El Poder del Perdón

Hilda Hernández

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El Poder del Perdón | Mensajes Cristianos

Tema: Lecciones de Misericordia y Compasión

Lectura Principal: Mateo 18:24-35

“Entonces, aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.”

Introducción

Hermanas, ¿alguna vez han sentido lo difícil que puede ser perdonar a alguien que las ha lastimado? El perdón no siempre es fácil, pero Jesús nos enseñó que es esencial para vivir en libertad espiritual. En la parábola del siervo inmisericorde, relatada en Mateo 18:24-35, Jesús nos muestra cómo el perdón de Dios hacia nosotras debe reflejarse en la forma en que tratamos a los demás.

Esta historia no solo nos habla de misericordia y compasión, sino también de las consecuencias de un corazón endurecido. Hoy, exploraremos esta parábola para comprender cómo el poder del perdón puede transformar nuestra vida y nuestra relación con los demás.

La Deuda Inmensa: La Misericordia de Dios

Jesús comienza la parábola hablando de un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Uno de ellos le debía una suma tan grande que era imposible de pagar. En Mateo 18:26, el siervo, desesperado, suplicó: “Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.” El rey, movido a misericordia, decidió perdonarle toda la deuda.

Este acto representa el perdón de Dios hacia nosotras. Nuestra deuda espiritual, causada por el pecado, era imposible de saldar por nuestros propios medios. Sin embargo, en Su amor infinito, Dios nos ofreció el perdón a través de Jesús. Como dice Salmos 103:12: “Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.”

La misericordia de Dios no depende de lo que merecemos, sino de Su gracia. Por eso, recibir Su perdón debería llenarnos de gratitud y humildad, impulsándonos a mostrar esa misma compasión hacia los demás.

El Corazón Endurecido: La Falta de Compasión

A pesar de haber sido perdonado, el siervo no mostró la misma compasión cuando encontró a un compañero que le debía una cantidad mucho menor. En lugar de perdonarlo, lo hizo encarcelar. Jesús enfatiza la gravedad de esta actitud en Mateo 18:32-33, cuando el rey le dice: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?”

Este contraste nos enseña que la falta de perdón endurece el corazón y nos aleja de la gracia de Dios. La falta de compasión hacia quienes nos han ofendido no solo daña nuestras relaciones, sino que también afecta nuestra paz interior. Jesús nos advierte en Mateo 6:14-15: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial. Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”

El Poder Transformador del Perdón

Perdonar no significa justificar el daño recibido, sino liberarnos del peso del rencor. El perdón trae sanidad emocional y espiritual, permitiéndonos vivir con paz y libertad. Como dice Colosenses 3:13: “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro; de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”

Cuando elegimos perdonar, reflejamos el carácter de Cristo y abrimos nuestro corazón para recibir Su paz. Además, el perdón fortalece nuestras relaciones y nos permite vivir conforme al propósito de Dios. Recordemos que el perdón no es un sentimiento, sino una decisión que tomamos por obediencia y amor a Dios.

Cómo Practicar el Perdón en Nuestra Vida Diaria

El perdón comienza con un corazón dispuesto. Primero, debemos reconocer nuestra propia necesidad de la misericordia de Dios. Esto nos ayuda a ser más comprensivas y compasivas con los demás. Luego, debemos decidir perdonar, incluso si no sentimos ganas de hacerlo. El perdón es un acto de fe que trae libertad y restauración.

Además, es importante orar por quienes nos han herido. Jesús nos enseñó en Mateo 5:44: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.” La oración no solo cambia nuestro corazón, sino que también abre la puerta para que Dios obre en la vida de quienes nos han ofendido.

El Resultado del Perdón: Libertad y Paz

La parábola concluye con una advertencia seria: quien no perdona a los demás, tampoco recibirá el perdón de Dios. Sin embargo, la enseñanza central es que el perdón trae libertad. Cuando elegimos perdonar, rompemos las cadenas del resentimiento y abrimos nuestro corazón a la paz de Dios.

Como dice Efesios 4:32: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” El perdón refleja el amor de Dios y nos permite vivir con un corazón libre y pleno.

Conclusión

Hermanas, el poder del perdón no solo transforma nuestras relaciones, sino también nuestro corazón. La parábola del siervo inmisericorde nos recuerda que, así como Dios nos ha perdonado, debemos mostrar misericordia y compasión hacia los demás. No permitas que el resentimiento robe tu paz. Elige perdonar y experimenta la libertad y el gozo que solo Dios puede dar.

Así que, en cada situación, recuerda: “Renueva tu amor por Dios; en Él encontrarás fuerza y dirección para cada paso de tu vida.”

Recuerda siempre: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.Josué 1:9

© Hilda T. Hernández. Todos los derechos reservados.

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Hilda Hernández
Autor

Hilda Hernández

Soy una devota cristiana y esposa del pastor José Hernández. Junto a José, hemos dedicado nuestras vidas al servicio de nuestra comunidad a través de la Iglesia Cristiana El Nuevo Pacto. Como esposa de un pastor, mi papel va más allá de ser el soporte de mi esposo. También asumi un papel activo en nuestra iglesia, en ocasiones ministrando la palabra de Dios, y ministrando a traves de la musica. Creo firmemente en el poder de la oración y en la importancia de vivir una vida que refleje el amor y la bondad de Cristo. Mi objetivo es inspirar y alentar a las mujeres de nuestra comunidad a crecer en su fe y a vivir vidas llenas de propósito y amor.

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