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¡Maldice a Dios y muérete!

Texto: Job 2: 7-10

En este devocional quiero hablarles de Job; un hombre que sufrió como pocos, angustiado hasta lo más profundo de su alma y de su cuerpo. Su historia puede leerse en La Biblia, en el libro que lleva su nombre.

Dice el texto que sirve de guía a esta meditación, que Satanás “hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza…”. Los pasajes anteriores, mencionan además, las pérdidas físicas y de bienes que padeció.

En el Cap. 1, versículo 1, se describe a Job como: “Un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal…”.

Asimismo, Job, estaba cercado por la bendición de Dios. Satanás lo sabía y lo menciona estando en presencia del Señor diciendo: “…Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No les cercado alrededor de él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra” (Job 1: 9 al 10)

Hasta aquí, todo venía bien para lo que hoy consideraríamos “un buen hombre… un buen creyente….”

Más la historia la sabemos: incitado por Satanás, Dios permite que éste avance contra Job, la vida de sus hijos y sus posesiones, hasta dejarlo despojado aún de su salud, como leemos en el texto seleccionado al principio.

Ahora, bien. No sé que fue mayor dolor para Job: si la dureza de su prueba, o aguantar a su mujer! Atención: no soy anti-feminista! (aclaro…) Pero, ¡qué lucha esta esposa para este varón!

Imaginemos la escena…. Job rascándose las llagas de su sarna con una teja…. sentado en ceniza… quebrado económicamente…. en duelo por la pérdida de sus hijos…. Y su esposa – que estaba igual de dolida pero sin sarna – en vez de consolar a su marido y aliviar su carga emocional…. denota su ira, su bronca por lo repentino y doloroso de la situación zahiriéndolo (mortificándolo) verbalmente.

No fue casual la embestida: el objetivo de este “lengüetazo”, era que Job se “sacara” y atendiendo a la voz de su mujer, “dejara de insistir en ser bueno” y finalmente maldijera a Dios.

¡Ah, estas esposas!

Pero, ¿no nos pasa algo similar a los creyentes en sus pruebas?

No hay por ahí, alguien cercano, que impaciente trata que perdamos la paz y el dominio propio a ejercitar en momentos de tensión, dolor o dificultad?.

Pareciera que la meta de estas personas es que “estallemos” (ergo: se nos “salte la cadena”, “vuele el fusible”, “nos salte el indio…”, etc)

Me gusta la respuesta de Job: “…como cualquiera de las gentes tontas (sin entendimiento) has hablado….” Puedo dar fe, por experiencia, que esto es cierto: en los momentos difíciles, gente tonta se te acerca para desenfocarte…

Esa gente es la del tipo que no sabiendo qué decir – por ejemplo ante la pérdida de un ser querido – se acercan en un velorio a consolar declarando: “Dios tiene un jardín lleno de flores hermosas y necesitaba otra flor… y se llevó a tu familiar…” Y dígame algo: ¿si Dios tiene semejante jardín lleno de flores, para qué quiere mi flor?

Señor…. ¡cómo crispa gente así!

Pero el caso de la mujer de Job, a la tontera, le añade la rebeldía de NO ACEPTAR un designio tortuoso, enojándose con Dios, para a la postre lograr que Job le maldiga junto a ella.

¡Ay! de nosotros cuando se nos pega gente así! Huyamos rápidamente de ellas, antes que se nos peguen sus malos modos!

Creo, que debemos tener un “CENTINELA” en nuestros oídos, en nuestra mente… para que cada vez que se acerca un comentario pida el “santo y seña…” dejando pasar lo que edifica, y echando fuera lo que es perjudicial para el alma y el corazón.

Job no comprendía cabalmente el por qué ni el para qué de su sufrimiento repentino. Desconocía que era Dios quien estaba detrás de su dolor, examinando su vida, para a la postre ser aprobado y doblemente bendecido. (Job 42: 10-17)

Es interesante las palabras que Job expresa reconociendo la SOBERANÍA de DIOS, obrando SU voluntad: “¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” Cuánta sabiduría hallamos en esta respuesta… Y qué enseñanza para nuestra vida cotidiana podemos aplicar de esto…

Termina el texto diciendo: “En todo esto no pecó Job con sus labios”. Grande Job!
Qué ejemplo!

Hasta la próxima…….

Pero espere, espere Pastor… no termine ahí…. me puede decir ¿qué pasó con la esposa de Job? ¿le cayó un rayo en la cabeza? ¿se la tragó la tierra? ¿vino el rapto y se la llevó Dios a vaya saber donde…?

Ah… la esposa de Job… sí…. A ver, a ver… déjeme ver…. La Biblia no dice más nada de ella excepto que al final, bendijo Dios el postrer estado de Job y tuvo siete hijos y tres hijas (podemos suponer que con la misma mujer, que era hermosa como sus hijas; cuestión de ADN vió? – Ver. Job 42:15)

Entonces, parece que entró en razón? Así es… y bendecida por Dios y por su esposo, no tengo dudas que JAMÁS volvió a enojarse con el Señor….

¡Qué buen final! Sí; lo és.

Ahora sí, hasta la próxima!

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