Mensajes Cristianos
Mensajes Cristianos Prédica de Hoy: El Poder de tus Palabras
Versículo Principal: Proverbios 18:21
Introducción
Las palabras que decimos tienen un poder inmenso, más de lo que muchas veces somos conscientes. Cada día usamos palabras para expresarnos, para comunicarnos con los demás, y para influir en nuestras relaciones. Sin embargo, la Biblia nos recuerda lo poderosa que es nuestra lengua.
En la lectura de la palabra de Dios hoy se nos dice: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.“
Este mensaje tiene como objetivo reflexionar sobre el poder que tienen nuestras palabras, cómo pueden afectar a los demás, y cómo debemos usarlas para edificar y bendecir.
I. El Poder de Tus Palabras para Dar Vida o Muerte
Este versículo nos enseña claramente que nuestras palabras tienen el poder de producir vida o muerte. Las palabras que decimos pueden levantar a una persona, traer consuelo, o pueden derribar, causando daño profundo.
A lo largo de nuestras vidas, todos hemos experimentado ambos lados de este poder: palabras de aliento que nos llenan de esperanza y palabras hirientes que dejan cicatrices emocionales.
Santiago 3:5 compara nuestra lengua con un fuego: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”
Este versículo nos recuerda lo pequeño que es nuestro órgano de la lengua, pero cuán grandes son las consecuencias de su uso. Como cristianos, debemos estar conscientes del impacto que nuestras palabras tienen en los demás.
II. Cómo Tus Palabras Reflejan Nuestro Corazón
El Señor nos enseña que lo que decimos refleja lo que hay en nuestro corazón. En Lucas 6:45, leemos: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.“
Esto nos lleva a reflexionar sobre lo que habita en nuestro interior. Si nuestras palabras son constantes críticas, quejas o palabras hirientes, eso refleja un corazón que necesita ser transformado por el amor y la gracia de Dios.
Si nuestras palabras son de aliento, compasión y verdad, reflejamos el corazón de Cristo. La lengua es una ventana que revela lo que llevamos dentro. Por lo tanto, es crucial que continuamente pidamos a Dios que transforme nuestro corazón para que nuestras palabras reflejen Su amor y gracia.
III. Usando Tus Palabras para Edificar y Bendecir
Como creyentes, estamos llamados a usar nuestras palabras para edificar y bendecir a los demás. En Efesios 4:29, Pablo nos exhorta diciendo: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.“
Nuestras palabras tienen la capacidad de construir a otros y de traer bendición a sus vidas. A veces, una palabra de aliento, un “gracias,” o simplemente expresar amor puede marcar la diferencia en la vida de alguien.
Nuestro desafío es ser conscientes de lo que decimos, permitiendo que nuestras palabras sean una fuente de vida, paz y verdad. Cuando estamos llenos del Espíritu Santo, nuestras palabras deben reflejar el amor de Dios y ser una herramienta para Su gloria.
Conclusión
La Biblia nos enseña que el poder de nuestras palabras es inmenso. Pueden traer vida o muerte, edificar o destruir. Hoy, te invito a reflexionar sobre las palabras que has usado en tu vida. ¿Estás usando tus palabras para bendecir y edificar?
Si te das cuenta de que algunas de tus palabras han causado daño, es el momento de pedirle a Dios que transforme tu corazón y te enseñe a hablar con amor y verdad.
Dios nos ha dado el don del lenguaje, y con Su ayuda, podemos usarlo para reflejar Su amor, traer esperanza, y ser una bendición para quienes nos rodean. Que nuestras palabras, como dice el Salmo 19:14, sean siempre “agradables delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.“
© Hilda Hernández. Todos los derechos reservados.
En verdad Tremenda enseñanza, me gustó mucho, ayer la predique y me llene de Sabiduría, la recomiendo a los predicadores