nos dará la fuerza para superar cualquier obstáculo.

Ahora bien, si Dios es nuestra roca y nuestro refugio en tiempos de pruebas, ¿cómo podemos compartir esa confianza con los demás? ¿Cómo podemos ser un faro de esperanza en un mundo que tanto lo necesita? Una forma es compartiendo nuestras experiencias de cómo Dios ha actuado en nuestras vidas, tal como nos enseña Mateo 5:16, ‘Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos‘.

Ahora que hemos hablado de cómo confiar en Dios durante las pruebas, veamos cómo esa confianza se convierte en una acción continua en nuestras vidas.

III. Buscar a Dios: La Acción de Confiar

Confiar en Dios no es algo que hacemos una vez y ya está. Es una relación viva y activa con nuestro Padre celestial. Como bien nos enseña Mateo 7:7, ‘pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá‘. Y como nos recuerda Santiago 4:8, ‘Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros‘. ¿Ven? La confianza en Dios se fortalece cuando lo buscamos activamente.

La oración no es solo un acto de devoción; es una conversación con Dios. Cuando leemos su Palabra, no solo estamos leyendo un libro; estamos escuchando directamente de Dios.

Y cuando nos reunimos en comunidad, no solo estamos socializando; estamos siendo el cuerpo de Cristo aquí en la Tierra.

Como nos exhorta Hebreos 10:25, ‘no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca‘.

Por eso, cada vez que oramos, cada vez que abrimos la Biblia, y cada vez que nos reunimos en el nombre de Jesús, estamos depositando nuestra confianza en Dios. Estamos diciendo: “Señor, creo en Ti, confío en Ti, y sé que Tú tienes el control”.

Entonces, queridos hermanos y hermanas, la confianza en Dios es más que un sentimiento; es una forma de vida. Es una decisión diaria de buscar a Dios en cada momento, en cada circunstancia. Y cuando hacemos eso, no solo fortalecemos nuestra propia fe, sino que también nos convertimos en un testimonio viviente para los demás.

Conclusión

Hoy hemos caminado juntos por un sendero espiritual que nos ha llevado a entender más profundamente lo que significa confiar en el nombre del Señor. Hemos aprendido que la confianza en Dios no es un acto aislado, sino una relación continua y activa con Él. Hemos visto cómo esa confianza se manifiesta en nuestras vidas, especialmente en los momentos de prueba, y cómo se fortalece cuando buscamos a Dios de manera activa.

Ahora bien, ¿qué haremos con todo esto que hemos aprendido? ¿Nos quedaremos de brazos cruzados o tomaremos medidas para vivir una vida de confianza constante en Dios? La decisión es nuestra, pero quiero recordarles algo muy importante: la confianza en Dios es como una semilla. Si la plantamos en nuestros corazones y la cuidamos, dará frutos que bendecirán nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean.

Así que, al salir de aquí hoy, les insto a que hagan de la confianza en Dios una práctica diaria. No solo será un regalo para ustedes mismos, sino también un faro de esperanza para los demás. Y lo más importante, será una ofrenda agradable a nuestro Padre celestial. Recuerden, como nos advierte Santiago 2:17, ‘la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma‘. Así que pongamos nuestra confianza en acción.

Entonces, queridos hermanos y hermanas, al enfrentar cada nuevo día, recordemos siempre que confiar en el nombre del Señor es más que palabras; es una forma de vida que nos acerca más a Él y nos permite ser un reflejo de Su amor y Su gracia en este mundo.

Que el Señor les bendiga abundantemente en este viaje de confianza en Él. Amén.

© Hilda Hernández. Todos los derechos reservados.

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