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Él es mi amigo

Es usual que a lo largo de nuestras vidas, haya personas que nos decepcionen, nos defrauden y tiren por tierra todo cuanto hasta ese momento habíamos pensado de ellas.

En nuestro paso por la vida muchas serán las veces que seremos sorprendidos al ver la verdadera cara de alguien que pensábamos que era de una forma, pero que un buen día descubrimos que solo tenía un disfraz. Si bien es una bendición contar con personas a nuestro alrededor con las que podamos contar, no debemos idealizar a nadie y estar preparados para la triste realidad de que algún día seremos impactados por la triste realidad de que alguien en quien teníamos puestas nuestras esperanzas, no era otra cosa que un gato disfrazado de liebre.

Sin ser un pesimista ni mucho menos, eso es lo que se puede esperar cuando nuestras esperanzas se enfocan en seres humanos, que aunque no todos traicionan las expectativas que tenemos de ellas, idealizarlos sería abrir las puertas de nuestro corazón a la decepción-

Sin embargo, cosa paradójica, hace dos mil años en La cruz que se levantó en el Gólgota un Dios que se despojó de su gloria fue clavado en un madero y según dice la Biblia por el gozo puesto delante de Él, sufrió la muerte menospreciando el oprobio. Confieso que cuando leí la palabra “gozo” por primera vez, el cuestionamiento que hice fue ¿cuál gozo).

No se cuan atractivo resultará nadie antes de venir a Cristo, pero en mi caso particular, eran incontables las miserias humanas que afeaban mi vida y que según mi lógica humana difícilmente podrían ser causa de gozo para nadie, pero (que bueno que hay un pero) Jesús entregaba su vida en el Calvario avizorando el futuro en espera de que yo un día le reconociera como mi Señor y Salvador, para iniciar una vida de relación con Él de manera tal que pudiera considerarme su amigo.

Un amigo que difiere de los amigos que cosechamos en este mundo, en que ha prometido bendecirnos y no dejará caer uno solo de nuestros sueños a tierra sin que antes podamos ver su mano obrando hábilmente a favor de nosotros.

¿Te han decepcionado algunas personas en las que confiabas? Súbete a la carroza de los decepcionados, pero la buena noticia es que si eres amigo de Jesús, entonces tienes a alguien que nunca falla de tu lado-

“…Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando…” (Jn 15:14)

Que puedas descansar en la confianza de que Jesús es tu amigo, y puedas tener una vida llena de bendiciones. Recuerda: ¡ese amigo no falla!

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