Avanzando hacia el Reino de Dios

Samuel Cardozo

Avanzando hacia el Reino de Dios

Avanzando hacia el Reino de Dios

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Avanzando hacia el Reino de Dios | Mensajes Cristianos

Mensajes Cristianos Texto base: Hebreos 12:1

Introducción

La vida cristiana no es un estado de estancamiento, sino un camino de avance. El objetivo del creyente es crecer en la fe, madurar en el carácter y ser transformado a la imagen de Cristo (Romanos 8:29). Sin embargo, este proceso no ocurre automáticamente; requiere esfuerzo, perseverancia y una relación íntima con Dios. Hebreos 12:1 nos da una guía clara sobre cómo debemos avanzar en nuestro caminar espiritual.

Nos recuerda que no estamos solos en esta carrera, que hay cosas que debemos dejar atrás y que debemos correr con paciencia. En este sermón, exploraremos cada uno de estos aspectos para entender cómo podemos avanzar hacia el Reino de Dios con determinación y fe.

1. Una gran nube de testigos

El pasaje de Hebreos 12:1 inicia recordándonos que estamos rodeados de una “gran nube de testigos”. ¿Quiénes son estos testigos? Son los héroes de la fe mencionados en Hebreos 11, personas que, a pesar de pruebas y dificultades, se mantuvieron fieles a Dios.

Desde Noé, que construyó un arca sin ver lluvia, hasta Abraham, que dejó su tierra sin saber a dónde iba, todos ellos confiaron en Dios y avanzaron sin rendirse. En nuestros tiempos, también podemos encontrar testigos fieles: hermanos en la fe que han soportado enfermedades, vejez o pruebas difíciles, pero siguen firmes en su relación con Dios.

Sus testimonios nos animan y nos recuerdan que la fidelidad a Dios vale la pena. Si ellos pudieron avanzar, nosotros también podemos.

2. Despojarnos de todo peso

El escritor de Hebreos nos exhorta a despojarnos de todo peso. En la antigüedad, los atletas corrían con la menor cantidad de ropa posible para no ser obstaculizados. En nuestra vida cristiana, también debemos dejar atrás aquellas cosas que nos impiden avanzar. Algunas de estas cargas incluyen:

Preocupaciones: El prefijo “pre-” significa “antes de”, lo que implica que nos ocupamos antes de tiempo por cosas como las finanzas, la salud y el futuro. Jesús nos enseñó en Mateo 6:34 que no debemos afanarnos por el día de mañana, porque cada día trae su propio afán.

Distracciones: El trabajo, los pasatiempos, los juegos, la familia y las cosas materiales pueden volverse distracciones si ocupan el lugar de Dios en nuestra vida. La sociedad de consumo fomenta la acumulación innecesaria, lo que también puede ser un peso.

Relaciones tóxicas: Personas que nos alejan de Dios, nos llevan a desobedecer su Palabra o nos desgastan emocionalmente pueden ser un obstáculo en nuestro caminar espiritual.

Miedos: Temores como el fracaso, el rechazo y la incertidumbre pueden paralizarnos. Pero Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio (2 Timoteo 1:7). Debemos evaluar constantemente qué cosas están impidiéndonos avanzar y hacer los ajustes necesarios para caminar más ligeros en la fe.

3. Despojarnos del pecado

Hebreos 12:1 también nos llama a despojarnos del pecado, el cual nos asedia y nos impide correr la carrera cristiana. La palabra griega para pecado, “amartía”, significa errar el blanco. Esto nos recuerda que el pecado nos desvía del propósito de Dios para nuestras vidas.

1 Corintios 6:9-10 nos advierte sobre pecados que pueden alejarnos del reino de Dios, como la idolatría, la inmoralidad y la avaricia. Sin embargo, la gracia de Dios nos ofrece perdón y restauración si nos arrepentimos.

Proverbios 28:13 nos dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. No podemos avanzar en nuestra vida cristiana si llevamos una carga de pecado. Dios nos llama a confesar, arrepentirnos y buscar la santidad cada día.

4. Correr con paciencia

Finalmente, el pasaje nos exhorta a “correr con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Esto significa avanzar con constancia, sin desesperarnos. No se trata de correr apresurados, sino de dar un paso a la vez, avanzando cada día en nuestra relación con Dios.

La clave es la perseverancia: no detenerse a pesar de los obstáculos, confiando en que Dios nos fortalecerá (Filipenses 4:13). En 2 Timoteo 4:7, el apóstol Pablo declara: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.

Pablo entendió que la vida cristiana es una carrera de resistencia, no de velocidad. A veces nos desanimamos porque sentimos que no avanzamos lo suficiente, pero lo importante es no detenernos. Aunque el crecimiento espiritual puede ser lento, lo que realmente importa es mantenernos en la dirección correcta.

Conclusión

Avanzar hacia el Reino de Dios requiere determinación y esfuerzo. No podemos estancarnos ni conformarnos con donde estamos. La vida cristiana es un proceso continuo de transformación. Para avanzar debemos:

  • 1. Seguir el ejemplo de los testigos fieles que nos han precedido.
  • 2. Despojarnos de todo peso y distracción que nos impida crecer espiritualmente.
  • 3. Apartarnos del pecado, confesándolo y buscando la santidad.
  • 4. Correr con paciencia, sabiendo que Dios está con nosotros en cada paso del camino. La meta final es llegar a la presencia de Dios y recibir la corona de justicia (2 Timoteo 4:7-8).

No permitamos que las distracciones, preocupaciones o el pecado nos impidan alcanzar la recompensa eterna.

¡Corramos la carrera con los ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2)!

Él nos dará la fuerza para avanzar y completar nuestra misión en esta tierra. Que nuestra oración sea: “Señor, ayúdame a seguir adelante, a no rendirme y a mantenerme fiel hasta el final”. Amén.

© Samuel Cardozo. Todos los derechos reservados.

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Samuel Cardozo
Autor

Samuel Cardozo

Le sirvo al Señor y deseo serle fiel hasta el final predicando la palabra de Dios en todo momento.

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