Venciendo la Oposición | Mensajes Cristianos
Introducción
Hermanos, todos enfrentamos oposición. Algunos la encuentran en las circunstancias, otros en su pasado, y muchos en su interior. Pero cuando el deseo de ver a Cristo es sincero, nada puede detenernos. En Lucas 19:1–10 vemos a un hombre que venció obstáculos personales y sociales para encontrarse con el Señor: Zaqueo.
Este mensaje no es solo sobre él. Es sobre nosotros. Porque el mismo llamado que recibió Zaqueo, lo hemos recibido todos.
Zaqueo: un hombre despreciado, pero determinado
Zaqueo era jefe de los publicanos. En los días del Imperio Romano, eso lo convertía en un cobrador de impuestos odiado. No solo trabajaba para el opresor, sino que aprovechaba su puesto para enriquecerse a costa del pueblo. Era corrupto, y todos lo sabían.
Además, la Biblia dice que era pequeño de estatura (ver. 3). Esto puede parecer un detalle menor, pero tiene peso: la multitud nunca lo habría dejado pasar al frente. Así que, despreciado por su conducta, limitado físicamente, y bloqueado por la gente, Zaqueo tenía todo en contra.
Pero algo había despertado en él. Deseaba ver a Jesús. Y ese deseo lo empujó a correr, a subirse a un árbol, y a no dejarse vencer por nada.
El encuentro con Jesús
En medio de la multitud, Jesús se detuvo. Miró hacia arriba y le dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” (ver. 5)
Jesús no lo había conocido antes. No lo había visto en persona. Pero lo llamó por su nombre. Porque así es el Señor. Él conoce a los suyos. Isaías 43:1 dice: “Yo te puse nombre, mío eres tú.” Cristo no se equivoca cuando llama. Él sabía quién era Zaqueo y lo que había en su corazón.
Lo que siguió fue un milagro silencioso: el arrepentimiento sincero de un corazón que había sido tocado por la presencia del Salvador.
Zaqueo se puso en pie y dijo: “La mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.” (ver. 8) Su cambio fue inmediato. No solo dijo “creo”, sino que dio frutos de arrepentimiento.
Jesús respondió con una declaración poderosa: “Hoy ha venido la salvación a esta casa.” (ver. 9)
Jesús sigue llamando por nombre
Hermanos, Zaqueo fue llamado, transformado y restaurado. Pero no fue por su riqueza ni por su posición. Fue porque tenía un deseo real de ver al Señor.
Ese mismo llamado lo hace Cristo hoy. Juan 10:3-4 dice: “Y a sus ovejas llama por nombre… y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.”
El Señor continua llamando, pero es a nosotros que nos toca vencer la oposición. En ocasiones es bullicio de este mundo, la multitud que nos rodea. En otras ocasiones puede ser el cansancio, el pecado, la rutina, o la voz del pasado. En la oposición es grande, y si no corremos hacia Él, si no hacemos lo que hizo Zaqueo, entonces nos perdemos la oportunidad de tener un encuentro personal con nuestro Señor.
Conclusión: Corriendo hacia Cristo
Zaqueo no caminó, él corrió, se subió en un árbol e ignoró el desprecio. Él venció la multitud, y buscó el rostro del Señor. Y Jesús respondió a ese esfuerzo con presencia, palabra, y salvación.
Aquí está la aplicación, hermanos: nosotros también tenemos que correr. No podemos dejar que nada —ni el pasado, ni la gente, ni el desánimo— nos impida conocer a Cristo íntimamente.
Hoy en día muchos conocen de Jesús, pero pocos lo conocen en lo íntimo. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque pocos toman tiempo para orar, estudiar Su Palabra, escuchar Su voz. Y eso abre la puerta al engaño. Porque como dice 2 Corintios 11:14, “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.”
¿Que les estoy diciendo con esto? Lo que les estoy diciendo es que si no desarrollamos una relación profunda con el Señor, si no aprendemos a discernir Su voz, entonces podemos ser confundidos fácilmente.
Zaqueo venció la oposición. Y tú también puedes hacerlo. No esperes condiciones ideales. No digas “cuando tenga más tiempo” o “cuando esté más fuerte espiritualmente”. El momento es ahora.
Cristo quiere entrar en tu casa. Quiere llamarte por nombre. Quiere transformarte como transformó a Zaqueo. Pero espera que des el paso, que corras hacia Él, que te subas al árbol si es necesario.
Porque al que le busca con sinceridad, Él se le revela con poder.
© Juan C. Planterio. Todos los derechos reservados.